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domingo, 21 de diciembre de 2025 | Última actualización: 21:42

Keep Calm

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

Imagínese la escena: su hija (o hijo) adolescente ha sido secuestrada mientras se dirigía a clase, por un grupo terrorista, y usted se entera a las pocas horas. ‘Alguien’ carente de todo escrúpulo, decide arrebatar a una persona joven de su familia, de sus amigos y de sus estudios, sin ninguna justificación, sólo por el miserable deseo de dar publicidad a una ‘causa’ abominable, al tiempo que el objeto del secuestro se convierte en una mera mercancía de negociación frente a las autoridades. Y hay más: si a la desesperación de saber que su hija se encuentra apartada a la fuerza de su lado, una velada amenaza acabe tomando forma: esclava sexual, con destino a bestias humanas como las que la han secuestrado. Sin descontar palizas, vejaciones y todo tipo de malos tratos. ¿Escalofriante verdad?

Todavía no se ha acabado. A su angustia sin límites, añada una inoperancia de su Gobierno exasperante, y una petición expresa que cierre la boca para no dar cuerda a los que quieren destruir la buena imagen del país. Una especie ‘keep calm’, estese tranquilo y no sea cenizo. Ya se le avisará cuando se sepa algo. Esta agonía es la que vienen padeciendo desde el pasado mes de mayo cerca de doscientas familias de Nigeria, cuyas hijas fueron secuestradas por el grupo islamista radical Boko Haram cuando las muchachas se encaminaban a la escuela. Ni qué decir que la velocidad en la resolución del secuestro hubiera alcanzado la velocidad de crucero por parte del Gobierno de Nigeria si estuviéramos hablando de doscientos varones. Por desgracia, la condición de mujer carece del más mínimo valor en demasiados rincones del planeta. Hasta la fecha parece que al grupo de niñas nigerianas se les haya tragado la tierra, si es que la barbarie de los incalificables terroristas no se las han llevado por delante.

La noticia de secuestro concitó la atención internacional durante un breve intervalo de tiempo, no mucho, el justo para descargar un poco la sobrecargada conciencia de la comunidad internacional, y a otra cosa mariposa, que la cosa anda muy mal. Pero cuéntenselo a las familias de las niñas, para quienes cada día que falta su hija equivale a un infierno. Póngase en su piel. Haga el intento. Yo no puedo siquiera planteármelo.

Parece que se ha iniciado algún tipo de gestión por parte de la Cruz Roja Internacional como intermediaria, ante los animales de Boko Haram, teniendo toda la pinta de negociar la liberación de las niñas por un grupo de prisioneros. A ver en qué términos se resuelve todo este vergonzoso proceso que produce náusea; hasta entonces todos a keep calm...