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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:51

El 'botox' en niños resulta seguro y eficaz en el tratamiento de los músculos tensos y rígidos (espasticidad)

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Las infiltraciones se inician a edades cada vez más precoces para prevenir contracturas fijas e iniciar el correcto aprendizaje cuanto antes

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Según un artículo especializado remitido desde  el Servicio de NeuroRehabilitación de Hospitales Nisa, en España, el 80 por ciento la de toxina botulínica tipo A que se utiliza se emplea en tratamientos de salud y, dentro de este amplio porcentaje, son miles los niños que se benefician, cada vez en edades más tempranas, de la efectividad de este tratamiento en diferentes enfermedades que cursan con espasticidad.

La toxina botulínica es una herramienta segura y eficaz para el abordaje de la espasticidad en niños con lesión neurológica y, según indica la Dra. Carolina Colomer, directora médica del Servicio de NeuroRehabilitación de Hospitales Nisa, en la actualidad, la tendencia es iniciar las infiltraciones a edades cada vez más precoces, para prevenir el inicio de contracturas fijas e iniciar el correcto aprendizaje motor cuanto antes. Normalmente, aunque a veces se infiltra antes, el uso de toxina botulinica se empieza a valorar a partir de los 2 años.

Los objetivos de su aplicación dependen de la situación global de cada niño y como, señala Colomer, "estos no son adultos en pequeñito y existen diferencias notables con el abordaje de la espasticidad en personas de edad adulta, que es importante tener en cuenta".

Según la doctora, lo que se pretende con su infiltración es que, mientras dura el efecto, se consiga poner las férulas o hacer ejercicios que antes de la debilitación de los músculos cuestan demasiado, y así conseguir que se estiren los tejidos y/o aprendan los movimientos.

También puntualiza que cada paciente es distinto, por este motivo, en líneas generales, su efecto se empieza a notar a las 24-48h de la infiltración, alcanzando su pico máximo a las 3-5 semanas y suele durar entre 3-6 meses.
La infiltración se puede repetir a partir de los tres meses de la anterior, cuantas veces se considere necesario y se vaya viendo que resulta útil, sin considerarse en ningún momento peligroso para la salud del niño, ya que se considera seguro y sus efectos secundarios son leves, raros y transitorios.

Para maximizar la efectividad del tratamiento, la Dra. Colomer incide en que es necesario que su administración se lleve a cabo por parte de un profesional médico con experiencia en el manejo de toxina botulínica y un conocimiento adecuado de este tipo de pacientes.

El Servicio de NeuroRehabilitación lleva más de 15 años tratando a pacientes de neurorrehabilitación pediátrica y, gracias a ello, pueden asegurar que si el tratamiento se acompaña de un programa rehabilitador simultáneo, basado en fisioterapia, terapia ocupacional, ortesis..., y se realiza con la indicación adecuada, por manos expertas y en el contexto de un programa de rehabilitación, la tasa de éxito es muy elevada.