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miércoles, 22 de mayo de 2024 | Última actualización: 23:57

La Reconquista de Granada

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Luis Andrés Cisneros.

El día 2 de este mes de enero, se han cumplido 525 años de la Reconquista de Granada, por los Reyes Católicos que, con este hecho, dieron por finalizada la liberación de España del yugo musulmán, tras 814 años de lucha, librando así también a Europa del dominio sarraceno.

Para cualquier país del mundo civilizado, y hasta para el no civilizado, un hecho cómo éste sería motivo de alegría, conmemoraciones ilustres y fastos para celebrar un hecho histórico a nivel mundial (a no confundir con la coincidencia en el tiempo de Obama y Zapatero, hecho este del que nadie se acuerda y que se vendió como algo interplanetario).

Aquí no, aquí somos melifluos o indigentes intelectuales. Se ha montado un esperpéntico espectáculo como consecuencia de la celebración de esta efemérides por supuestos ‘españoles’, como los líderes podemitas y otros socios suyos, o de pensamientos anti-españoles, que han puesto el grito en el cielo (perdón, para no ofender a nadie, en el espacio interestelar).

Por ejemplo el inefable Iglesias, que podría estar pensando en cambiar su apellido por el de Mezquitas, se ha atrevido a comentar que la señora  Aguirre “exhibe un patrioterismo rancio, inculto y reaccionario y espero que admire, también, los hábitos higiénicos de los Reyes Católicos”. A todo esto, la concejal del Ayuntamiento de Madrid, cometió el gravísimo error de decir “Este día es de gloria para los españoles. Con el Islam, no tendríamos libertad”.

No voy a entrar en la higiene del señor de la coleta, ni de casi todos los que militan en su partido o franquicias repartidas por nuestra piel de toro. Cada uno es muy libre de elegir el tipo de higiene que su olfato puede soportar. Me surge una pregunta ¿Cuántas franquicias tendrían bajo dominio musulmán? Y otra más ¿Existirían ellos como alternativa política? Ni abrazando el Islam existirían

Otro líder político que también se ha significado con la conmemoración del 2 de enero, ha sido el presidente de VOX, Santiago Abascal. Del Gobierno español, ni está ni se le espera, al menos de manera oficial, siguen renunciando y denostando todos los hechos importantes de nuestra historia.

Al fin y al cabo, hechos como el que nos ocupa, no dejan de ser una cortina de humo que oculta un plan, mucho más profundo, para acabar con cualquier vestigio de España y todo aquello que significa la civilización cristiana.

Todo ello se produce con la aquiescencia del Gobierno de la Nación y de los partidos políticos con representación parlamentaria. Todos, sin excepción, parecen olvidar la tierra que los vio nacer y se sienten subyugados por el magnetismo que ejercen las consignas islámicas.

Como muestra, un ejemplo. El desGobierno actual, tiene en estudio incorporar al calendario laboral todas las festividades coránicas lo que podría suponer el primer paso para que las fiestas cristianas sean borradas, poco a poco. Ello significaría un caos total en las empresas españolas. Pero es igual, todo sea por la Alianza de Civilizaciones.

Asimismo, pretenden cambiar las épocas de exámenes, para que no coincidan con el mes de ayuno del Ramadán y que tengamos la capacidad de integrarnos en las costumbres de los que vienen a nuestra casa.

Ya se dio un primer paso al suprimir, en los comedores escolares, todos aquellos alimentos provenientes del cerdo, para no ofender a los nuevos alumnos. Se quitan los crucifijos, se eliminan los villancicos, se ocultan los árboles de Navidad.

El que esto escribe, allá por el principio de la década de los 60, en el siglo pasado, fue emigrante, con mis padres, en Suiza. Ni se me ocurrió intentar, ni falta que me hacía, cosas como estas: Que se declararan festivos en ese país el día de San José, ni el Día del Pilar, que se celebrarán una semana de encierros como en Pamplona, que se implantara la Feria de Abril, ni las Fallas, ni la Magdalena, ni San Isidro.

Referido al tema gastronómico tampoco planteé la posibilidad de que se suprimiera, por ejemplo la ‘fondue de fromage’, y la misma fuera sustituida por paella, cocido madrileño, gazpacho, pollo a la chilindrón y un montón de platos típicos de mi país.

No se me ocurrió, sobre todo, porque como ya he apuntado antes, mi primer objetivo era conseguir la integración en Suiza y respetar todas y cada una de sus costumbres y, además, los habitantes de ese país, no eran ni gilipollas, ni analfabetos funcionales.

Aquí nos tocará Reconquistar Granada otra vez si seguimos siendo el país más cobarde de los últimos siglos. La otra solución es plegarse a los designios de nuestros opíparamente pagados dirigentes, o bien meditar muy bien nuestro voto en unas próximas elecciones. Alternativas las hay, pocas, pero las hay.

Mi buen y admirado amigo Jorge Fuentes, hace pocos días escribió, en estas páginas, un acertado artículo que hablaba del ‘miedo’, y tenía razón, no es bueno vivir con miedo, y si nos empezamos a acostumbrar a vivir así, estaremos poniendo la primera piedra de nuestra anulación como civilización.

No obstante, para poder visionar lo que se nos puede venir encima, recomiendo la lectura del libro Sumisión, del autor francés Michel Houellebeck, un relato sobre lo que sería factible que ocurriera en Paris, en torno al año 2022. Según lo que hagamos se hará o no realidad.

Les recomendaría a todos los que critican aceradamente todo lo que representa la conquista de Granada, que se informen y que lean. Pero claro, leer es fácil, lo más complicado es entender lo que se lee

Yo sí que estoy orgulloso de ser español.  ¡Viva España!