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martes, 23 de diciembre de 2025 | Última actualización: 22:01

La derecha extrema

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

España es un país sociológicamente de izquierdas. Hay varios hechos que así lo prueban, el primero de ellos es que el PSOE lleva gobernando 22 de los 38 años que llevamos de democracia. El segundo es que sumando las fuerzas existentes en el arco parlamentario, las izquierdas forman mayoría. El tercero es que el abanico de partidos se encuentra claramente escorado a la izquierda.

Veamos este último aspecto. Aunque sería discutible, el partido que se ha situado en el centro del espectro ideológico es Ciudadanos. A su izquierda hay dos formaciones principales (el PSOE y Podemos) emplazadas respectivamente en el centro izquierda y la izquierda extrema. En esa misma zona están ERC, Bildu y todos los asociados con Podemos (Mareas, Compromís, etc.).

En el centro-derecha se encuentra en solitario el PP. Insisto en que tal diseño puede ser contestado por quienes creen que el centro lo conforma el PP, que con frecuencia es tildado de social-demócrata.

Lo cierto es que a la derecha del PP no aparece partido alguno y eso hace que el arco se incline claramente hacia el flanco opuesto. No sé si ello es bueno.

Es también digno de señalar que España es uno de los pocos países europeos en que, afortunadamente, no han florecido partidos xenófobos, como si lo han hecho en los principales países vecinos... Quizá la explicación se encuentre en que la presencia masificada de inmigrantes en otros países europeos, rebasando el 10% de la población de aquellos, data de antiguo por lo que han crecido las disfunciones provocadas por la segunda y tercera generaciones. En España hemos pasado del 2% al 11% en apenas 25 años y apenas han aflorado todas las consecuencias negativas de este hecho.

El partido VOX se emplazó al principio al lado derecho del PP, muy cerca de éste, buscando reflejar en su ideario lo que el PP programaba en sus inicios pero dejó caer en su andadura. Los esfuerzos de los fundadores de VOX se mostraron estériles a la hora de las elecciones y en ningún momento consiguieron entrar en el Parlamento.

Seguramente siguiendo una reflexión semejante a la que acabo de formular, los dirigentes de VOX, estudiando a la vez la tendencia que -querámoslo o no, nos guste o nos disguste- prospera en el mundo, como son los populismos de derechas (también de izquierdas, pero eso a VOX no le interesa), nos ha dado una gran sorpresa y ha iniciado conversaciones con los republicanos de Trump, con el Frente Nacional de Marine Le Pen, los conservadores del húngaro Orban y no dudo que seguirán buscando contactos en Austria, Países Bajos, el Reino Unido y todo cuanto se mueva en la extrema derecha europea.

Siento no poder desearles suerte ya que el ideario de todos estos interlocutores puede transformar el continente en algo muy distinto a las aspiraciones unionistas de hoy. Muchos de ellos propondrán un referéndum sobre su continuidad en la UE y es posible que conozcamos nuevos Brexit y Frexit y ello nos lleve a la disolución de la Unión amén de otros cambios en la filosofía europea que no querríamos ver.

¿Vale la pena por un puñado de votos y eventualmente, por un par de escaños?