Javier Giménez Divieso. Directivo freelance experto en liderazgo, equipos y RR.HH
Hay un corto de la película 'El sargento de hierro', película mítica del gran Clint Eastwood, en la que nos demuestra la importancia de la disciplina frente a la motivación.
Un grupo de reclutas acelera el paso y se ríen de su sargento porque va despacio y lo adelantan haciéndole creer que está acabado. Clint Eastwood sigue corriendo hasta que llega a la altura de su pelotón, todos exhaustos, por el suelo, sudorosos y sin energía, y pasa delante de ellos como si tal. El pelotón maldice al sargento y retoma la carrera detrás de él.
Todos sabemos que la motivación es fundamental, es esa chispa que hace que nos pongamos en marcha con energía, ilusión, etc. Pero la disciplina aparece para recordarnos que debemos hacer lo que toca, es ese compromiso con la responsabilidad.
Hoy no quiero hablarte solo de motivación y disciplina, quiero hablarte también de la experiencia. Porque la disciplina es más proclive en las personas con experiencia porque:
- Han recorrido más ciclos de prueba-error a lo largo de su vida y han internalizado qué estándares sostienen resultados y cuáles generan costes ocultos.
- Han pagado el precio del "retrabajo", es decir, tener que repetir las cosas y, por ello, automatizan hábitos que previenen desvíos.
- Poseen memoria de consecuencias (saben cuándo ser estrictos y cuándo flexibilizar sin comprometer la calidad).
- Gestionan mejor la energía y el foco (calibran esfuerzo según impacto) y tienen una reputación que proteger, lo que refuerza la consistencia. Claro ejemplo nuestro protagonista.
¿Qué se gana con ello?
Mayor fiabilidad y menor varianza en la ejecución, menos supervisión y coordinación necesaria, decisiones más acertadas bajo presión, ciclos más cortos y con menos errores caros, mejor transferencia de conocimiento y equipos que aprenden más rápido.
El problema es que hoy vivimos en una sociedad donde:
- Todo se reduce a motivación; y aparecen los vendedores de crecepelos como en el oeste para hacer fortuna.
- Mostrarse enérgicos y fuertes; muchos gimnasios tienen más clientes que personas cabrían en sus instalaciones
- Deseamos la juventud eterna, y ahí tenemos a los influencers que te dicen cómo tener éxito al lado de un Ferrari alquilado con la paga de papá...
Pero olvidamos algo y es que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Las arrugas, las canas, los años, te hacen valioso.
Así que seré directo; si estás cansado de que tu equipo no siga tu ritmo o no vaya a la misma velocidad, me encantará ayudarte a ti y a tu equipo a que motivación y disciplina, juventud y experiencia sean una ventaja y no un problema.
¿Viajamos juntos al éxito?

































