Francisco Martínez asegura que desde 1996, año en que tuvo lugar la primera romería, “Vall d’Alba ha registrado un profundo y muy positivo cambio del que todos los valldalbenses hemos sido testigos, año tras año, desde este hermoso y privilegiado balcón verde cuyo elemento más significativo es la pequeña ermita en honor a Sant Cristòfol". En este sentido, el primer edil subrayó que, a pesar de la crisis, desde el ayuntamiento se trabaja para “seguir construyendo un pueblo mejor y con más oportunidades de futuro para todos, pero especialmente para los más jóvenes”.
Los valldalbenses han cumplido con el rito de subir en romería hasta la ermita del monte l’Albea, consolidando, de esta manera, una tradición que este año ha alcanzado su mayoría de edad con su edición número 18. Se trata de una multitudinaria manifestación popular que tiene como principal objetivo “estrechar los lazos de amistad entre todos los vecinos compartiendo una mañana de primavera en uno de los parajes naturales más hermosos del municipio”, señala el alcalde de Vall d’Alba, Francisco Martínez.
Como marca la tradición, y cumpliendo el programa que se repite fielmente desde el año 1996, los valldalbenses se reunieron a primera hora de la mañana en la plaza Mayor para recoger el típico pañuelo de romero de manos de la reina de las fiestas, Patricia Barreda, y las damas de su corte de honor.
Después, y mientras las campanas de la Iglesia Parroquial no dejaban de anunciar la festividad de la jornada, tuvo lugar los cantos al santo en la Iglesia Parroquial, a cuyo término, los romeros iniciaron el ascenso hasta la ‘muntanyeta’, en cuya ermita se celebró la tradicional misa que fue seguida por todos en medio de un respetuoso silencio.
Posteriormente, el programa desarrollado fue plenamente lúdico, así se celebró una actuación de bailes folclóricos de la provincia a cargo del Grup de Danses de Vall d’ Alba y se preparó una monumental paella que sirvió para reponer fuerzas tras el ascenso al bello paraje natural; y hasta hubo baile como fin de fiesta.
