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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 10:35

La relación emocional paternofilial, clave para entender el 'síndrome del niño hiperregalado'

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Los padres no deberían proyectar en sus hijos sus propias carencias afectivas, según un estudio de Vithas

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Estamos en Navidad y con ella la ilusión de recibir los regalos de Papá Noel o los Reyes Magos. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los más pequeños de la casa lideran el ranking de las personas a las que se destina un presupuesto más alto en estas fechas.  Sin embargo, es necesario que los adultos sepan ponerse ellos mismos límites emocionales y transmitirlos a sus hijos, ya que regalar en exceso a los más pequeños puede tener consecuencias negativas en su desarrollo.

Tal como explica Javier Mota Palanca, psicólogo del Hospital Vithas Valencia Consuelo, "la clave está en la relación emocional que existe entre padres e hijos. Es cierto que puede tener un efecto contraproducente en los niños recibir un exceso de regalos. Es el síndrome del niño hiperregalado. Por un lado, acaban tan saturados de regalos que hay pérdida de ilusión pues solo valoran la cantidad, y por otro lado si reciben siempre lo que quieren acabamos convirtiéndolos en tiranos insatisfechos que se frustran y entran en ira cuando no consiguen lo que desean en un momento en concreto".

Según el especialista, "lo importante en realidad es la relación emocional entre padres e hijos en la cual los progenitores sean conscientes de que no pueden proyectar en sus hijos sus propias carencias afectivas o sentimientos de culpabilidad sobre su labor en la crianza. Estos dos aspectos unidos a la dinámica consumista de la sociedad, el estrés y el ritmo de vida de los padres pueden llegar a convertir al hijo en su majestad el niño".

Además, este exceso de regalos no les hace ningún favor porque les transmite unos valores negativos, como dar poco o ningún valor a las cosas, pensar que todo es fácil de conseguir y que no necesitan esforzarse para obtener lo que desean. "En consecuencia, tenemos niños consumistas y caprichosos, que solo dan importancia a lo material. Una actitud que los acompañará cuando sean adultos, y se reflejará en todas las facetas de su vida", agrega Mota.

Por otra parte, el profesional hace hincapié en las nuevas tecnologías y afirma que "se las carga de negatividad o de no favorecer el desarrollo del niño y en el fondo si eso ocurre así es porque de base está fallando la relación emocional entre los miembros de la familia".

Formación de los padres 

Según el especialista, "se trata de un tema puramente emocional. Los niños no tienen la madurez suficiente y piden sin control empujados además por una publicidad constante dirigida exclusivamente a ellos, y ahí juegan un papel fundamental los padres o tutores legales".

Es necesario a lo largo de la vida del niño, conversar, seguir fomentando los vínculos afectivos de padres e hijos. "Una de las pautas a seguir, -subraya Mota-, sería que los padres pusiesen límites coherentes a la situación y acompañarles en el momento de no poder cumplir todos sus deseos. De esa forma, ayudándoles a desbloquearse de esa rabia y frustración, aprenderán  a gestionar emociones".