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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Memoria insensata e irresponsable

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

La estupidez innata de Zapatero, demostrada con su Ley de Memoria Histórica, por lo visto se ha convertido en  una enfermedad contagiosa entre las izquierdas españolas y recientemente he tenido la oportunidad de comprobarlo en nuestra propia ciudad.

El pasado viernes día 17 de Febrero más o menos a mediodía fui a la Casa de la Cultura y al salir de la biblioteca, me sorprendió un vocerío excesivo en la planta baja, por lo que acerqué  a la entrada del Salón de Actos y me encontré con un grupo de escolares de unos diez años, acompañados por sus dos maestros, ella una joven veinteñera y su compañero de algunos años más, pero sin superar en mucho la treintena en mi opinión.

Los niños estaban mirando una lápida conmemorativa, que a mi me había pasado desapercibida hasta ese momento y que por lo visto ya llevaba diez meses puesta, y cuyo texto les transcribo literalmente para que lo analicen:

En memoria de les dones i el homes que van patir la persecució franquista per buscar la llibertat.

Convent de la Merce, preso provisional 1939-1942.

Població reclusa 3668. Dones 271. Homes 3.397.

Borriana  9  abril de 2016”.

Si por una parte me causó sorpresa ver esa lápida, puesta casi ochenta años después de que acabara la Guerra Civil sin otro sentido que querer despertar viejos odios y rencores entre los ciudadanos de Burriana, me preguntaba yo porque no pusieron otras tantas lápidas en los locales donde se reunían los anarquistas de la CNT o la FAI y los socialistas de las JUSO y UGT o los Comunistas, cada anochecer entre 1936 y 1939, para decidir quienes iban a coger el furgón y a que personas iban a asesinar esa noche en cualquier camino del termino de Burriana o de cualquiera de los pueblos de los alrededores.

Si hubo una prisión entre 1939 y 1942 donde se retenía y juzgaba a todos los presuntos delincuentes, que entre 1936 y 1939 habían asesinado a 169 conciudadanos por el  hecho de ser creyentes, de ir a Misa o de tener tierra o simplemente “porque les diera la gana a quienes le asesinaron” como fue el caso del Alcalde Republicano Víctor Marín Puig, le realidad histórica es que según datos que me fueron facilitados a mi, al final de la Guerra sólo hubo 9 ejecuciones de criminales asesinos, que fueron juzgados y condenados.

Los 169 burrianeros que fueron asesinados, ni fueron juzgados ni condenados, simplemente les ejecutaron porque así quisieron hacerlo ese jauría humana sedienta de sangre y cargada de odio, como parecen estarlo ahora sus herederos históricos.

Sin la menor duda en la prisión, también se cometerían abusos con gente inocente e incluso malos tratos abusivos sobre culpables e inocentes, pero se respetó su vida a excepción de los condenados a la pena capital que a final de cuentas parece ser que fueron una decena nada mas,  y con un juicio mas o menos justo, pero JUICIO.

A los que fueron asesinados entre 1936 y 1939, se les negó el derecho a ser juzgados.

Y ahora estos mentecatos del Tripartito que nos mal gobierna, dando muestras una vez mas de su incapacidad para solucionar los problemas de Burriana, no encuentran nada más adecuado para la sana y harmoniosa convivencia de nuestro conciudadanos, que volver a despertar esa herida que después de ochenta años debería de estar más que cerrada  (de hecho lo estaba hasta la llegada de Zapatero).

Siento vergüenza ajena por la decisión de nuestro Ayuntamiento al poner la placa de mármol en la parte superior de la entrada al Salón de Actos, pero sentí una lastima profunda, no por los chavales de 10 años que estaban siendo adoctrinados en la mentira y el odio por sus maestros, sino por los mismos maestros, que mientras les explicaban a los niños lo que por lo visto les habían enseñado a ellos hace unos 20 años en sus propios colegios, seguían sembrando las mismas simientes dañinas y llenas de rencores e inexactitudes en las mentes vírgenes y receptivas de esos chiquillos.

