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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Afganistán, vivir peligrosamente

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Jorge Fuentes. Embajador de España

Quienes vivimos en esta tranquila región de Castellón podemos pensar qué se nos ha perdido a nosotros en un lugar tan remoto como Afganistán, con una superficie bastante mayor que España, una población bastante menor que la nuestra, encajonada en Asia Central entre Irán, Pakistán, China y tres "Tanes", igualmente lejanos aunque cada vez menos.

Ni siquiera el dramático espectáculo que nos llega desde o aeropuerto de Kabul, con miles de afganos intentando huir del país, arracimándose en las alas de los aviones que despegan y que acabaran arrojando ser humanos desde la altura, parece conmovernos.

Ni tampoco el trágico destino de la población, particularmente la femenina, que se verá privada de las libertades que alcanzó en los últimos años de una cierta democracia en el país.

Aún más dramática la noticia que parece confirmada, de que 229 misioneros cristianos han sido sentenciados a una muerte inminente en el país, un horror que se extiende a otros estados asiáticos como Irak, donde cientos de cristianos, hombres, mujeres y niños, están siendo decapitados por los radicales islámicos.

¿Qué está ocurriendo en Afganistán y en otros países musulmanes?,¿De dónde arranca este drama y qué consecuencias puede tener?

La internacionalización de la crisis afgana comenzó con los últimos estertores de la Guerra Fría, cuando en 1978 Breznev decide intervenir el país en apoyo del régimen comunista afgano puesto en peligro tras el asesinato del Presidente Taraki, por las incursiones de los muyahidines quienes apoyados por los Estados Unidos y varios países occidentales (Alemania, Reino Unido, Francia, Japón etc) conllevan el fracaso y la retirada de las fuerzas soviéticas 14 años después, ya en tiempos de Gorbachov y de la Perestroika.

Entre la salida de la URSS del país en 1992 y la intervención norteamericana en 2001 se produce en el país asiático un cambio de alianzas y una radicalización del islamismo talibán (estudiantes), que da origen al terrorismo de Al Qaeda y de Osana Bin Laden, fuerzas que originalmente habían sido estimuladas por Washington para combatir al principal enemigo que por entonces era aún el comunismo de Moscú.

Los actos terroristas en Nueva York y Washington del 11/S/2001 conllevaron un ataque masivo a Afganistán por los EEUU en busca de Bin Laden, que consiguen doblegar a los talibanes e implantar un gobierno democrático apoyado por un ejército de 300.000 hombres, especialmente entrenados por Occidente -España incluida- en una operación que en algunos momentos pareció dar buenos resultados.

El cansancio de Occidente en especial de EEUU, el costo enorme derrochado en esos 20 años de presencia en el país (unos 80.000 millones de dólares), el coste en vidas humanas (2400 soldados americanos a los que hay que sumar otros miles de otros países, incluidos 102 españoles) unido a la corrupción del gobierno afgano hizo que Trump comenzara a pactar la salida de las fuerzas americanas y que Biden completará la operación con la inmediata consecuencia de la ocupación del país por los talibanes.

¿Qué lecciones cabe extraer de estos hechos?

-En primer lugar que, por algún tiempo al menos, la comunidad internacional va a tener que actuar sin red, sin un gendarme protector como lo había venido siendo los EEUU , no dispuestos a derrochar dinero y vidas humanas en lugares remotos de difícil solución como lo fue Vietnam y como lo ha sido Afganistán.

-No es probable que tal política norteamericana puedan mantenerse por mucho años. El aparato industrial-militar fundamental para el desarrollo económico del país, conlleva la necesidad de entrar en acción con guerras controladas con cierta periodicidad. La paz perpetua será difícil de mantener cuando por añadidura, hay otras potencias dispuestas a tomar el relevo, particularmente China que, como hemos visto, ha pactado una paz con los talibanes de su vecina Afganistán.

-Si Afganistán se convierte en núcleo seguro para el islamismo radical, como ya lo es Pakistán, se corre el riesgo de que el radicalismo se extienda hacia Oriente Medio (Irak, Irán, Siria, Turquía) e incluso a países de la cuenca mediterránea, de la península arábiga y de los emiratos.

Por el momento el aeropuerto de Kabul se ha convertido en uno de los puntos más calientes del mundo, con muchos países intentando repatriar a sus nacionales y con marines controlando malamente la situación.

Una situación que recuerda la estampida de Saigón tras la guerra de Vietnam o el año que vivimos peligrosamente en Indonesia a la caída de Sukarno en 1967.