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domingo, 12 de mayo de 2024 | Última actualización: 16:18

Hasta la médula

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Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.

En primer lugar, me gustaría desear un feliz año a todos los que pasáis por aquí alguna vez, y que con él se cumplan vuestros deseos. Con el año nuevo, mucha gente toma una serie de propósitos para cumplir durante los 365 días siguientes (aprender un idioma, dejar de fumar, adelgazar…), así que desde aquí me gustaría proponer uno nuevo, que sin ser tan importante puede ayudar a salvar una vida: estoy hablando de hacerse donante de médula.

En primer lugar, vamos a ver qué es la médula ya que tenemos varias en el cuerpo. La médula de la que hoy hablamos es la médula ósea, un tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos de los huesos del cuerpo como en el de la cadera, el esternón o los huesos del cráneo. En el lenguaje coloquial se le llama tuétano, considerado una delicatesen y que se toma tanto como parte de un cocido como cocinada directamente. Cuando hablamos de médula mucha gente se confunde con la médula espinal, y sin embargo, no tienen absolutamente nada que ver, ya que sus funciones son totalmente distintas. La médula espinal se encuentra en la columna vertebral y transmite los impulsos nerviosos desde el cerebro hacia el cuerpo y viceversa.

¿Por qué es tan importante la médula ósea? La médula ósea contiene células inmaduras llamadas células madre hematopoyéticas que son las células madre que forman la sangre. Éstas pueden transformarse en una de las tres clases de células sanguíneas: los glóbulos blancos que nos defienden de las infecciones; los glóbulos rojos que transportan el oxígeno en el cuerpo; o las plaquetas que ayudan a que coagule la sangre. Es decir, que la médula es el lugar donde se forma y se renueva nuestra sangre. Sin embargo, la médula ósea no está exenta de enfermedades. La leucemia es la principal que afecta a la médula, y consiste en el desarrollo de cáncer que provoca un aumento desmesurado de glóbulos blancos. Además, puede ser alterada por infecciones como la tuberculosis, ocasionando un decremento en la producción de células sanguíneas y plaquetas.

Una de las técnicas más importantes para tratar la leucemia es el trasplante de médula ósea. La médula ósea puede trasplantarse, ya que puede extraerse de un hueso de donante vivo, generalmente de la cadera, mediante una punción y aspiración e introducirse en el sistema circulatorio del receptor si existe compatibilidad entre éste y el donante. Cada persona tiene un conjunto distinto de proteínas en la superficie de las células, llamado tipo HLA, que se identifica por medio de un análisis especial de sangre y permite conocer la compatibilidad. Cuanto mayor sea el número de antígenos HLA compatibles, mayor será la posibilidad de que el cuerpo del paciente acepte las células madre del donante. Evidentemente, es más probable que sean compatibles los HLA del paciente con los de sus parientes cercanos, y sin embargo, sólo 1 de cada 4 pacientes tiene un familiar compatible.

No es nada complicado ser donante, sólo es necesario que tengas buena salud, que tu edad esté entre 18 y 55 años, y que estés dispuesto a hacerte un análisis de sangre para estudiar tus características de compatibilidad. Las posibilidades actuales de que te llamen son de una entre quinientas, y aunque suceda podrás ayudar a intentar una vida a cambio de unas pequeñas molestias. ¿A que es un buen propósito? Como siempre, comentarios abiertos para sugerencias, ideas… Hasta la semana que viene.