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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 23:02

La estabilidad coronada

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

Dentro del resbaladizo mundo de la política, atreverse a augurar el tipo de escenario al que nos enfrentaremos a finales del próximo año 2015, una vez celebradas las elecciones municipales, autonómicas y generales cerrándose el calendario electoral por un buen tiempo, supone un verdadero ejercicio de especulación.

Todos los escenarios son posibles, desde una fragmentación del espectro político con la irrupción de nuevas formaciones al estilo Podemos, hasta una menos posible reedición de las mayorías de los dos grandes partidos nacionales. A través de los distintos medios de comunicación, se van suministrando encuestas electorales que arrojan resultados para todos los gustos y colores. Aunque a medida que las fechas de las distintas convocatorias electorales se acerquen en el calendario, los resultados de las encuestas irán ofreciendo un resultado más certero sobre las proyecciones de voto. No es lo mismo indicar una voluntad de apoyar a una u otra formación, a seis meses vista de las elecciones, que justo unos días antes de acudir a las urnas. La reflexión podrá más que la aparente indignación de muchos ciudadanos...o no.

Sin embargo, en este panorama tan abierto, la Corona ha dejado de ser un problema más de los muchos que acusa nuestra pobre España, para aparecer como un buen cauce para la resolución de las controversias y pugnas que a nivel de clase política se dan. La abdicación del rey Juan Carlos I ha supuesto un auténtico revulsivo dentro de la propia Institución a la hora de quitar de en medio a yernos potencialmente delincuentes, Infantas ignorantes de trapicheos conyugales,  la amiga alemana bien dispuesta a sacar rentabilidad en el sector de los negocios internacionales gracias a la "conexión real" (mal piensen por favor) y demás conductas y hábitos letales para la supervivencia de la Monarquía.

Desde el pasado 19 de junio, Felipe VI va sentando las bases de un nuevo reinado, caracterizado has ta el momento por un despliegue de apertura, discreción, sobriedad y una presencia continua en todos los segmentos económicos y sectores sociales (víctimas del terrorismo, ONGs, etcétera). Seis meses es poco tiempo todavía para emitir una valoración contundente, queda por ver qué papel como elemento moderador y arbitral el nuevo Rey ejerce frente a circunstancias tan relevantes como el intento segregacionista catalán o los sucesivos intentos (y nunca bien explicados) de reforma constitucional.

De momento, la Familia Real no es carne de portada en un sentido crítico, ahora vemos a los monarcas ejerciendo como tales, y observando tiempos pasados muy recientes, la normalidad ya es todo un logro. Los próximos meses estarán llenos de vaivenes y cambios. Mejores o peores, el curso de los acontecimientos lo dirá. Lo que resulta meridianamente claro, es que hoy por hoy, el símbolo de la estabilidad y la permanencia tiene forma de Corona. Y espero que por mucho tiempo.