José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
El ministro Montoro, los expertos en fiscalidad, los políticos, la oposición, todos, absolutamente todos han opinado sobre el anteproyecto de ley de reforma del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, y demás leyes tributarias que se verán afectadas por esta reforma.
Al ser tantos los conceptos, partidas, y bonificaciones afectadas resulta muy complicado hacer aquí una síntesis de todas ellas y decir si vamos a tener realmente una bajada efectiva de impuestos y como consecuencia disponer de más dinero, sobre todo la clase media, esa que todo lo soporta con silencio y abnegación, aunque en las elecciones manifiesta como puede su enfado por tanta presión y ajuste.
Cuando en el mes de mayo llega el conocido y famoso periodo de renta, recordar que solo ajustamos nuestras cuentas, es decir nos ‘confesamos’ con el fisco y vemos si hemos pagado de más a lo largo del año o por el contrario aún queda alguna cantidad pendiente. El tópico "me devuelven" no es más que eso. Hacienda nos devolverá en todo caso si previamente ha recibido ‘a cuenta’, de lo contrario nada de nada.
Dicho esto, incidir que lo que en esencia tuvimos en 2011 fue una subida de tipos y que aún mantenemos este año, por lo que en nuestra renta, que presentemos en 2015 estará vigente. En esencia todos pagamos más y tenemos menos dinero disponible para vivir.
Con esta ley bajan los tipos a partir de enero próximo que nos devuelve a niveles del año 2011.
Dos pinceladas sobre los trabajadores autónomos y profesionales; alguna media verdad se ha dicho y que no entendemos la mayoría. Cuando se dice que les baja la retención, no es que vayan a pagar menos impuestos, nada de eso, sencillamente Hacienda recaudará menos a cuenta, luego pasarán por ‘caja’ como cualquier otro contribuyente y ajustarán. Lo cierto es que en la mayoría de los casos tienen que devolverles en la actualidad cantidades importantes pues está cobrando demasiado por anticipado y lo saben.
Los pequeños autónomos que tributan por esos famosos ‘módulos’, es decir, no por lo que realmente ingresan, sino en función de unos signos externos de su actividad, como número de trabajadores, vehículos, etc. Se les ha acabado el chollo, pues aunque es cierto que en los últimos años se habían retocado, es una tributación injusta y no acorde con un sistema en el que el resto de los mortales contribuyentes estamos casi ‘monitorizados’.
Si en su día fue el modo de ingresar más y tener razonablemente encauzados a una masa de pequeños empresarios de complicado control por su pequeño volumen, en la actualidad carece de sentido que actividades cuyo destinatario final no sean personas físicas (peluqueros, fontaneros, pintores, cafeterías, pequeños comercios), no tributen por el movimiento económico real que generan.
La próxima reflexión versará sobre rentas del trabajo, que alguna ampolla ha levantado.
































