José Vicente Ramón Moreno.
Salen publicadas las cifras de empleo de enero con un aumento del número de parados a nivel nacional y, también, en nuestra provincia. Inmediatamente los gobernantes se ponen a dar explicaciones y la oposición a utilizar estas cifras para atacar cuando unos y otros conocen, perfectamente, que todos los meses de enero contienen una bajada en el empleo por la finalización de las campañas de Navidad y Reyes que hacen que, aunque temporales, aumenten los puestos de trabajo.
De la misma forma se sabe que en septiembre, y sobre todo octubre, hay descenso en los puestos de trabajo o que durante el mes de diciembre y en los de junio, julio y agosto hay aumento del mismo. ¡Esto lo saben casi hasta los parvulitos!
Pero ni en unos casos ni en otros deberían utilizarse los resultados para hacer política. Sería mucho más saludable hacer una puesta en común en la que gobernantes y oposición se comprometieran a sentarse con los sindicatos y la patronal y exigirles una mutua colaboración en aras a conseguir un aumento en el empleo, la productividad y los beneficios.
En estos planteamientos los primeros deberían aconsejar adecuadamente a sus asociados teniendo como norte una actitud constructiva, de pleno rendimiento y productividad y escasas reivindicaciones ‘insulsas’ ya que no estamos en tiempos para perdernos en ‘el sexo de los ángeles’.
Los segundos deberían ser menos ‘molieristas’, arriesgar un poco más para invertir en la creación de puestos de trabajo y, entre todos, marcarse el hito de no amortizar ninguno de los puestos creados en esta época.
A lo mejor, una vez ‘arremangados’ todos en la ‘faena’ y con ganas de que salga esto adelante, descubren que si desde un principio todos hubiéramos puesto el 105 % de empeño en nuestro esfuerzo y algunos mandatarios empecinados en ‘negar la mayor’ y no reconocer los primeros indicios de crisis, hubieran tomado las medidas necesarias (por impopulares que fueran y a riesgo de resultados electorales), en estos momentos ya nos estaríamos riendo de la crisis y sólo resultaría un mal sueño (pues no habría sido una pesadilla como lo es ahora).
Vamos a hacer un esfuerzo (no uno más de palabra sino uno real) y estemos todos dispuestos a ‘arrimar el hombro’ por el bien de todos.
