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domingo, 28 de abril de 2024 | Última actualización: 23:03

Las tertulias

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Aunque soy consciente de que las tertulias políticas de televisión o radio están bastante desacreditadas, me confieso aficionado a ellas. Incluso algo adicto.

Me he preguntado con frecuencia la razón por la que esos programas inspiran la aversión de muchos y no acabo de encontrar explicación. Se acusa a los tertulianos de ser incultos, ignorantes y de intentar convertirse instantáneamente en especialistas de casi todo sin saber casi nada de nada.

Probablemente hay parte de verdad en ello y tal defecto puede detectarlo un verdadero especialista en un campo muy concreto, como pueda ser la física cuántica, la filosofía oriental o el modus operandi de la política exterior de la Unión Europea, temas sea dicho de paso poco tratados por los tertulianos.

Hay que reconocer sin embargo que en todas las cuestiones de ámbito general –la política estatal, la autonómica y la local, las relaciones internacionales, los mecanismos que rigen la economía mundial, el cambio climático- los participantes se mueven con soltura siendo capaces de aportar algo al conocimiento de inteligencias medias o algo más altas, pudiendo incluso reaccionar con rapidez a los sucesos que saltan cada día en portada.

Sin embargo, hay algunas objeciones que retener: en primer lugar su parcialidad. Aunque todos los programas se esfuerzan por incluir participantes de distintas tendencias políticas, es evidente que siempre predominan ya sea por la tendencia general de la cadena, por la fuerza de determinados tertulianos o por su mayor fama, un signo determinado que, como es evidente, en 24 horas, El cascabel, El gato al agua, en Onda Cero o Es Radio, ganan las derechas a veces algo rabiosas. Por el contrario en otros casos, como en la SER, o las cadenas  televisivas 4, 5 y 6, dominan las izquierdas. Cada oyente ya sabe dónde se mete y hasta dónde está dispuesto a aguantar.

Puesto que cada una de las tertulias citadas suele repetir sus argumentos casi sabemos de antemano lo que van a decir o al menos la línea que seguirán. Y aunque a algunos de los tertulianos hubiéramos querido borrarlos de la pantalla con el mando automático, todo lo que podemos hacer es cambiar temporalmente de canal.

Mucho más molesto que esas turbulencias ideológicas son las distorsiones sonoras que se producen cuando dos o más de los participantes expresan sus ideas simultáneamente siguiendo aquella norma de “no me interrumpas mientras te estoy interrumpiendo”.

Escasísimo interés tiene, con raras excepciones, la presencia de políticos en esos foros, ya sean gentes de partido, parlamentarios, alcaldes o sindicalistas. Su desesperado intento por defender a sus correligionarios y las ideas de su partido anula todo interés a su participación.

Sería bueno, por último, que se renovaran los asistentes y que aparecieran nuevas caras y nuevas ideas aunque bien es cierto que algunos se han convertido ya en miembros de nuestro mobiliario doméstico y se les echaría de menos.

Tertulianos del lunes.

Durante casi tres años participé en una tertulia de EsRadio moderada por ese gran periodista que es Ximo Tirado. Fue un buen tiempo en que aprendí no poco de aquel estupendo grupo formado por Pascual Montoliu, Pedro Tejedo, Rafa Cerdá y Toni Pitarch. Y pienso que no estaría mal que pudiéramos reencontrarnos pronto de nuevo y darles a ustedes la lata en las tardes de Castellón. Creo que no éramos tendenciosos, ni sectarios, ni nos interrumpíamos, ni estábamos quemados por lo repetitivos.