Marisol Linares. Vicesíndica del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes Valencianas.
No podemos permitir que los ciudadanos sean los grandes olvidados de los compromisos electorales. Por ellos, por los ciudadanos debemos trabajar los políticos, y eso lo sabemos bien en el Partido Popular, que en la Comunitat Valenciana llevamos 20 años a su servicio y conocemos perfectamente sus inquietudes y preferencias.
No obstante, las próximas elecciones autonómicas y municipales no van a ser nada fáciles, los ciudadanos perciben una gran desafección de la clase política y es ahí donde el Partido Popular, tenemos que explicar en la calle, tocando a las puertas y cara a cara cuál es nuestra tarjeta de presentación sin complejo alguno. Porque la experiencia del buen hacer y de la confianza que siempre nos han depositado los ciudadanos debe prevalecer sobre los compromisos de otros que resultan ser engaños antes de llegar a gobernar.
Muchos vislumbran un escenario en el que el vencedor de la contienda, sin duda es Podemos, un partido de extrema izquierda cuyo objetivo es fagocitar a Izquierda Unida y que además esta teledirigido por los países que han caído en la miseria y pone mordaza al libre pensamiento. Los ciudadanos se dan cuenta que la doctrina de Podemos es como el cuento de ‘Alicia en el país de las maravillas’. Por tanto, habrá que pisar la realidad y explicar que el discurso fácil y demagogo no soluciona los problemas de los valencianos ni de los españoles.
Y de esta manera, seguir trabajando por recuperar esperanza y la confianza de los ciudadanos que saben de sobra que es el Partido Popular el que esta ganado con realidades a la pobreza social y al paro.
El Partido Popular tiene su primer reto en Andalucía, una comunidad que bate todos los récords: mayor número de desempleo, gran parte de la población en riesgo de exclusión social, mayor número de recortes sociales, todo ello fruto de treinta años de socialismo que ha impedido que Andalucía despegue por sí mismo.
El Partido Popular fue el más votado en las últimas elecciones autonómicas sin embargo la izquierda se unió y le impidió gobernar. Quizá tenían demasiados ‘expedientes’ a medias como para dejar gobernar a quienes de forma legítima han ganado en las urnas.
Una situación, que podría repetirse no sólo en Andalucía sino también en algunos ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Por eso fue un error no llevar hacia delante la Reforma Electoral, ya que en democracia, como sucede en otros países de Europa, que nos llevan muchos años de ventaja disfrutando de los privilegios democráticos, se respeta la mayoría de los votos depositados en las urnas. Al fin y al cabo es la decisión de un pueblo.
No obstante, en España, la consigna, hoy por hoy es todos contra el Partido Popular devaluando y denigrando la voluntad de unos ciudadanos que hablan a través de las urnas.
Pero no podemos tirar la toalla y darlo todo por perdido. El Partido Popular, tiene que recuperar la calle, es una lucha cuerpo a cuerpo con nuestros adversarios, dando la batalla con el tejido social-empresarial y vecinal, para explicar lo que se ha hecho y porque se ha hecho, es hora de escuchar a todos, incluido a nuestros militantes que se sienten defraudados por la escasa atención que se le dispensa.
Es hora de humanizar el Partido y escuchar a aquellas personas que de forma casi siempre anónima, en multitud de ocasiones han estado ayudando al partido popular, siendo apoderados, interventores o simplemente haciendo de correa de transmisión del buen hacer del Partido Popular.
Hoy por hoy, el desánimo de nuestros militantes también suele ser el denominador común cuando se habla en privado con ellos y dicen “Hemos votado siempre al Partido Popular pero ahora………”. Por tanto hay que darle la vuelta a esa incertidumbre de los nuestros, pero para ello, lo primero es contar con ellos, con todos…
Es el momento de utilizar toda la artillería que tiene el Partido y salir como un gran ejército a conquistar a nuestros ciudadanos en la calle, y como en todas las guerras, cualquier soldado vale para la batalla no apartemos a nadie y volvamos a transmitir la ilusión y confianza y alejemos la sombra del desánimo. Eso sí, para ello los generales que dirigen la tropa tendrán que diseñar nuevas estrategias para ganar la batalla al enemigo.
