Noticias Castellón
sábado, 27 de abril de 2024 | Última actualización: 20:21

¿Las peores cifras?

Tiempo de Lectura: 5 minutos, 28 segundos

Noticias Relacionadas

Enrique Domínguez. Economista.

El mes de marzo solía ser un mes en el que el paro subía o bajaba de acuerdo con la celebración de las fiestas en la provincia (Fallas y Magdalena) y la Semana Santa. Este año las fiestas aludidas tenían lugar en la segunda quincena y la semana santa se iniciaba en el primer domingo de abril. Tenía el mes bastantes números para que las personas paradas descendieran un tanto.

Como todos saben, no ha sido así. El coronavirus lo ha trastocado todo. Y lo más preocupante a día de hoy es que no sabemos hasta cuándo. Por eso, la incertidumbre sobre cómo evolucionarán los parados en este mes  abril es una incógnita. ¿Serán más o menos de los que se dieron en el peor año de la anterior crisis, mejor dicho, de la crisis que se inició en 2008?

Vayamos por partes. El número de parados en marzo ha aumentado en 3.176 respecto a febrero mientras que en marzo de 2019 disminuyó en 324 respecto al mes precedente. Este aumento supera por poco a la mayor cifra de incremento que se dio en la crisis iniciada en 2008: en marzo de 2009 se elevó en 3.044 personas.

La subida del paro en Castelló se ha centrado sobre todo, en el sector servicios, en la construcción y en la industria. Para la agricultura, marzo es un mes con poca actividad porque la campaña citrícola ya terminó prácticamente desde enero. Hay que decir que en esos tres sectores la subida del paro en la provincia no supera el peso que la misma tiene dentro de la Comunitat Valenciana –CV- (en torno al 10%): un 6,7% en industria, un 9,2% en construcción y un 9,1% en servicios, con el 8,9% del paro total regional.

La contratación es la que ha sufrido un fuerte varapalo por la anulación de las fiestas y por la inactividad de cara a la semana santa; ha bajado un 21,3% respecto a febrero cuando el año anterior subió un 9,9%. Y también el acumulado del primer trimestre registra en la provincia una contracción del 5,4% frente a un descenso del 0,13% en la CV y un avance del 4% en el conjunto español.

Podemos seguir diciendo que en este primer trimestre Castelló sigue siendo la quinta provincia española en formalización de contratos indefinidos, dieciséis sobre cien frente a 10,9 en España y doce en la Comunitat.

Sin embargo, la crisis sanitaria se ha dejado sentir en el descenso de afiliados a la Seguridad Social, 3.922 en marzo respecto a febrero mientras un año antes el descenso de afiliados fue de 491. Y se han registrado, sobre todo, en el régimen general. Hay que significar que ese descenso, en términos porcentuales, es superior al dado en la CV y en España.

Que esta es una crisis sanitaria que está afectando a la actividad económica y no una crisis estrictamente económica lo demuestra el hecho que el número de parados en este mes de marzo ha aumentado en 2.939 respecto a marzo de 2019, mientras en marzo de 2009 (en plena crisis) el número de personas paradas subió en 28.929 respecto a marzo de 2008. El problema es que si esta situación dura y se acentúa la incidencia sobre la economía y la recuperación no es rápida, puede ocurrir algo parecido; y entonces sí sería mucho más preocupante.

De la noche a la mañana un elevado número de empresas, en gran medida microempresas, y de autónomos se han visto obligados a cerrar o a reducir al mínimo su actividad por el confinamiento; sin embargo, las obligaciones contractuales, los pagos a proveedores y el pago de impuestos siguen ahí, con sus plazos, y si una firma no tiene ingresos y no tiene asegurado el mantenimiento en las condiciones más adecuadas para que el daño sea el mínimo, se planteará cerrar. Y eso es lo preocupante.

Se han dado varios reales decretos sobre cuestiones sociales y económicas desde el gobierno y desde la soledad; porque en este país e incluso en un asunto tan grave como éste, de ámbito mundial, no se ha podido o querido consensuar nada ni con la oposición (que no ha hecho mucho para colaborar, salvo las palabras que, aunque  se las lleve el viento, quedan en la hemeroteca para futuros usos en campañas electorales) ni con empresarios, trabajadores y sociedad civil, salvo casos puntuales.

Echo de menos otros momentos de nuestra historia en la que había mejores líderes, tanto en España como en la UE, y una oposición responsable (sea cual sea el partido) que sepan cuándo el país necesita pensar en sus ciudadanos por encima de los argumentarios partidistas. Y así nos va. Y lo que pueda pasar con esta crisis sanitaria y económica es un botón  de muestra. Y la Unión Europea se la juega porque de su respuesta a esta crisis y a los problemas de sus miembros va a depender su futuro; y no parece muy predispuesta a solucionar las dificultades económicas que genere; si no responde adecuadamente no creo que sea ésta una nueva crisis de crecimiento, sobre todo por el peso que los euroescépticos, los nacionalismos y los partidos de ultraderecha están adquiriendo.

Pero hay que pensar en el día después. De ésta vamos a salir, peor o mejor pertrechados. Pero, ¿vamos a continuar reconstruyendo la actividad económica por los mismos derroteros que hasta ahora? ¿Vamos a seguir pensando en un sector turístico de temporada y poco más? ¿Vamos a seguir teniendo un sector cerámico que fabrica calidad pero a precios ajustados y muy por debajo de los de su competencia italiana y con una creciente competencia foránea? ¿Vamos a seguir con una agricultura, que es básica para el futuro, pero que es nada atractiva al personal joven y, sobre todo, que siga sin una auténtica fuerza en los medios políticos nacionales y europeos? ¿Vamos a seguir con un comercio detallista que no termina de encontrar el empuje y la coordinación que necesita? ¿Vamos a seguir diciendo de boquilla que es fundamental el I+D+i?

Pensemos en el futuro porque si no es así la próxima crisis, que vendrá más pronto o más tarde, nos cogerá en mantillas. ¿Y usted qué opina?