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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 20:07

El futuro del sector azulejero

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Vicente Pallarés. Alcalde de Sant Joan de Moró y diputado provincial.

Al sector azulejero, verdadero motor de la economía de nuestra provincia, le resulta más rentable parar los hornos y dejar de fabricar que atender la creciente demanda de producto que llega a las fábricas de Castellón procedente de todas partes del mundo… La situación es así de triste y de surrealista. La industria cerámica está inmersa en una crisis que no es suya, que han propiciado los que no saben gestionar los intereses de los ciudadanos, los que no valoran el esfuerzo ajeno y los que no reconocen el papel de los empresarios a la hora de crear puestos de trabajo y de crear riqueza para todos. Para todos.

El grito de auxilio ya está lanzado. Ahora ha sido la propia patronal de los fabricantes de baldosas cerámicas, Ascer,  la que pide, a través de su presidente, Vicente Nomdedeu; la adopción de medidas urgentes y eficaces para defender y garantizar la competitividad de sus empresas y, por tanto, la supervivencia del sector azulejero. Pero a este grito también se han sumado las empresas de colorofícios y de maquinaria, los tres pilares de nuestro clúster cerámico. Y es que parece a mí, como diputado provincial, como alcalde de un pueblo azulejero como Sant Joan de Moró y como ciudadano me parece lamentable que ni el Gobierno de España ni la Generalitat Valenciana hayan tomado todavía medidas urgentes. Es verdaderamente dramático que a las empresas azulejeras tengan que parar sus hornos, y mandar a sus empleados a un ERTE, más de 500 profesionales ya en esta situación; porque les cuesta mucho más caro fabricar.

El aumento del precio del gas y de la tarifa eléctrica, además del incremento del coste de otros muchos productos y de las materias primas, además del de los derechos de emisión de C02; ha conseguido que se pierda dinero por la venta de cada metro cuadrado ante la imposibilidad de repercutir todo esos incrementos en el precio final del producto, entre otras cosas porque el precio del gas y de la electricidad varía de un día para otro, sin posibilidad de reacción por parte del sector. Las empresas azulejeras venden mediante tarifa y con muchos meses de antelación.

Y es que mientras las ventas alcanzaron en  2021 un aumento del 20 %, que es un incremento espectacular que demuestra la excelente salud de la industria azulejera castellonense; el precio del gas ha subido en torno a un 600%, lo que hace inviable el futuro de empresa alguna.

El Gobierno de España y la Generalitat Valenciana no pueden demorar ni un minuto más en poner en marcha toda la maquinaria necesaria para, en la medida de sus posibilidades, paliar los efectos de los incremento de los costes a que amenazan ya no solo el futuro de un amplio grupo de empresas punteras a nivel mundial, sino también el futuro de la provincia. Ni Pedro Sánchez ni Ximo Puig pueden seguir mirando hacia otro lado porque del azulejo depende el futuro de muchos miles de familias. Y si es preciso, deberán tener la valentía de de hacer oír los intereses de Castellón en Bruselas.