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miércoles, 8 de mayo de 2024 | Última actualización: 15:12

Infamia

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Rafa Cerdá Torres. Abogado.

"El día de hoy quedará escrito en las páginas de la historia de la infamia". Esta frase lapidaria fue pronunciada por José María Aznar, Presidente del Gobierno en funciones, aquél fatídico día 11 de marzo de 2004, un jueves que cambió el rumbo de la Historia de España. Diez años han transcurrido desde la brutal carnicería que cercenó la vida de 192 inocentes, al tiempo que quebraba la existencia de otros centenares de afectados en forma de secuelas físicas y psicológicas. Dos trenes de cercanías en Madrid fueron reventados por las cargas explosivas que un grupo de terroristas islámicos colocaron en vagones, atestados de gente buena y trabajadora que empezaba un nuevo día de trabajo, de estudios,.... sin siquiera imaginar el horror que estaba a punto de despertar. Diez años han pasado ya.

Diez años plagados de investigaciones, opiniones, teorías y elucubraciones de todo tipo y condición.  No seré yo quién me decida a aventurar en tan inhóspito sendero en dónde demasiadas interpretaciones han sido dadas en función de intereses políticos, periodísticos y hasta personales. En un país tan pasional como el nuestro, todavía se requiere de una cierta perspectiva a fin de conocer todos los hechos y factores que conformaron las entrañas del atentado terrorista más sangriento de nuestra historia, y también de la de Europa.

Sin embargo, debajo del juego político y mediático que el 11-M arrastra, existen toda una serie de historias de personas y familias valientes. Gente que ha sobrellevado su dolor con una enorme carga de dignidad, y sobre la cual el foco del interés mediático y social se ha dirigido en ciertas fechas conmemorativas y poco más. Gente que deja de lado el sectarismo político que impregna el tema, y afronta la pérdida de un ser querido o la carga de una minusvalía con un enorme coraje, desde el propio silencio y con la única compañía de su dignidad. Mientras que España recobró de nuevo su pulso, y poco a poco el país regresó al camino de la Historia, cientos de ciudadanos siguen y seguirán leyendo la infamia que quedó escrita en la página de sus vidas por culpa de una fecha: el 11-M. Por el coraje y el valor desplegado por las víctimas nunca debemos dejar que su dolor se transforme en Memoria, si no en la mejor de nuestra fortaleza.