Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
El pasado viernes 13, el mismo día en el que la selección de fútbol de España iniciaba su escueto y lamentable camino en el Mundial, se estrenaba en el teatro municipal de Benicàssim el musical ‘Tot ho fem de broma’. Este musical, interpretado por alumnos y alumnas de los cursos superiores del IES Violant de Casalduch, es una denuncia del Bullying y es, sobre todo, una muestra de la calidad y de la implicación del Departamento de Música del Instituto. Y es que durante meses, para la actuación de un único día, la preparación fue exhaustiva y concienzuda. Y por las tardes alumnas como Laia, Lara, Ana, Carmen, Lidón, Anna o Lydia dedicaron parte de su tiempo para interpretar un musical de una calidad tremenda. Y junto a ellas estuvieron, preparándolas, profesores como Edu, Helena y Jordi, dedicando su tiempo libre y lo mejor de sí mismos para un espectáculo que dignifica y que es motivo de orgullo para el IES en particular y para todos aquellos que defendemos la calidad de la enseñanza pública en general.
Ahora, y como consecuencia de lo anterior, lo que toca es que esto no sea flor de un día. Para ello el CEFIRE debe implicarse, así como toda la estructura de Conselleria, y facilitar que este musical pueda ser disfrutado por alumnos y alumnas de toda la provincia y pueda servir no sólo de ejemplo de trabajo bien hecho sino también de una enseñanza transversal de tolerancia y de denuncia de un problema como es el Bullying. Esto es lo que debería ser. Pero lamentablemente los precedentes no son muy halagueños. Y las actuaciones de Conselleria no van precisamente en la dirección de prestigiar y potenciar la Escuela Pública. De hecho, si por algo se caracteriza la Conselleria de Educación, con la señora Català al frente, es por sus burdos intentos de desprestigiar a los docentes y de cercenar iniciativas como ésta.
En este sentido, es un interesante ejercicio de imaginación pensar que ocurriría si el interés y el trabajo que realizan excelentes profesionales como Edu Roselló se viese reforzado por la Administración. Aunque la ilusión, eso es cierto, no podrán nunca quitarla. Ese es su pesar. Ese es nuestro orgullo.
