Noticias Castellón
jueves, 9 de mayo de 2024 | Última actualización: 00:09

Promesas, promesas,…

Tiempo de Lectura: 3 minutos, 22 segundos

Noticias Relacionadas

Enrique Domínguez. Economista.

Hace pocos días me comentaba un amigo que él tiene por costumbre guardarse los programas electorales de los partidos para luego ir comprobando a lo largo de la legislatura su grado de cumplimiento.

La verdad es que a mí esos programas no me llegan y tampoco me he preocupado en tenerlos. Seguramente se facilitan a los que son del partido y se encuentran también en su web; hay, además, webs específicas que comparan los programas de los diferentes partidos.

Lo cierto es que el votante que pertenece a un partido tiene claro el voto independientemente de lo que ofrezca, diga o prometa que va a hacer en  tal o cual tema. Son votos cautivos.

Yo formo parte de los demás, de los que escuchamos en los días de campaña electoral y, cada vez más, en un mayor número de días previos a la misma, lo que cada partido dice que va a hacer. Eso sí, con frases e imágenes muy bien estudiadas y repetitivas pero que no profundizan en los temas o cuestiones de que se trate; nos bombardean pensando, tal vez, que los ciudadanos de a pie nos lo tragamos todo, que nos convencen.

De las campañas electorales, me gustan más las dirigidas a la elección de alcaldes y concejales. Y por una razón muy sencilla: en esos días de precampaña y de campaña se aprecia un fuerte incremento de las obras municipales y de arreglos de cuestiones que uno ya creía que no las vería nunca solucionadas. Ojalá esas elecciones fueran cada año para ver más actividad en la solución de los diferentes problemas que se plantean. En esos días los podemos ver por las calles, por las tiendas o los mercados ofreciendo sus sonrisas y promesas si salen elegidos. Luego, una vez elegidos, se acuerdan de lo que se acuerdan; a veces de muy poco.

En cambio, las elecciones generales tienen otro cariz, aunque también los elegibles se dejan ver por las calles, pero mucho menos. Los mítines están claramente de capa caída y en esta provincia apenas nos visitan los líderes. Las cuñas electorales se notan menos tanto en radio como en televisión, aunque se incrementan las páginas con sus promesas en los medios escritos.

Esta campaña electoral será histórica porque será la última del bipartidismo y la próxima legislatura la primera en la que será imprescindible algo a lo que los habitantes de este país, mejor dicho, sus políticos, están poco acostumbrados: a consensuar.

Tal vez por eso, los debates celebrados a nivel de país han tenido una gran audiencia mediática. Pero, a pesar de los diferentes formatos ofrecidos, en mi opinión, nunca se profundiza en los temas si no es en soltar una y otra vez, machaconamente, las frases emblema que deben quedarse en la mollera de los electores. Esos debates deberían ser temáticos y así, seguramente, sabríamos más lo que dice cada uno, sus verdades y sus mentiras, porque todos los partidos abusan de las estadísticas y las retuercen para su interés. Como muestra, el último debate estilo siglo veinte del lunes catorce de diciembre.

Lo triste del caso es que si quiero enterarme de lo que dicen los partidos de los diferentes asuntos, he de recurrir a lo que algunos medios escritos analizan pero que, imagino, poca gente consulta, a determinada prensa digital y webs específicas o a esos programas que ya no llegan a los ciudadanos; será por la crisis.

Lo cierto es que gane quien gane y consensue con quien o quienes consensue, las promesas hechas en campaña se diluirán. Pero, ojalá ello permita que, por primera vez, se piense en serio en lo que es bueno para el mayor número de personas. Y se cumpla. Ustedes, ¿qué opinan?