Enrique Domínguez. Economista
Dicen que el que tiene boca se equivoca; y eso me ha pasado a mí. El mes pasado y, a tenor de la evolución del paro registrado a partir de abril en años precedentes, esperaba que este abril iniciara la senda de la mejoría en el número de parados al final de cada mes hasta julio, por lo menos.
Ese comportamiento era previsible si nos atenemos a la trayectoria seguida en los últimos años: desde 2006 solamente se han manifestado incrementos del paro registrado en la mayor parte de los años de la anterior crisis, desde 2008 a 2013, excepto en 2011.
Pero hace algo más de un año vino la nueva crisis, ésta sanitaria (aunque me temo que la primera se cerró en falso) y abril registró el mayor incremento de las personas paradas en este mes.
Si nos fijamos en la evolución de los parados por grandes sectores nos damos cuenta de lo que ha sucedido: dos terceras partes del incremento se han dado en el sector servicios y, dentro de éste, en todo lo relacionado con la hostelería y restauración, los sectores que han permanecido cerrados una gran parte de su horario habitual este mes, aunque también en diferentes comercios de manipulación de frutas, los almacenes de naranjas, que han terminado la campaña.
Gracias a las restricciones en la hostelería, a pesar de sus pérdidas, a la responsabilidad de los ciudadanos y a la marcha de la campaña de vacunación, la Comunitat Valenciana(CV) se mantiene como la que tiene menos contagios por cien mil habitantes y, por tanto, mejor predispuesta para los próximos meses, de mayor actividad en este sector.
También se ha producido un avance del paro en la actividad agraria, el cual es normal a tenor de la reducción muy relevante de la campaña citrícola, y un mínimo aumento en el sector industrial, que no desdice su mejor trayectoria exportadora.
Y también se registra un aumento entre las personas que no tenían un empleo pero que desean encontrarlo y su aumento puede significar que se espera, de cara al verano, el tener más posibilidades de conseguirlo. Solamente la construcción ha disminuido ligeramente el número de parados lo que permite constatar su paulatina recuperación, sobre todo en lo relativo a reformas.
A pesar del incremento en el número de personas paradas, el número de contratos formalizados en abril ha sido superior al de marzo, a diferencia de lo que ha ocurrido en la CV, mientras el acumulado del primer cuatrimestre arroja un aumento del 13,9% en Castelló mientras en la CV lo hace en un 0,8% y se contrae un 0,3% en España.
Como aspecto positivo de este mes hay que señalar la paulatina recuperación dela provincia en los primeros puestos en cuanto a contratos indefinidos: son quince de cada cien y la provincia es la octava en el ranking nacional, la décima el mes anterior pero la cuarta en abril de 2020. Otra cosa es la cualificación y horas de trabajo que suponen.
Pero ¿qué podemos esperar los próximos meses? Pues lo que ocurre, por suerte y por desgracia, desde hace bastantes años: descenso del paro registrado hasta julio por la campaña turística, aumento en agosto por la finalización de bastantes contratos en ese sector y nuevo retroceso hasta fin de año por la campaña citrícola.
Y digo por desgracia, porque, aunque ese comportamiento sea favorable, significa que no se ha modificado la estructura económica castellonense desde hace muchos años; ya en 1977 se decía en el informe que elaboraba el Área de Estudios de la Cámara de Comercio que los retos del sector turístico eran aumentar su calidad y reducir la estacionalidad; lo mismo que se necesita ahora.
La citricultura, a pesar de sus crecientes problemas, sigue manteniendo su ritmo de actividad, aunque su futuro es cada vez más delicado; la actividad industrial y de servicios precisa de una fuerte inversión en innovación, investigación y desarrollo para pasar a disponer de los sectores o los conocimientos que concentrarán los empleos en los próximos años.
Y eso depende no solo de las empresas y autónomos sino de un plan de gobierno a medio y largo plazos que apueste claramente, y no solo de boquilla y sobre el papel, por todo lo anterior. Salvo honrosas excepciones, todo sigue más o menos igual, año tras año. ¿Y usted qué opina?
































