Rafa Cerdá Torres. Abogado.
Tanto hablar de ellas y en apenas tres semanas, ocuparan todos los recovecos de la información. Me refiero a las elecciones autonómicas y municipales, esas que han adquirido una trascendencia tan grande a nivel mediático y sobre las que algunas formaciones políticas cifran todas sus esperanzas, no porque piensen en las excelencias de las propuestas lanzadas a los potenciales electores, al contrario. Huelen poder y a pesar de su disimulo, ya lo saborean.
Según los resultados que arrojan las encuestas, las contundentes mayorías disfrutadas por el Partido Popular en casi todo el territorio valenciano, serán un recuerdo a partir del próximo domingo 24 de mayo. La configuración de las Alcaldías y del nuevo Consell de la Generalitat, presenta un escenario abierto donde todas las hipótesis son posibles. El Partido Socialista, Esquerra Unida y Compromís se las veían muy felices ante la hipotética pérdida de la mayoría absoluta por parte del Partido Popular, aunque la irrupción con fuerza de Ciudadanos y Podemos en el mapa electoral, complica todavía más la configuración de un escenario de estabilidad institucional.
A pesar de todo, el denominador común de las opciones políticas a nivel de Generalitat, radica en su discurso anti-PP. Esquema de funcionamiento que entra dentro de la lógica, pero que no adquiere la entidad para constituir un programa de gobierno. De momento las propuestas de los restantes partidos al margen de los populares, son estupendos eslóganes, luminosas promesas y vacuas generalidades que suenan muy bien al principio, pero que no implican nada tras un análisis más reposado. A ver si se enteran, los ciudadanos vamos a elegir un Parlamento autonómico y a nuestro ayuntamiento, somos electores, no potenciales consumidores de Coca-Cola que deben ser deslumbrados gracias a una llamativa publicidad.
La política no es marketing, no son eslóganes, no es la repetición de un discurso machacón y reiterativo. Señores y señoras candidatas de la hasta ahora oposición: ya sabemos que el Partido Popular lo ha hecho mal, que en algunos casos más que oler, hiede pero aparte de indicarnos la deriva de la gaviota pepera, ¿cuáles son sus propuestas más allá de generalidades y divagaciones?. Si las políticas que pretenden aplicar, son idénticas que pusieron a España al borde del abismo durante los años 2010-2011 en los que a punto estuvimos de correr la misma suerte que Grecia, y que supusieron la mayor destrucción de desempleo de la reciente historia, conmigo no cuenten.
Hace poco escuché en boca de cierta candidata una frase que resumía su concepción sobre la acción política: "el arte de dibujar sonrisas", ciertamente me encantó. Al principio. Más allá de su estupendo enunciado, ¿qué más hay?, la frasecita sirve tanto para un espacio publicitario, como ágil lema destinado a una Fundación solidaria. Está claro que dentro de la controversia electoral, deben introducirse lemas que a modo de resumen, impriman un calado a los programas políticos que representan. El problema radica cuando estos mismos programas son una mera repetición de lemas y eslóganes, desarrollados a través de una bien cuidada prosa.
Dentro de nada, nos inundarán con carteles, mítines y toda clase de propaganda electoral. Candidatos y candidatas se echarán a la calle detrás del voto del sufrido y sufrida contribuyente. Si los encuentra, hágame caso, no le pida sonrisas, exíjale soluciones, que para eso les pagamos.
































