El edificio, construido sobre un cementerio, presenta espíritus, fantasmas y pasos y que crujen por la noche en el salón de plenos
Los fantasmas del antiguo Ayuntamiento de Castellón se despiertan por la noche, recorren la planta noble del edificio, y hay quien afirma que su reflejo se mueve por el salón de plenos, cuando todos duermen, que se escuchan pasos y el crujir del suelo. El edificio, que ha cumplido 300 años de historia, está construido sobre el primitivo cementerio de Castellón (el fosar). Los antepasados inquietos de la ciudad, responden quizá a la llamada de la participación municipal.
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Tiene 300 años de historia, y forma parte de aquel primitivo Castellón que se fundó en 1252, cuando Jaume I concedió el privilegio de traslado.
Se construyó en la plaza Mayor y, parte de su estructura, la zona noble, se asentó sobre el primitivo cementerio de la ciudad, comúnmente denominado (el fosar). También albergaba la cárcel, y detrás discurría un callejón… cuentan que los presos intentaban escaparse por el cementerio…
Con motivo de los actos que han conmemorado este año el aniversario de tan insigne edificio municipal, se han desenterrado historias, compilado leyendas, y se sospecha que hay misterios, muchos, ocultos todavía tras sus paredes y sus dobles techos, que quieren sacarse a la luz…
Pero lo que pocos cuentan es que, cuando anochece, cuando cesa la actividad municipal, cuando el edificio apaga sus luces, hay quien ha escuchado movimientos, pasos en el salón de plenos, el crujir de las antiguas vigas o… ¿serán los espíritus de los primitivos castellonenses que quieren recobrar el espacio perdido desde su antiguo fosar?
Porque aún entonces, cuando se apagan las luces, todavía queda algún que otro trabajador municipal que se desplaza por estas instancias de la planta noble, y que afirma haber visto un resplandor en la sala de plenos que se desplaza de una esquina a otra. Cuando las sombras llenan la planta noble, en medio de la noche, la solemnidad de la planta, cobra vida en la oscuridad… y algún que otro trabajador municipal se mueve deprisa, mirando hacia adelante y hacia atrás, convencido de que algo o alguien también le acompaña.
Alguno de los funcionarios que más tiempo llevan en la casa, confirma con una sonrisa estas anécdotas: “¡Bueno!, no hay que olvidar que el edificio está construido encima de un cementerio y… ¡quién sabe!. Pero sí, hay quien dice haber visto resplandores, como figuras, en el salón de plenos… y afirma que ha escuchado pasos y que luego no había nadie, cuando encendía las luces”.
El comentario despierta algún que otro chiste. Otros callan y miran hacia otra parte… prefieren no contestar.
¿Existe algún tipo de misterio? ¿Hay vida después de la vida municipal cuando se apagan las luces?.