Estuve tentado de reconvenirles delante de sus alumnos, y explicarles que esa no es una historieta de “buenos y malos” como ellos explicaban, en las que los asesinos eran los buenos y los asesinados los malos.

En el fondo de la cuestión subyace la política inmoral y torticera, que repitiendo la mentira mil veces y a lo largo de las generaciones, quiere convertirla en su “verdad interesada”.

La Guerra Civil fue culpa de todos.

Pero sobre todo la desencadenó Azaña, fuera por acción mandando al Teniente Jefe de su guardia personal a que le diera ‘el paseillo’ a Calvo Sotelo (Líder de la Oposición) o no juzgándolo y condenándolo  cuando se enteró más tarde.

La siguieron luego los Generales Franco, Mola y Sanjurjo cuando iniciaron la rebelión militar ante el crimen de Estado llevado a cabo por Azaña.

Y la sufrieron nuestros padres y abuelos de ambos bandos, durante tres años abominables de una guerra fratricida.

Bastantes sufrimientos acumulados e injustos, para que ahora cuatro pobres diablos, quieran seguir rentabilizando aquellas miserias y prolongándolas en el tiempo.

Esta es la opinión de un español, nacido en 1944, cinco años después de terminar la Guerra, que en su familia no hubo nadie de derechas que disfrutara de la menor prebenda en la postguerra y sin embargo tuvo varios tíos que pasaron algunos meses uno de ellos y algunos años otro encarcelados.

Mi opinión la formé escuchándoles a ellos, escuchando los testimonios de mi entorno familiar y de amigos que si que tuvieron familiares asesinados durante la Guerra aquí y en Carcagente, sin que nadie les explicara porque se los habían llevado y les habían dejado fusilados en una cuneta o en las paredes de un cementerio.

Los jóvenes de hoy, nunca podrán escuchar en primera persona el testimonio de los hijos o familiares de las victimas de la Guerra en la retaguardia.

Yo si las viví y las escuché muchas veces, por eso imagino que donde mandaron los nacionales, muy probablemente las salvajadas pudieron hacerse en sentido contrario, por eso no la considero una ‘historieta de buenos y malos’, porque todos eran y somos españoles.

Si ahora al cabo de ochenta años de acabar la Guerra, cuando ya no queda nadie de los que sufrieron aquellas calamidades, seguimos queriendo explotar todas esas sinrazones e infundir el odio y el rencor en los cerebros de nuestros nietos, es que no hemos aprendido nada.

Y como bien decía un político del siglo XX:

Los pueblos que desconocen su historia, están condenados a repetirla.

Precisamente por eso, he querido recordar aquí mi historia, que es la un septuagenario que nunca se ha visto involucrado en política, pero le ha gustado siempre estar bien informado de la historia de su nación, de su comunidad e incluso de las ciudades en las que ha vivido y crecido.

Y a los maestros y educadores de nuestros niños y jóvenes, les pediría que supieran de lo que hablan antes de envenenar o adoctrinar las mentes de nuestros niños, como les envenenaron o adoctrinaron las suyas.

Su labor social, aunque ellos no lo sepan, les da unas posibilidades y les exige unas responsabilidades trascendentales, para el futuro de sus alumnos y de España.

Tuve la suerte de tener unos educadores y profesores excepcionales, que siempre me inculcaron el sentido de la responsabilidad  en todos mis actos, sin querer adoctrinarme y limitándose a formarme y enseñarme lo que de ellos dependía, proporcionándome la información objetiva suficiente, para formar mi propio criterio.

Lo demás se lo debo a mis padres, que siempre me educaron en los conceptos de honradez, libertad y responsabilidad y a mi padre le agradezco un refrán que nunca olvidaré:

Miguel, ¿Cómo será la política, que convierte a una madre en suegra? No lo olvides nunca y mantenla a distancia de ti.