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lunes, 29 de abril de 2024 | Última actualización: 23:03

Siguen muriendo

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

El pasado mes de septiembre de 2013, me atreví a elaborar una rampante opinión respecto al drama que estaba ocurriendo en Siria, donde el Gobierno de Bashar Al-asad sigue exterminando todo conato de rebelión por parte de su pueblo contra su tiránico régimen, una especie de 'dictadura hereditaria' iniciada por su padre Hafez Al-asad en 1971. Con la irrupción a lo largo del año 2011 de una serie de estallidos y manifestaciones populares en casi todos los países del Oriente Próximo, solicitando un cambio político que abriera los cauces de una verdadera participación popular respecto a regímenes de corte autoritario en su inmensa mayoría (con la excepción del reino de Jordania). La llamada ‘Primavera Árabe’ la caída de los sistemas vigentes en Egipto, Túnez y Libia, con resultado dispar en cada uno de ellos.

En cambio, en Siria Al-asad se atrincheró en su puesto masacrando cualquier crítica popular, iniciando una cruenta y sanguinaria guerra cuyo desarrollo ya no ocupa ni preocupa a los grandes medios de comunicación, ni mucho menos a los gobiernos de la comunidad internacional, sin más intentos que meras declaraciones e inútiles Conferencias. Traigo de nuevo a colación el texto que elaboré en septiembre, sin que modifique una sola coma. No he conseguido variar el análisis que entonces realicé. En aquel momento lo titulé: 'Están muriendo', para su desgracia y nuestra vergüenza, siguen haciéndolo...

La infinita crueldad de las imágenes de cadáveres, niños heridos y ciudades convertidas en ruinas, provenientes de Siria, significan la estrepitosa realidad de la indolencia de la llamada ‘Comunidad Internacional’. Desde hace más de año y medio, una atroz Guerra Civil asola el territorio sirio, cuya estabilidad es pieza esencial en el complicadísimo tablero de ajedrez que ha devenido la política de Oriente Próximo. Un débil equilibrio impide que naciones como Israel, Líbano, Irak, Jordania o Irán se engullan unas a otras. La antigua tierra de los Profetas se enfrenta a un enorme desafío en el mantenimiento de una precaria tregua que enfrenta por un lado a Israel contra el resto de potencias árabes que le circundan, y a éstas entre sí. El conflicto interno que está sufriendo Siria supone una vuelta de tuerca más en un auténtico polvorín de intereses contrapuestos y demasiado a menudo, han estallado en espirales de violencia y muerte.

Pero los análisis geoestraégicos, no deben perder la perspectiva que bajo el ritmo frenético que marca la actualidad, una sociedad entera está siendo masacrada por un régimen despótico, cuya cabeza se paseaba por las cancillerías europeas con todos los beneplácitos....y no hace tanto tiempo. Cada jornada las noticias nos devoran con imágenes y testimonios que nunca acaban, mientras fuera  de las fronteras de Siria sencillamente no se mueve ni un dedo por aliviar el sufrimiento de esos miles de personas. Almibarados discursos de dirigentes internacionales y eternas discusiones por parte de la inoperante Organización de Naciones Unidas, son el trasfondo sonoro de una brutal inoperancia.

Lo triste, lo verdaderamente patético a mi juicio, ha sido el modo en qué las personas han sido asesinadas (mediante el uso de armamento biológico) lo que ha provocado cierta posibilidad de intervención militar por parte de los Estados Unidos y algún que otro aliado extraño (como el caso de Francia, tan contraria a actuar en ocasiones anteriores).  Que grupos enteros de inocentes mueran a manos de tiroteos, bombardeos, hambre y por toda clase de torturas, incendios de pueblos y ciudades, etcétera, no conmueven ni un ápice las conciencias de los dirigentes del mundo. Sólo la aparición de armas biológicas activa los instintos de "indignación" de los gobiernos del mundo...en pocas palabras, no importa tanto morir como el método que utilicen para asesinar. Curiosa ética. Obama lanza la pelota al Congreso en busca de alguna contrapartida de política interna (la negociación del presupuesto se encuentra en plena actividad), la ONU y su Secretario General se encontrarán perdidos en alguna Comisión que estudie la posibilidad de enviar a un grupo de investigadores en el momento propicio, es decir, nunca. Y su Consejo de Seguridad hablará y hablará y hablará...sin emprender nada.

Y mientras se discute, se decide, se vota, se investiga, se comparece ante la prensa....mientras tanto, los mujeres, hombres y niños sirios están muriendo.