Noticias Castellón
lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 23:02

'Sugar man'

Tiempo de Lectura: 3 minutos, 26 segundos

Noticias Relacionadas

Santiago Beltrán. Abogado.

En algunas ocasiones la vida nos da la posibilidad de reconciliarnos con el ser humano. A veces incluso ofrece una segunda oportunidad y recompensa en este mundo a quien hace méritos suficientes para ello, sin esperar a que una esquela en el periódico imponga una justificación responsorial.

En los años 60, un trabajador humilde de la construcción de origen mejicano, cantaba en un bar lúgubre de Detroit, cerca de los muelles donde vivía, y hablaba en sus canciones de las crueldades que soportan los sectores sociales más pobres y marginados de las grandes urbes. Fue descubierto por dos productores enamorados de sus melodías y letras conmovedoras. Consiguieron grabar un disco, convencidos que iban a situar a Sixto Rodríguez, que así se llamaba, como uno de los más grandes de su generación, a la altura de Bob Dylan. Sin embargo, el disco no consiguió ningún éxito y el cantante desapareció entre rumores sobre su suicidio encima del escenario.

Quiso el destino, que una grabación pirata llegara a la Sudáfrica del apartheid a través una chica americana que iba a visitar a su novio soldado destinado en Ciudad del Cabo. Era el momento más cruel de la segregación racial, del nacimiento de los movimientos de protesta y la desobediencia pública, de los asesinatos masivos de negros y las detenciones ilegales, incluida la de Nelson Mandela, quien alcanzó notoriedad en el juicio que le condeno a muerte y posteriormente a cadena perpetua, donde dijo con gran solemnidad: ‘He luchado contra la dominación de los blancos y contra la dominación de los negros. He deseado una democracia ideal y una sociedad libre en que todas las personas vivan en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal con el cual quiero vivir y lograr. Pero si fuese necesario, también sería un ideal por el cual estoy dispuesto a morir’.

También era el tiempo de Steve Biko, estudiante de medicina, que junto con otros muchos, incluidos compañeros blancos de la Universidad, intensificaron las protestas y las marchas en contra del régimen, y no solo para liberar a los negros de la opresión segregadora sino al país de la censura y del aislamiento internacional más absoluto. Y justo entonces, aquella grabación de un músico que cantaba en contra de la segregación y la marginación social de los más humildes, se convirtió por casualidad en el referente de aquel movimiento de resistencia y liberación. Algunas de aquellas canciones, como ‘Sugar man’, ‘Cause’, ‘Street boy’ o ‘Crucify your mind’, elevaron a Rodríguez a la categoría de mito, a la altura del nombrado Dylan, de los Beatles o de los Stones. Sin el conocimiento de Rodríguez, su disco  ‘At His Best’ se convirtió en disco de platino en Sudáfrica, donde alcanzó estatus de músico de culto.

Pero el mito era un verdadero desconocido, del que solo se sabía su apellido, su nacionalidad y el sello discográfico en que grabó sus canciones. Fue el empeño de dos de sus fans los que consiguieron, con enorme esfuerzo, descubrirlo en 1998 por medio de su hija Eva, que consultó una web dedicada a la obra musical de su padre, donde se le daba por muerto. La investigación del personaje y su hallazgo forman parte de una historia verdaderamente extraordinaria, que ha sido inmortalizada en 2012, a través de una película sueca dirigida por Malik Bendjelloul, premiado con un Bafta y un Óscar al mejor documental del año.

Es una historia que nos habla de la esperanza, de la humildad, de la inspiración, de las ganas de vivir y por supuesto, del poder de la música.

A mí me ha ganado. Espero contribuir, aunque solo sea un poco, a la difusión de su mensaje, libre, solidario y esperanzado, en un mundo que, por suerte, aun está a tiempo de recobrar la confianza en el ser humano y sus valores.