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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 11:15

La izquierda

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Por muy distintas razones siempre me he sentido políticamente conservador aunque ello no me ha impedido votar a distintas formaciones dependiendo del programa que ofrecieran y del comportamiento político del gobierno saliente.

Eso dicho, durante las cuatro largas décadas en que ejercí mi oficio diplomático recorriendo todas las escalas de la profesión –secretario, consejero, ministro y embajador- tuve que hacer un esfuerzo adicional por mantener una exquisita neutralidad ya que durante esos años tuve que representar a gobiernos de derechas y de izquierdas.

Jorge Fuentes y Felipe Gonzalez.

En el último tercio de mi carrera, a partir der 1993, fui nombrado siete veces embajador, tres de ellas por consejos de ministros del PSOE, otras tres del PP y una vez por consenso internacional de los 60 países miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Les cuento esto para que comprendan que creo y tengo asumido que tanto los Populares como los Socialistas han hecho cuanto han podido y sabido para llevar a España y a los españoles en la mejor dirección posible. Su alternancia en el gobierno está llevando al país adelante sin grandes sobresaltos.

El bipartidismo ha venido siendo, por consiguiente, razonablemente satisfactorio. No se puede, sin embargo, objetar la aparición de otros partidos, en un proceso que está proliferando en toda Europa en una tendencia que con frecuencia trasciende las ideologías y busca alternar lo nuevo con lo viejo. En esta línea, en algunos de los muy prestigiosos países escandinavos han surgido partidos como el denominado “Pirata” que han logrado representación parlamentaria.

Aznar y Jorge Fuentes.

En principio quien esto escribe tendría razones para sentir no poca simpatía hacia ese nuevo partido que ha irrumpido como un vendaval en nuestra escena política; me refiero, claro es, a ‘Podemos’. Se trata de una corriente que arrancó de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense de Madrid en que yo me licencié años atrás antes de hacerlo en Ciencias Económicas y en Derecho. Guardo por Políticas –aquella carrera a la que llamaban ‘La bella inútil’- una especial simpatía y nostalgia de los amigos allí ganados y luego dejados atrás. Contaba Políticas en aquel tiempo con un magnífico elenco de catedráticos entre los que estaban Fraga, Diez del Corral, Maravall, Truyol, Carro, Valdecasas, Sosa etc. Incluso los profesores auxiliares hicieron buena carrera en el mundo universitario, político, periodístico o cultural como Elorza, Medina, Gómez Marín, Facio. Son los equivalentes, 50 años antes, de Iglesias, Errejón, Monedero y Alegre ¡Cómo cambian los tiempos!

Vistas las fragilidades tantas veces criticadas de los políticos que acceden a responsabilidades sin más formación que la obtenida en las juventudes de partido, deberíamos aplaudir a quienes han estudiado y reflexionado en la universidad, sobre la sociedad y sus necesidades.

También habría que aplaudir que esos jóvenes universitarios hayan sido capaces de hacer un diagnóstico atinado de cuáles eran los vacíos en nuestra sociedad -25% de paro, pobreza, desahucios- ofreciendo a esos desesperados e indignados un nicho en el que pudieran refugiarse y un grupo al que votar.

José Luis Rodríguez Zapatero y Jorge Fuentes.

Hasta aquí todo correcto. La crítica a la corrupción, la esperanza dada a los parados sin horizonte alguno, la búsqueda de un mejor reparto de la riqueza. Pero muy pronto surge todo cuanto convierte a ‘Podemos’ en un partido dudoso. En particular está el hecho de que su programa es irrealizable y por tanto, mentiroso. Incluso el más modesto padre de familia comprendería fácilmente que es imposible subir los subsidios de paro, generalizarlos, aumentar las pensiones, suprimir los desahucios y hacer todo ello a la par que se bajan los impuestos contando como únicos fondos  los obtenidos de penalizar  a los empresarios y a los evasores fiscales. Las cuentas no pueden cuadrar.

A nadie le puede agradar tampoco que, ante la falta de apoyo financiero estatal por encontrarse aun el partido extra-muros del sistema, ‘Podemos’ haya tenido que buscar subvenciones en el extranjero lo que es totalmente ilegal y delictivo. Y lo sería aunque los países donantes fueran las más limpias democracias del mundo. Pero es que lo son dos de los regímenes menos presentables: el venezolano y el iraní.

Tampoco convence que ese grupo de universitarios que llegan con la bandera de la pureza democrática, tengan las manos sucias desde antes de haberse agarrado a las ubres de la vida pública. Desde su feudo universitario han trapicheado cuanto han podido y han desprestigiado una Facultad –que fue la mía y de tantos otros-, una Universidad –la Complutense de Madrid- y por extensión, toda la Universidad.

Creo que independientemente de que nieguen ser la extrema izquierda y que se consideren transversales, “de abajo” o socialdemócratas, un partido no se sitúa donde quiere sino donde le emplazan sus ideas y ‘Podemos’ no puede situarse más que en la extrema izquierda, en el área del comunismo radical.

En mis 40 años de profesión si en algo me especialicé fue en las relaciones Este-Oeste. Fui responsable de la URSS y de Europa Oriental durante muchos años en Madrid y posteriormente, embajador en cuatro países de aquella zona. Todo ello me permitió comprobar de primera mano que el sistema comunista fue un gran fracaso. Produjo enorme sufrimiento en aquellos pueblos y el sistema estaba condenado a su desaparición, cosa que ocurrió en 1989.

Aplicadas las ideas que ‘Podemos’ trae consigo aderezadas con las aportaciones bolivarianas y caribeñas, España iría a una catástrofe sin precedentes  de la que tardaría décadas en recuperarse y ello sería así por mucho que esos universitarios rectificaran sus posiciones iniciales y se disfrazaran de socialdemócratas.

Por lo tanto, la izquierda sí, pero dentro de un orden. Y ójala nuestra izquierda salga pronto del embrollo en que anda metida.