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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 23:02

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Marisol Linares. Exdiputada PP

El verano ha finalizado dando paso al otoño y con ello el inicio del curso político. Asistimos estos días al Debate del Estado de la Ciudad y de nuestra Comunitat, que una vez más, y como cada año, los mensajes no calan ni llegan a los ciudadanos de a pie.

La ciudadanía está inmersa en otras cuestiones que les afecta en el día a día, sobre todo a lo que la economía se refiere, aún hay personas que siguen estando en Erte, el recibo de la luz se dispara diariamente, la pandemia aún flota en el ambiente, la falta de credibilidad en las instituciones y así un largo etcétera. Solo ponemos en valor e interiorizamos lo que las televisiones informan diariamente y, sin duda, en estos días es el volcán y sus destrozos lo que más impacto causa en estos momentos.

También hay algo que informativamente está en boca de la mayoría de los tertulianos y que nos tendrá que llevar a una profunda reflexión: los macrobotellones. Todos hemos sido jóvenes, y todos hemos cometido algunos excesos propios de la adolescencia y la juventud, pero no recuerdo que ello conllevara destrozos ni peleas entre los amigos y las pandillas.

Creemos que la pandemia y el año y medio de restricciones ha hecho que, como un volcán, la juventud eclosionara, pero a la vista de los hechos y los incidentes ocurridos, sobre todo en Barcelona, nos cabe preguntarnos como sociedad, si hemos cumplido con nuestra obligación de educar e inculcar a nuestros hijos valores de respeto a la autoridad, a la propiedad privada y a la propia vida.

En mi opinión, las distintas leyes educativas que a lo largo de estos años hemos tenido en España en función de quien gobierna, nos ha hecho más permisivos a la hora de educar con lo que su significado conlleva, es decir, ayudar a desarrollar las facultades intelectuales, morales y afectivas de acuerdo con nuestra cultura y el respeto a las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecemos. Está claro, a la vista de los últimos acontecimientos, que no hemos cumplido con este objetivo. El mundo se enfrenta a muchos retos de futuro, como es la digitalización, el medio ambiente y un futuro sobre los jóvenes poco halagüeño, y ante esto, ¿qué hacemos como sociedad? Los macrobotellones son un indicador que la sociedad y sus dirigentes políticos tienen una responsabilidad y deben educar para que la libertad no sea libertinaje, y que el ser progresista supone avanzar en calidad de vida y no en destrucción y barbarie.

Por otro lado, y ya en el ámbito político, parece que nuestra Comunidad es la favorita para que los dos grandes partidos, PP y PSOE, realicen sus cónclaves al más alto nivel. Este fin de semana el PP tiene ante sí un reto: llenar la plaza de toros, este icono tan emblemático para el PP, que deberá demostrar que la organización está fuerte y que su militancia y su ciudadanía está de nuevo ilusionada y quiere volver a confiar en el PP para que gobierne España y nuestra Comunidad, ya que a lo largo de la historia solo el PP con su gestión económica y al frente de las instituciones ha conseguido los mayores logros como nación.

El domingo con la plaza de toros llena, la ilusión y el cambio quedarán reflejados en un acto que, sin duda, dará el pistoletazo de salida: el cambio está cerca.