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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 18:11

Clara Campoamor o la tercera España

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Pedro Tejedo. Abogado.

Brevísima semblanza introductoria de Clara Campoamor: Política republicana, fue elegida diputada en las elecciones de junio de 1931 formando parte de la candidatura del Partido Radical. Luchó con éxito para obtener el sufragio femenino, la legalización  del divorcio y la despenalización del adulterio. Para mayor información me remito a la biografía escrita por Concha Fagoaga y Paloma Saavedra “Clara Campoamor, la sufragista española”.

Acabo de terminar la lectura de un libro de Clara Campoamor titulado “La revolución española vista por una republicana” (editorial Espuela de Plata). En este interesantísimo libro se recogen las experiencias de la autora en el Madrid de los primeros meses de la guerra civil, así como sus reflexiones sobre el fracaso de la experiencia republicana, sobre los dos bandos contendientes y sobre la marcha de la guerra en esos primeros meses.

Uno de los motivos de interés del libro es que constituye uno de los primeros relatos publicados sobre lo que estaba aconteciendo en España en esos momentos, pues escrito entre noviembre del 36 y principios del 37, se publicó ese mismo año en Francia, país en el que se había refugiado Clara Campoamor huyendo de nuestra guerra (in)civil.

Otro motivo de interés del libro, y que me gustaría resaltar especialmente, es que está escrito por una genuina representante de lo que se ha dado en llamar la “Tercera España”, esa España formada por demócratas, raras avis en nuestra historia, y a la que llegada la guerra civil les fue literalmente aplicable los versos de Machado: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Ejemplo de ello es la propia Clara Campoamor, que huyó de Madrid por temor a perder la vida a manos de los revolucionarios, y en su huída al extranjero en barco sufrió un complot para asesinarla por parte de unos falangistas que se encontraban a bordo del mismo.

Entiendo que siempre es buen momento para reivindicar a figuras que, como Clara Campoamor, debieran servir de referente para cualquier demócrata con independencia de su concreta filiación política. De hecho considero que la Constitución Española de 1978 no supuso sino el triunfo definitivo de esa tercera España sobre las dos Españas totalitarias, y su conversión en la única España posible y real, la España democrática.

Si echamos una mirada a estos treinta y cinco últimos años de la vida política española encontraremos importantes errores, pero sin duda han sido sobradamente compensados con la consolidación de la democracia en España; una circunstancia que vivimos con naturalidad pero que si hacemos un somero repaso a nuestra historia veremos que constituye una excepción.

Por otra parte, a nadie se le escapa que actualmente vivimos una importante crisis política y que deben producirse cambios que ayuden a regenerar nuestra democracia. Pues bien, si queremos que esos cambios supongan una verdadera evolución y mejora de nuestra democracia, y no una involución hacia el pasado, deberemos afrontarlos con el ánimo y los principios irrenunciablemente democráticos que aquella tercera España, de la que Clara Campoamor es uno de sus ejemplos más representativos, nos ha legado y que hemos asumido como principios inspiradores de nuestra actual democracia.

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