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martes, 30 de abril de 2024 | Última actualización: 10:50

Un símbolo imbatible

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

A punto de comenzar la segunda mitad de este bendito mes de septiembre (siempre he preferido el binomio estacional otoño-invierno que a la tortura de las altas temperaturas estivales), el panorama informativa no puede presentarse más condensando: elecciones catalanas y el sempiterno problema de la hipotética secesión del Principado; el inicio de la maratón electoral que desembocará en las elecciones generales previstas para el próximo mes de diciembre (si el Presidente Rajoy no trastoca calendarios); la demostración real de hasta dónde el nuevo Consell de la Generalitat liderado por Ximo Puig (y en la sombra por Mónica Oltra) plasma sus numerosas promesas de cambio; la llegada de los refugiados procedentes de Siria e Irak y su engarce en la sociedad más allá de un mera recepción temporal,...y otras tantas cuestiones que nos mantendrán bien entretenidos hasta las fechas de turrón y zambomba (en menos de un suspiro las Navidades se nos echarán encima).

Pero frente a tanta y tan variada amalgama de acontecimientos, hoy centro mi atención en un hecho que proyecta menos influencia sobre nuestra vida cotidiana, que el resultado de la última liga de fútbol celebrado en Mongolia (si es que por esos lares se juega algo similar) pero que no deja de revestir de cierta proyección histórica; me refiero al récord alcanzado este pasado miércoles día 9 de septiembre por parte de la reina Isabel II del Reino Unido.

La incombustible soberana del país del té y las pastas, ha superado a su tatarabuela Victoria I en la venerable condición de monarca con un reinado más largo de toda la historia británica: la bonita cifra de 63 años, 7 meses y 2 días, ha sido batida por la actual reina, quien anota con cada jornada qué transcurra, hasta su fallecimiento (esperemos que lejano), una nueva marca de permanencia en el Trono británico.

Desde la lejana fecha del 6 de febrero de 1952, una joven de 25 años sucedió a su padre el rey Jorge VI, prematuramente fallecido a causa de dolencias pulmonares y cardíacas. Isabel II va acumulando todos los récords que puede ostentar una figura regia del Reino Unido: es la monarca reinante con mayor edad ha ostentado la Corona, también su matrimonio posee la mayor duración (lleva casada con el duque de Edimburgo desde 1947...68 añitos de nada); y también como su tatarabuela se fotografía con tres generaciones de posibles sucesores: su hijo el príncipe Carlos de Gales, el hijo de éste, el príncipe Guillermo, rematando el trío el hijo de éste último, el pequeño Jorge.

Más de 63 años de experiencia y contraste conforman el bagaje de una mujer que ha visto cambiar a su país, y por ende al mundo, de un modo absoluto. Isabel II alcanzó el trono pocos años después de acabar la Segunda Guerra Mundial, y ha contemplado como se coronaba el Everest, el mundo se bipolarizaba entre los bloques URSS y Estados Unidos, la Revolución Cubana, los Beatles y los Rolling Stones, la Guerra del Vietnam, el proceso de descolonización de África, la eclosión de los Hippies, la llegada del hombre a la luna, el levantamiento del Muro de Berlín,...para pasar a la caída del comunismo, la ampliación de la Unión Europea, el fin de la Guerra Civil, la sucesión de Pontífices desde Pío XII hasta el actual Francisco, los atentados del 11-S, el cambio de Milenio, la Guerra de Irak,...y tantos y tantos sucesos históricos acaecidos desde 1952, y en todas las décadas transcurridas, a excepción de momentos puntuales, nunca la sociedad británica ha sentido que la monarca supusiera algo ajeno o inútil al país.

Isabel II ha sabido permanecer, y de un modo que engarza la continuidad con la siempre necesaria adaptación de todo cambio, siempre que redunde en beneficio de la sociedad del Reino Unido. Su formidable experiencia ha sido avalada por la práctica totalidad del espectro político británico, escuchándose discursos de encendido elogio durante la sesión de la Cámara de los Comunes celebrada este pasado miércoles. No en vano ha nombrado a doce primeros ministros (incluyendo a la primera mujer en ocupar la jefatura del Gobierno: la incombustible Margaret Thachert).

El actual primer ministro, el conservador David Cameron, definió a la reina Isabel como "una roca de estabilidad en un mundo en cambio constante", y considero que no puede haber mejor definición de una mujer que a lo largo de todo su larguísimo reinado, ha conseguido en palabras de un historiador británico: "que el show real siga funcionando". Isabel II se encuentra, por la propia lógica del transcurso de la  vida, ante la última fase de su reinado; aunque el ocaso de su reinado esté transcurriendo como un precioso atardecer de verano: largo, luminoso y lleno de color. La soberana alcanzará los noventa años el próximo 2016 (ojo que su madre superó los 100 en magnífica forma) sin dar muestras de cansancio o senilidad, permaneciendo como lo que ha supuesto, supone y continuará suponiendo  para el pueblo británico: un símbolo imbatible.