Investigaciones apuntan a que tan solo el 8% de las personas que se marcan metas cada 1 de enero cumplen con éxito durante los 12 meses siguientes
Llega el Año Nuevo y, con él, una larga lista de propósitos con los que comenzar el 2024 de una manera renovada. Se trata de una práctica casi universal con más de 75 años de historia, cuando el psicólogo Abraham Maslow creó la pirámide de necesidades (conocida como la pirámide de Maslow) en la que estableció una jerarquía de necesidades que a lo largo del tiempo han ido planteándose como nuevos propósitos cada inicio de un nuevo año.
Las metas más comunes que forman parte de esta larga lista suelen ser: hacer ejercicio, bajar de peso, dejar de fumar, ahorrar dinero, pasar más tiempo con la familia y amigos, aprender cosas nuevas, leer, escribir… Entre otros muchos. En este sentido, cabe destacar que los objetivos marcados suelen ser diferentes en función de la edad y los entornos culturales donde se producen, por lo que un joven de 24 años se planteará objetivos diferentes a un adulto de 65.
Algunas investigaciones afirman que tan solo un 8% de adultos que se plantean este tipo de objetivos cada 1 de enero cumplen con los mismos. “La mayoría de las veces esto ocurre porque son propósitos poco realistas y difíciles de alcanzar por la magnitud de esfuerzo que hay que llevar a cabo para conseguirlas”, explica Mari Carmen Molés, vicedecana del Col·legi Oficial de Psicologia de la Comunitat Valenciana.
Y es que, tal y como apunta la experta, la lista de propósitos que nos fijamos “suele ser excesivamente larga y no priorizamos las cosas que más nos gustan o más felices nos hacen. Suelen ser metas poco específicas y sin tener demasiada claridad con aquello que realmente deseamos, por lo que la planificación para llevarlas a cabo suele ser deficiente. Todo ello lleva a que a finales de febrero, siendo optimistas, hayamos abandonado nuestros objetivos”.
¿Cómo evitar el fracaso?
La clave del éxito radica, tal y como subraya Molés, en “partir de un proceso de auto reflexión y de conocimiento personal de nuestras emociones para cumplir con propósitos que nos produzcan satisfacciones y garantías de que vamos conseguirlos”. Y para conseguirlo, es necesario tener en cuenta algunos ‘tips’ básicos.
Anotar en un papel entre tres y cinco metas y ordenarlas en función de menor a mayor dificultad y comienza por la más sencilla; describir dichos propósitos de manera específica; crear un plan de acción de cómo llevarlos a cabo valorando los pros y contras; compartirlos con familiares y amigos y mantener constancia son algunas de las claves para no errar en el intento.
Y es que menos es más, por lo que es imprescindible que estas metas que nos marcamos cada 1 de enero sean realistas y alcanzables. “Los propósitos de año nuevo, cuanto más sencillos y específicos, mejor”, concluye la experta.
