Juan Teodoro Vidal. Químico.
Cuando en las clases de Historia se trataba sobre los hitos y los personajes más sobresalientes (pues al resumir la Historia de miles de años sólo cabe centrarse en lo importante), siempre se destacaba a reyes y emperadores de grandes naciones y héroes de grandes batallas, que habrían sido determinantes de lo que luego fue nuestra propia patria de una u otra forma. Resulta injusto perseverar en esa concepción de la Historia, menospreciando comparativamente lo que aportan los descubridores e investigadores.
Este año el Premio Nobel de Física ha sido concedido por la Academia Sueca a «científicos que sobresalen por sus contribuciones en el campo de la física»: Isamu Akasaki e Hiroshi Amano, de Japón, y Shuji Nakamura, de Estados Unidos, «Por la invención de eficientes diodos de emisión de luz azules, que han hecho posibles las fuentes de luz blanca brillantes y de bajo consumo».
(Citas de Wikipedia).
Si nos paramos a pensar en la influencia real que tienen en nuestras vidas científicos como los mencionados, resulta más impactante que la victoria de Octavio sobre Marco Antonio y Cleopatra en la cuarta guerra civil de la República Romana. Esta última entronizó a Octavio como Princeps Civium y el mundo siguió rodando, pero el LED, que en siglas significa “Light-Emitting Diode” o “diodo de emisión de luz”, ha colonizado cada pantalla de televisión y de ordenador, cada teléfono móvil, cada iluminante de los coches y semáforos y farolas de la calle, cada linterna, después de haber pasado por un largo periodo en que eran solo las lucecitas brillantes que nos avisaban de la evolución de los discos duros o del estado de conexión o de carga de todo artefacto informático, y está ahora presente continuamente en nuestra existencia.
Los Premios Nobel son un elenco de grandes personajes modernos de la Humanidad. Y probablemente, al igual que a veces las palabras no son capaces de describir sentimientos, el Premio también se queda corto en el reconocimiento. El más famoso de la lista de premiados en Física,
Albert Einstein, de Alemania, fue premiado «por sus aportaciones a la física teórica y, especialmente, por el descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico» (Wikipedia), siendo pues precursor de la fuente de energía renovable fotovoltáica. Hoy diríamos que quizá su principal aportación fue la Teoría de la Relatividad, publicada el mismo año, por delante del efecto fotovoltáico, aunque no se mencione en la concesión.
El legado más importante que esta generación puede dar a la siguiente es el conocimiento, personificado también en esos nombres. Casi la única recompensa real que han obtenido es dar nombre a una unidad de medida o a un efecto observado en experimentos. Todos los demás bienes son limitados o temporales, pero la Reproducción Cultural del conocimiento es infinita y acumulable, y lo que nos ha hecho distinguirnos del Reino Animal. Para mí los grandes personajes de la Humanidad son los que nos enseñan algo. Por ello merecen hoy mi homenaje.
