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domingo, 5 de mayo de 2024 | Última actualización: 14:30

Fantasy island

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Algunos de ustedes recordarán una serie norteamericana de televisión de los años 70 que tenía por título “La isla de la fantasía”. Relataba los lances en un lugar remoto del Pacífico en que gentes adineradas acudían para realizar sus sueños.

Pues bien, en aquellos mismos años me encontraba yo destinado en la Misión de España ante las Naciones Unidas  y esta organización, debido a su búsqueda de objetivos oníricos e inalcanzables, fue rebautizada como ‘Fantasy island’.

No sé por qué, el panorama político que veo en estos días en España y en especial la actuación de los dos grandes partidos y la propia configuración de nuestro Parlamento me hacen recordar aquella serie televisiva y aquel apodo de la ONU.

Susana Díaz adelanta sorpresivamente las elecciones andaluzas para evitar que en los próximos meses su socio de IU y Podemos le roben la merienda y pueda encontrarse en Mayo con un resultado todavía peor que el que obtendrá en Marzo.

Pedro Sánchez actúa en el Parlamento y también en su relación con Rajoy como si de verdad él fuera el patrón de la izquierda cuando en realidad sabemos –porque así nos lo repiten machaconamente las encuestas- que el PSOE no hace sino caer imparablemente en intención de voto.

El propio Presidente Rajoy, sabedor de la apurada situación en que se encuentra el PSOE, le echa una mano en el reciente acuerdo firmado para combatir el terrorismo yihadista y subraya por activa y pasiva el carácter de Sánchez como líder del PSOE que es a la vez, insiste, el principal partido de la oposición.

Lo cierto es que desde las últimas elecciones generales que configuraron el Parlamento como hoy se encuentra, se han producido profundas variaciones que lo convierten en un foro que no refleja como debiera la realidad del país, de ahí que los debates entre los diputados deben completarse con algaradas callejeras y tertulias televisivas donde aparecen quienes a fin de año serán votados en las urnas completando el dibujo político de España.

Compréndanme bien, no es que esté deseando que llegue ese momento sino más bien todo lo contrario. Mal que bien, desde 1975 y con los aciertos y los errores conocidos, España ha venido configurándose como una democracia sólida y prestigiada. Creo que cada uno de los dos grandes partidos ha contribuido a ese progreso. Personalmente pienso que el PP lo ha hecho con mayor eficacia aunque el PSOE merezca también sus créditos.

Cuando hacemos balance del último año vemos que los dos grandes errores que se han puesto en evidencia y que pueden provocar un vuelco electoral grande son el paro y la corrupción. Pienso también que el PP y el PSOE han tomado buena nota de ambos problemas y buscarán a toda costa y por la cuenta que les trae, corregirlos de cara al futuro. Corregir la corrupción parece una tarea más viable; se tratará de poner en pleno funcionamiento las instituciones existentes –el sistema judicial, el aparato fiscal, el tribunal de cuentas, el sistema bancario- y con todas ellas asegurar que quien la hace la paga, con devolución de lo robado, multa y cárcel.

Mucho más difícil es reducir el paro a niveles europeos. Esa es una lacra que arranca del siglo XVIII y aun de más allá. Para superarla habría que proceder a una reforma completa de nuestra estructura económica que requeriría de más de medio siglo para superarse.

Una cosa me parece segura y es que con lo poco y disparatado que sabemos del programa de Podemos, la situación no solo no se corregiría si lograran ellos alguna cota de poder, sino que iría a la catástrofe como han ido todos los países en que se inspiran esos desastrados enseñantes, como son los ex-países comunistas europeos, los populistas americanos y las teocracias asiáticas.

Las instituciones españolas de hoy pueden escenificar ‘Fantasy island’ pero como no nos andemos con tiento, dentro de poco van a representar una imagen mucho menos idílica: ‘La casa de los horrores’.