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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Tópicos catalanes

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Volvimos a España, como casi siempre, a través de Barcelona. Y lo hicimos en uno de esos días que fueron señalados por los medios como apocalípticos: protestas, manifestaciones, lluvias, huracanes. En fin, teóricamente, el caos.

Nuestra experiencia, por el contrario, no pudo ser más placentera. En las horas que pasamos en la ciudad condal, cruzando sus puntos neurálgicos -el aeropuerto de El Prat, todo el centro de la urbe, la estación de Sants- no nos fue posible encontrar algún signo que indicara tensión o preludio de ella. En el aeropuerto y en la estación, unos pocos mozos, los justos; la ciudad con algunas pocas banderas españolas y esteladas ondeando en los balcones; el taxista, el vendedor de billetes de Euromed, los camareros de las cafeterías, todos atendiéndonos amablemente en un español impecable.

No pretendo con esa corta experiencia catalana negar la existencia de lo que vemos cada día en los medios: rifirrafes, manifestaciones, protestas. Lo que quiero decir es que las ciudades llevan una vida casi apacible por encima y por debajo de los actos que unas minorías de exaltados quieren protagonizar y que los medios se esfuerzan en magnificar.

Por fin el Gobierno, apoyado por un alentador pacto con el PSOE y Ciudadanos está aplicando el tan esperado artículo 155 de la Constitución. Poco imaginaban los siete redactores de la Carta Magna (dos de ellos catalanes, Roca y Solé Tura), que tal artículo, por lo demás copiado del equivalente de la constitución alemana iba a hacerse tan famoso.

Es evidente que el 'establishment' catalán se resistirá como gato panza arriba a que se apliquen las propuestas del Gobierno aprobadas por el Senado. Pienso que Puigdemont 'and company’ tienen poco que hacer y que cuanto antes lo reconozcan preparándose para nuevas elecciones, mejor para ellos, para Cataluña y para todos.

Esta semana de interludio es un buen momento para aclarar algunos tópicos y leyendas urbanas que se han fabricado alrededor de Cataluña. Veamos algunos de ellos:

1-¿Podría sobrevivir una Cataluña independiente? ¿Sería viable un estado de 7 millones de habitantes y 32.000 Kms2? Naturalmente que sí. No solo Cataluña tendría recorrido fuera de España. Mejor o peor lo tendría cualquiera de las 17 Autonomías de nuestro país, incluidas las menos favorecidas. Si están subsistiendo países derivados de la antigua Yugoslavia o de la ex URSS, que partían de condiciones menos ventajosas, mejor lo harían Cataluña, el País Vasco o Galicia por citar algunas regiones españolas.

El problema está en que no basta que unos líderes enloquecidos intenten aplicar ilegalmente las aspiraciones de una parte de la población de una región, para que tal intento pueda considerarse legítimo dentro de un país democrático en que existen vías legales para canalizar cualquier aspiración política. La segregación de una autonomía, de una provincia o un cantón debe contar con la opinión de toda la población del país al que pertenecen. Ello es así en España y en cualquier otro Estado del mundo.

Juncker lo dijo hace poco, "No es gobernable una Unión Europea con 98 miembros", que son los que surgirían de la fragmentación de los numerosos países europeos con tendencias centrífugas.

2-Es falso de toda falsedad que Cataluña separada de España quedaría integrada automáticamente en la UE en que sería un miembro más que mediano como Dinamarca, Chequia,  Eslovenia, Eslovaquia o Hungría. Si algún día Cataluña se separa de España y por entonces, es decir en el siglo XXII o XXIII la UE existe, quedaría automáticamente fuera de la UE con todas las limitaciones que ello supondría: fin de las subvenciones, pérdida del respaldo financiero, caída de las exportaciones al resto de España (el 40%) y al resto del mundo (el 30%).

Es decir, Cataluña sí podría sobrevivir fuera de España y de la UE pero lo haría durante muchas décadas con un empobrecimiento en su PIB del 30% y con un crecimiento del paro intolerable.

3-Los líderes separatistas quisieron engañar a la ciudadanía catalana contándoles que sus bancos, sus empresas y sus inversores les serian fieles y no se retirarían de la región. Apenas han pasado unos días desde el 1-O y van ya por las 1200 firmas las que se han deslocalizado huyendo de la inseguridad legal que se ha creado en Cataluña.

No es ésta una noticia que deba alegrarnos excepto en la medida en que debe desalentar a los secesionistas poco dados a mirar a los lados. Nadie en España busca una Cataluña empobrecida. Ese no es el objetivo. De lo que se trata es de tener una Cataluña próspera, bien integrada en España y liberada de unos líderes irresponsables que están desacreditando y arruinando al país. Unos líderes que quieren explicar la fuga de capitales como reacción a la conducta policial y a la inducción por el gobierno español.

4-El objetivo de la aplicación del 155 es recuperar la legalidad democrática y el Estado de Derecho en Cataluña vulnerado por los secesionistas/golpistas aunque éstos se empeñen en decir que el golpe lo ha dado Madrid.

Es evidente que a corto plazo lo urgente es retirar a toda la pandilla de impresentables que van desde Puigdemont hasta la directiva de los mozos y de la TV3.

Lo que no queda tan claro es ese empeño en ir a unas elecciones prontas, cuando es posible que unos comicios inmediatos, con la atmósfera actual dieran la victoria a la misma coalición que gobierna ahora es decir, ERC, PDdeCat y CUP. Con lo que volveríamos a empezar.

A medio y largo plazo toda reforma en Cataluña debe empezar por retomar la educación y corregir los adoctrinamientos de varias generaciones de niños, jóvenes y adultos que han crecido robotizados en ciertas Autonomías españolas. Aquella cesión del gobierno central a las Autonomías fue letal para Cataluña y lleva camino de serlo también para otras regiones.