José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Dice el artículo 31.1 de la Constitución Española que "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio".
Todos somos iguales ante la ley por lo que nuestra contribución debe estar en consonancia con nuestros ingresos, siempre con los límites legalmente establecidos.
Dicho lo anterior deberemos tener en cuenta que los grandes contribuyentes o ‘paganos’ en occidente somos las personas físicas, vamos los del D.N.I. que religiosa y puntualmente cada primavera ajustamos cuentas con Hacienda.
Las sociedades de capital de todo tipo se crearon para limitar la responsabilidad personal y patrimonial a todos los efectos de las personas físicas en el ejercicio de actividades empresariales o económicas. También porque proyectos de envergadura que requieren grandes cantidades de capital no se pueden atribuir a una persona únicamente.
Fiscalmente, a diferencia de las personas físicas, las sociedades de capital (limitadas, anónimas, profesionales, etc.) no tienen tipos impositivos progresivos, sino una tarifa única desde el primer Euro de beneficio, que en el año 2015 es del 28%. Tienen además como generadores de actividad económica, empleo y riqueza, la posibilidad de reducir la base de esos beneficios por cuestiones diversas como investigación, desarrollo, mantenimiento de empleo, etc. por eso ,aunque el tipo impositivo años atrás era del 30% para las grandes empresas, éstas pagaban no más del 10-15% .
Quienes obtienen ingresos elevados (más de 175.000 Euros el año 2014) y siempre que no sean de una nómina, pretende pagar los impuestos por la vía de sociedades al 28% máximo y no por el I.R.P.F. al 51%, utilizando los mecanismos, permitidos o no, que la legislación puede otorgar.
Esto ni más ni menos es lo que hizo el amigo Monedero, creó en el año 2013 una sociedad a la que atribuyó los honorarios percibidos del gobierno venezolano por asesoramiento; al no hacerlo como persona física, dejó de ingresar a Hacienda en torno a 130.000 Euros, sin considerar otras rentas por él obtenidas ese año.
Si para acabar señalamos que por tres veces Hacienda no le pudo comunicar el inicio de actuaciones inspectoras, produce un poco de risa las declaraciones de compañeros de fatigas indicando que presenta la declaración complementaria para tener cubierta la más extrema de las contingencias fiscales. Si eso es así, ¿por qué no lo hizo bien desde el principio? El delito fiscal en España se produce cuando por un impuesto y año la cuota defraudada supera los 120.000 Euros.
¿Qué hubieran dicho ellos si esto ocurre a un político de otro partido? Ya van dos y sin inmutarse, el Sr. Errejón con los estudios a distancia sin hacerse y cobrando de la Universidad, ahora Monedero en un renuncio fiscal clarísimo. Igual no tienen recambios y son solo ellos.
Habrá que desempolvar los tratados comunistas y repasarlos, pues no recuerdo si en ellos la vara de medir es distinta según quien fueras.
