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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Una sociedad de cobardes

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Alberto Vidal. Responsable Redes Sociales Vox Castellón.

Hace unos días, viendo una conocida tertulia de televisión, donde estaban reproduciendo las imágenes de la avalancha producida en París ante la explosión de una bombilla en un bar cercano a la Plaza de la República. Mientras veía a la gente correr, tropezar entre ellos o resbalar con las innumerables velitas colocadas en la plaza, me fue inevitable hacer un cálculo aproximado de cuántas víctimas hubiera habido si en vez de una bombilla hubiese sido un artefacto manejado por un terrorista.

Inmediatamente después me vino a la mente el intento de atentado del tren en Francia, y  cómo varios militares estadounidenses redujeron al terrorista, jugándose la vida, y gracias a ello no hubo que llorar nuevas víctimas.

Estas situaciones deberían hacernos reflexionar. En primer lugar, ante los acontecimientos de estos días, podemos deducir que en Europa estamos perdiendo la capacidad de sufrimiento y sacrificio con el que se ha levantado y construido este continente. En segundo lugar es mucho más probable que, en una sociedad que huye, siempre haya más víctimas que en una sociedad que se enfrenta al peligro y se juega la vida por defender a los suyos.

En tercer lugar, y muy en relación con los otros dos, está en juego nuestro orden democrático. En una democracia son los propios ciudadanos los que garantizan el orden constitucional, así como se hacía en la antigua República Romana. La profesionalización de los ejércitos amenaza el orden constitucional, a no ser que venga acompañada de la instrucción del resto de los ciudadanos, para que puedan defender el Estado en caso de necesidad. Esto último es un derecho constitucional del que se está privando a la mayor parte de la población aquí en España. También ocurre en Francia, donde se le están concediendo poderes extraordinarios al presidente de la República.

Dada la situación, tal vez lo último que debería preocuparnos mientras estamos sentados en un céntrico bar de alguna capital europea es el peligro que corre nuestra vida. Más bien debería preocuparnos nuestra dignidad como ciudadanos, pues se está tambaleando la democracia y no nos damos cuenta, pero, sobre todo, debería preocuparnos nuestra dignidad como personas. Huir es de cobardes.

VOX, el partido de los valores.