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martes, 16 de diciembre de 2025 | Última actualización: 12:24

Los orígenes del mal (II)

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

Como vimos la semana pasada, la clase media vio como en las últimas décadas del siglo XX sus ingresos se contraían. Para compensar esta pérdida de ingresos, pérdida de ingresos que se hizo en beneficio de las clases más pudientes, la clase media y también la clase trabajadora, se endeudo masivamente. Y se endeudó sobre todo con las viviendas.

De resultas de esta situación, el crecimiento desde el advenimiento de Reagan y los Chicago Boys fue ficticio en el caso de la clase media, basado en el crédito y en el dinero de plástico. Ello continuó en el siglo XXI, y en un estudio firmado entre otros por premios Nobel como Arrow, Stiglitz o Solow se afirmaba que entre 2000 y 2007 “prácticamente todo el crecimiento económico de la nación fue a parar a un reducido número de norteamericanos ricos”. No es extraño pues que en 2010, ya en plena crisis, nada más y nada menos que 50,7 millones de estadounidenses no tuvieran seguro sanitario.

Las consecuencias de esta realidad es que cuando la crisis estalló puso al rey desnudo; la clase media descubrió que no tenía nada y se arruinó en buena medida. Y los trabajadores no pudieron hacer frente al desmantelamiento del Estado de Bienestar. Y no lo pudieron hacer porque, tal y como reconoce Fontana, en “Estados Unidos desapareció la protesta pública”, algo que por otra parte estamos viendo que también sucede en nuestro país en estos momentos. Esta desaparición de la protesta pública es algo, como reconocen los estudiosos, desconcertante, y que deberá ser estudiado en profundidad. Aunque tal vez ayude a explicarla las “políticas de la tercera vía” de Clinton, Blair o Zapatero, el decir que “bajar impuestos es de izquierdas”, y el renunciar por consiguiente a la ortodoxia keynesiana típica de la socialdemocracia. Esta renuncia hizo que quedase validado un discurso neoliberal repetido machaconamente por medios que dependen de anunciantes y que de repente se encontró sin rival. Fruto de este discurso, y además fruto también de su propia incompetencia y de una renuncia a su papel similar a la de los partidos socialdemócratas, los sindicatos han entrado en crisis. De hecho, en Estados Unidos apenas tenían al 6,9 % de los trabajadores por cuenta ajena afiliados en 2010.

Esta es la realidad de los orígenes del mal que aqueja a nuestra sociedad. Y ahora la respuesta tendrá que optar o por seguir con una apatía paralizante o por plantar cara. Porque como dijo Buffet, los ricos, es decir el 1 %, están ganando por la incomparecencia del resto. Y el resto somos nosotros,  es decir el 99 %. Y en ese 99 % seguro que usted también se encuentra.