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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 17:04

A mis nietas y a todas las jóvenes y adolescentes en el ‘Día de la Mujer’

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Os hablo desde mis vivencias,  desde mi atalaya de setenta y cinco años de vida y habiendo sido nieto, hijo, sobrino, primo, esposo, yerno, cuñado, padre, abuelo y tío de mujeres.

De toda la escala de vínculos familiares posibles, solo he echado de menos el placer de tener una hermana, que nació, pero también murió a los pocos meses de nacer, en plena Guerra Civil y unos años antes de nacer mi hermano mayor y yo.

Afortunadamente tuve unas primas tanto mayores, como más jóvenes, a las que me unieron unos vínculos familiares tan cercanos y nos criamos en un entorno familiar tan próximo en el día a día, que creo poder decir que cumplieron perfectamente el papel de hermana mayor y de hermana pequeña a lo largo de mi niñez, adolescencia y juventud y lo han seguido desempeñado siempre, la mayor mientras vivió y las más jóvenes hasta hoy mismo ya que entre ellas tengo incluso ahijadas.

Es decir, que he podido vivir y experimentar a lo largo de toda mi vida, el amor, el cariño, la ternura, el afecto y hasta la pasión necesaria e imprescindible, para disfrutar de su compañía en cada momento y circunstancia de mi vida.

Os puedo asegurar, que nunca vi en mi vida maltratar a ninguna mujer  de mi entorno físicamente, ni castigarlas de una manera excesiva a inadecuada, ni recibir peor trato familiar por parte de nadie del que recibíamos los varones.

Un trato diferente si, porque aunque ellas y nosotros teníamos en el entorno familiar los mismos deberes y derechos, a cada uno se nos trataba en función de nuestro carácter y conductas del momento.

Yo siempre fui el más rebelde e inconformista durante mi infancia y adolescencia y por eso era el que disponía de menos libertad para equivocarme y más limitaciones para expresarme y hacer mi voluntad.

Pero con el tiempo comprendí que eso era educarme.

Nunca me faltaron ni amor, ni ternura, ni cariño  de ninguna de las mujeres de mi entorno familiar, tratando siempre de corresponderles en la misma medida y precisamente por eso ahora me pregunto en qué mundo vivimos.

Sólo recuerdo haber celebrado cada año a lo largo de toda mi vida ‘El Día de la Madre’,  normalmente el primer domingo de Mayo si mal no recuerdo y también el ‘Día  del Padre’  después, en honor a San José el 19 de Marzo de cada año.

Nunca hubo (hasta hace muy pocos años) un día de la mujer,  como nunca había ni hay un día del hombre.

No comprendo si la mujer busca tan afanosamente la igualdad, hasta el punto de crear un Ministerio, porque rechaza esa igualdad buscando unas diferencias en temas tan insignificantes.

Me suena a la misma música, que lo del dia del orgullo gay,  cuando nunca ha existido el dia del orgullo heterosexual.

Aunque unas y otros no lo quieran, las mujeres y los hombres siempre seremos iguales en derechos y obligaciones si respetamos la Constitución  que nos dimos y aprobamos por mayoría absoluta todos los españoles, a menos que como ocurre ahora se intenten crear unas Leyes, que nos nieguen a algunos, el derecho ser iguales ante la Ley, porque cuatro politicastros sin vergüenza, intenten captar votos de un feminismo sectario, que da por sentado que la mujer es incapaz de llegar por sus propios medios a los mismos logros que puede llegar un hombre, si no se legisla a su favor.

Pero el colmo de la desvergüenza, es que entre los adalides de ese movimiento, se encuentre un hombre que declaro públicamente “qué azotaría públicamente a una periodista, hasta hacerla sangrar”, que en vez de “perder el tiempo con discursos intrascendentes, había que coger las armas e ir a la caza de policías y Guardia Civiles” cuando era un muerto de hambre y ahora tiene a esos a los que quería buscar para dispararles, vigilando las puertas de su palaciega residencia de Galapagar, con cargo a los impuestos de todos los españoles.

Y su dilecta pareja de vida,  amante o querida a la que ya le ha regalado varios hijos, les dice a nuestras mujeres jóvenes españoles, que su mayor deseo es “volver a casa sola y borracha”, cuando sale de marcha.

Él, Vicepresidente del actual Gobierno de España, ella Ministro de Igualdad (yo diría de “igual da”).

No me extraña que ella prefiera volver a casa “borracha y sola” que acompañada de ese mastuerzo, que lo mismo si vuelve con ella borracha, también la azote hasta hacerla sangrar por insensata.

Con un Presidente de Gobierno como el que tenemos y esta pareja manipulando todos los medios de comunicación españoles, tiemblo al pensar en el futuro que les espera a nuestras generaciones jóvenes.

Os digo a mis nietas y mujeres jóvenes en términos generales, que os alejéis de toda esa basura que tratan de inculcar en vuestros cerebros esta piara de desalmados políticos, manipuladores y farsante.

Que os esforcéis estudiando, para poder ser independientes y dueñas de vuestro futuro.

Que no veáis en vuestros amigos y compañeros a un enemigo en potencia, que os va a perjudicar.

Que dejéis hablar a vuestros corazones libremente para elegir a la persona que sepa compartir un futuro con vosotras, sin complejos ni recelos.

Que os respetéis a vosotras mismas, si queréis ser respetadas por los demás y ofrezcáis el mismo respeto a los demás que pedís para vosotras.

Fundamentalmente, que seáis conscientes de que todo el esfuerzo que hagáis ahora como profesionales de los estudios, será el capital humano y educacional que rentabilizaréis durante el resto de vuestras vidas, por lo que no debéis dejaros influenciar, por quienes os quieren utilizar para debilitaros y manipularos el resto de vuestras vidas.

Seréis dueñas de vuestro futuro, de vuestra felicidad y de la vuestros hijos y familias el día que eso llegue.

Con esas palabras u otras muy similares, aconsejé a mis hijos durante su adolescencia y juventud y como me siento orgulloso de ellos, repito la experiencia con mis nietas y nieto y las hago públicas por si sirven a una juventud que es bombardeada a diario por mensajes miserables que les incitan a la confrontación y al odio entre hombres y mujeres, en vez de ensalzar un amor que es imprescindible para vivir en paz con uno mismo y con el mundo que nos rodea.