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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 14:04

Brexit

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

El referéndum que ayer día 23 celebró el Reino Unido (en lo sucesivo RU) sobre la salida o la permanencia del país en la Unión Europea, aparte de otros mil inconvenientes, va a tener una pequeña virtud para el mundo no angloparlante y es que todos -en Francia, en España, en Alemania- vamos a aprender una nueva palabra inglesa.

Lástima que Brexit no sea en realidad un vocablo digno de aparecer en los diccionarios ya que proviene de la fusión de las palabras British y Exit, es decir, Gran Bretaña y Salida.

Y llegó el gran día, el 23-J. Ya conocemos el resultado. Ha ganado el SI a la salida por un margen de 3 puntos y medio (51,7 contra 48,3) con lo que no solo la UE pierde a uno de sus socios más fuertes sino que el RU queda dividido respecto a su sentimiento europeísta.

Cabe preguntarse por qué esta cuestión ha causado tanto revuelo en Europa y fuera de ella. A fin de cuentas, Gran Bretaña es un país que siempre estuvo a medias dentro y fuera de la Unión; ni se encuentra en la eurozona, ni en Schengen ni participa en muchas de las inquietudes y proyectos de nuestro club. De algún modo, tres países no miembros de la Unión como son Noruega, Suiza e Islandia se muestran más solidarios con la UE que el Reino Unido y aquellos tres son miembros de Schengen.

Lo cierto es que el RU es uno de los socios más fuertes de la Unión. Con un 18% del PIB de ésta (nueve veces la riqueza de Grecia), Inglaterra, Escocia,  Gales e Irlanda del Norte son muy importantes para configurar el acervo comunitario y han acogido muchos millones de trabajadores de la Unión que con el triunfo del Brexit van a tener que cambiar de país o regresar al suyo de origen con las disfunciones que ello causará.

A raíz de mi visita a Bruselas durante las pasadas Navidades, ya les comuniqué desde este mismo diario, que el Brexit era una de las grandes preocupaciones de la Unión y me atreví a avanzar dos de las muchas razones que inclinarían al RU a continuar en el club: la presión de los Estados Unidos deseosos de ver a su socio principal integrado y no aislado en Europa así como evitar que las muy europeístas Escocia, Irlanda del Norte y Gales replantearan su independencia para mantenerse en la Unión.

Pues bien, debo reconocer que me equivoqué en mi diagnóstico del mismo modo que lo han hecho todas las encuestas y apuestas hasta el minuto final de la celebración del referéndum.

Con el triunfo de la opción de salida, la UE deberá aplicar el artículo 50 de su tratado fundacional que contempla la salida de un país miembro y comenzar unas complejas negociaciones de más de dos años de duración en que habrá que resolver cuestiones tan complejas como la cancelación de la contribución británica a la UE (20.000 millones de € anuales, que reportaban diez veces esa cifra de beneficios a las arcas de Londres), la sustitución de todos los funcionarios británicos de la Unión, las nuevas relaciones entre Bruselas y el Reino Unido etc.

Aparte de otras muchas razones quienes votaron por el Brexit lo hicieron para frenar la entrada masiva de inmigrantes (unos 300.000 en 2015) y recuperar el control de sus fronteras. Débiles argumentos si tenemos en cuenta que el RU, como ha quedado dicho, no estaba en Schengen y por tanto sus flujos migratorios podían estar perfectamente controlados dentro del club.

Lo cierto es que el RU que siempre estuvo medio IN y medio OUT, ahora se queda definitivamente OUT, los británicos  serán dueños exclusivos de su futuro con todas las ventajas e inconvenientes que ello conllevará. Ya se ha mencionado que los extranjeros en Gran Bretaña van a tener problemas, pero también los tendrán los británicos que viven o trabajan fuera que perderán sus ventajas de ser ciudadanos comunitarios en materias tales como sanidad y educación. No es cierto que el medio millón de residentes en España propietarios de una residencia secundaria la vayan a perder. Muchos otros ciudadanos no comunitarios (norteamericanos, rusos, chinos) tienen propiedades en nuestro país sin problemas. Los gibraltareños son los que más van a perder ya que la verja se convertirá en frontera exterior de la UE y por tanto se dificultará el contrabando, los negocios transfronterizos o el disfrute de las residencias en Sotogrande y alrededores.

Otros problemas adicionales: la salida del RU hará perder un 18% del PIB de la Unión que dejará de ser el primer bloque económico del mundo viéndose rebasado por los EEUU y pronto quizá también por China.
Confiemos que el caso británico no cree escuela y que las llamadas del populismo francés, holandés, danés y otros a hacer sendos referendo independentistas, no prosperen y lleven a la UE a su debilitamiento y quién sabe si no también a su desaparición.

Por el momento la libra esterlina ha caído un 11% pero el IBEX, también lo ha hecho un 10% y los grandes bancos europeos acusan pérdidas del 20%.

El Primer Ministro inglés se ha jugado su puesto a la carta innecesaria del referéndum y lo ha perdido. Desde Octubre estará OUT y será recordado como el hombre que innecesariamente transformó el statu quo europeo y británico. Gravísima papeleta ya que las convulsiones en Gran Bretaña y fuera de ella no han hecho más que empezar especialmente en lo que concierne a Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Mal momento vivimos. El asesinato de Jo Cox no ha servido para nada más que para romper una familia y segar una vida noble y joven. Veremos que ocurre en nuestro país el 26-J y si el Brexit tiene alguna repercusión positiva o negativa sobre nuestras elecciones.