La transición a la democracia en España fue ejemplar. Todas las sensibilidades políticas se vieron representadas, se reconocieron y se involucraron, hubo concordia entre antagónicos (Fraga-Carrillo), imperó el diálogo, el consenso y nos dimos una Constitución. La convivencia sin imposición y pensamiento único quedaba atrás, los posicionamientos políticos y su amparo legal constituyeron los pilares en que sustentaron nuestro estado de derecho.
Aunque la realidad es que el Estado se sustenta en una partidocracia (PP & PSOE), ellos han hecho las leyes, después las han ido degradando extendiendo sus tentáculos por controlar el poder, incluidos el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial.
Han dejado en pañales a Montesquieu a su Espíritu de las Leyes y a la división de poderes.
La partidocracia ha cerrado su círculo potenciando la división social y creando dos bloques monolíticos (izquierda y derecha) que prietan sus filas y acuden a las urnas a piñón fijo.
Han conseguido dos Españas, sin vasos comunicante y que no se escuchan. Su único escollo político han sido los nacionalistas vascos y catalanes, pero nunca les ha preocupado, siempre han pensado que no les harían sombra y que no podían expandirse, que con hacerles cesiones políticas y económicas era suficiente.
Gran error el del bipardismo, porque los nacionalistas para mantener un electorado fiel y diferenciarse han seguido incrementando sus pretensiones y han llegado al independentismo y a quebrantar la Constitución.
Ahora esa minoria independentista condiciona la gobernabilidad y pretende llevar a los unos y a los otros a una independencia solapada y pactada.
Mientras todo esto ocurre una mayoría silenciosa permanece impávida, abochornada y perpleja viendo el espectáculo esperpéntico de las dos Españas enfrentadas y maniatadas en un túnel sin salida.
Algunos ya avisábamos hace lustros que la ley electoral había que cambiarla por ser manifiestamente injusta y dejar el gobierno de la mayoría supeditado a la minoría . También alertábamos que el tiempo nos traería estos huracanes de subasteo y chantaje político independentista.
Ni el PP, ni el PSOE, han sido estadistas, siempre han estado al momento y a lo suyo. La ley electoral es injusta, porque el voto no vale igual en toda España, hay provincias en las que con 20000 votos obtienes un escaño y en otras necesitas 122000. Esto se evitaría con una circunscripción electoral única y fijando un porcentaje mínimo de votos a nivel estatal para poder tener representación en el Congreso y que yo fijaría en un 3%.
En política el no actuar en tiempo y forma te lleva a la encrucijada.
Ahora tenemos dos Españas monolíticas que caminan con anteojeras (ver RAE) puestas, que no se escuchan , mientras que una minoría a la que ellos mismos han regado, los tiene cogidos por los cataplines por su incapacidad para entenderse.
Señores del PSOE y PP ! BASTA YA!.
España es una y la mayoría silenciosa pide unidad frente al que quiere destruirla y sepamos todos que esto se cura dejando de ir a piñón fijo a las urnas y si lo conseguimos la partidocracia habrá tocado a su fin y la soberanía transferida volverá a residir en el pueblo. No olvidemos, tenemos lo que votamos.
































