Una ruta da a conocer la calle más pequeña, que esconde un oscuro pasado, y los trazados de la muralla ‘dibujados’ sobre el pavimento en distintas zonas del centro
Con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Turismo, castellonenses y visitantes han podido sumarse a una visita guiada que ha dado a conocer el origen medieval de la ciudad de Castelló. Pero, además, esta ruta ha ahondado en algunas curiosidades de sus calles, parques y plazas y ha dado conocer algunos secretos escondidos.
La ciudad de Castelló celebra este miércoles el Día Mundial del Turismo y lo hace con una completa ruta que recorre los principales atractivos de la capital de la Plana. Un recorrido en que, además de dar buena cuenta del pasado histórico de esta villa, el visitante puede descubrir algunos de los secretos que esconde la ciudad y conocer curiosidades y anécdotas que pasan desapercibidas incluso para los locales.
Ejemplo de ello son las murallas. Y es que, aunque la ciudad no conserva prácticamente ningún resto de las mismas (a excepción de las plazas Cardona Vives y Hernán Cortés, entre otras), sus calles atestiguan la existencia de esta antigua fortificación. Así, el visitante puede viajar hasta el pasado agachando únicamente la cabeza, pues en algunas zonas de la ciudad, como en la plaza de las Aulas o en las inmediaciones del instituto Ribalta, el pavimento muestra el dibujo de la misma, delimitando la ciudad con los muros que existieron antiguamente.
Otra de las paradas obligatorias es, sin duda, el casco histórico. Los barrios de la Judería y la Morería nos muestran la diversidad cultural del Castelló del siglo XIII y cómo las calles se organizaban por sectores productivos. Por ello, en el centro podemos encontrar la calle Pescadores, la calle Cazadores y la antigua calle Zapateros.
Asesinato en el siglo XVII en la calle más pequeña de la ciudad
En las inmediaciones de la plaza Mayor, en concreto en uno de los laterales de la concatedral de Santa María, se enconde la calle más pequeña de Castelló. Se trata de la calle Ecce Homo (conocida antiguamente como ‘carreró del pes de la farina’), un callejón que esconde un oscuro pasado. Y es que en ella, en el siglo XVII, murió asesinado el sacerdote Vicent Tort, a escasos metros del templo donde oficiaba las misas. Un caso que convulsionó a la sociedad de aquella época y que, finalmente, quedó sin resolver. A raíz del trágico suceso, se instalaron las imágenes de Jesús y la Virgen Dolorosa, que todavía permanecen hoy en día, y se modificó el nombre de la vía.
Un cementerio en el parque Ribalta
Tras realizar un recorrido por el centro histórico, descubriendo algunos vestigios de épocas pasadas para sumergirnos en el Castelló de hace ocho siglos, esta ruta nos lleva a una parada final: el parque Ribalta. Uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad que fue, en su día, un cementerio. Se trata de un enclave cargado de historia y de identidad castellonense, como muestran los bancos cerámicos. Y es que cabe recordar que la capital de la Plana forma parte de la Ruta Europea de Capitales Cerámicas.
Y para poner la guinda a este interesante paseo, los más curiosos han tenido la oportunidad de subir los 192 escalones del Fadrí para contemplar la majestuosidad de la ciudad Castelló desde las alturas.
























































