Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
El pasado curso, la Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana, decidió, con la incompetencia y altanería tan características del PP de estas tierras, adelantar el inicio del curso en los IES al 3 de Septiembre. Sobre los problemas que ello ocasionó y que motivaron numerosas críticas de la práctica totalidad de la Comunidad Educativa, se ha hablado a menudo. Ahora bien, un problema sobre el que no se ha incidido en demasía y sobre el que nuevo Gobierno autonómico tendrá que actuar es que el adelanto del inicio de curso provocó que alumnos y alumnas y también profesores encadenasen 16 semanas seguidas lectivas; una aberración pedagógica que no se da en ningún país del Mundo, y que provocó severos desajustes y penosas consecuencias.
En Francia, por ejemplo, si revisamos su calendario escolar, vemos como a cada seis semanas de clase le suceden dos semanas de vacaciones para los escolares. Empiezan el curso el 3 de septiembre y acaban a finales de junio. Sin embargo, guardan en todo el territorio nacional una racionalidad a la hora de abordar el calendario escolar, calendario escolar que se elabora con criterios únicamente pedagógicos. En Gran Bretaña hacen prácticamente lo mismo. Y en Alemania. Y repito, en cualquier país que se precie de tener un mínimo de seriedad intentan elaborar un calendario escolar pensando en los alumnos y alumnas y en sus necesidades pedagógicas. Y ni se les ocurre empezar en plena ola de calor si no tienen los centros acondicionados plenamente. Ni por supuesto encadenar 16 semanas seguidas de clase.
Es por ello por lo que tanto el nuevo Gobierno autonómico que ha salido de las urnas como el nuevo que espero que salga después de las elecciones generales, harían bien en abordar de una vez el diseño del calendario escolar con criterios racionales y no basándose en el populismo trash al que la Derecha es tan aficionada. Y si además hicieran lo mismo en el resto de temas educativos y contasen para ello con los profesionales del ramo, sería tal el cambio que el éxito estaría asegurado.
En definitiva, al menos en la Comunidad Valenciana, y espero que pronto en el conjunto de España, los años de plomo en el ámbito educativo que hemos tenido que soportar deberían servir para dar paso a una nueva etapa en la que el dialogo, el entendimiento y la racionalidad se abran paso. Confío en que así sea.
