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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 17:33

2023: La intensidad de lo previsible

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Es posible que les sorprenda el título de este artículo. Lo cierto es que el titular de primera página o el que encabeza un artículo, y no su contenido, es lo que una parte relevante de ciudadanos mira cuando se fija en un medio escrito o digital.

Y es también cierto que en los últimos meses algunos titulares, que pretenden ser impactantes y así hacer que potenciales lectores se fijen en ellos, no dicen toda la verdad y la esconden en ese artículo que poca gente lee.

Por eso, al plantearme reflexionar sobre lo que puede ser este año que comienza, lo primero que me vino a la mente fue la incertidumbre. Sin embargo, a poco de pensar sobre lo acaecido en 2022 y su posible evolución en este 2023, me he dado cuenta que hasta los políticos de este país, tan polarizados ellos, estarían de acuerdo en que hay bastantes certezas sobre lo que va a ocurrir; en lo que, en cambio, discreparán, no solo los políticos sino los empresarios, trabajadores, analistas y ciudadanos en general, es en la intensidad de esas certezas. Entre el escenario optimista y el pesimista hay bastantes puntos de anclaje; depende del color con que se mire.

Anoto algunas de esas certezas para 2023; de su intensidad para mí hablaré en los siguientes párrafos:

. La economía internacional perderá fuelle y se reducirá la demanda.

. El Producto Interior Bruto (PIB) español se comportará de forma bastante distinta a la de 2022.

. La tasa de inflación española disminuirá poco a poco, aunque no así la subyacente.

. La tasa de paro irá al alza y el consumo de contraerá.

. Los tipos de interés ralentizarán su crecimiento y se resentirán tanto la actividad industrial como la de servicios, incluido el turismo, y la construcción.

. El precio del gas incidirá menos sobre el sector cerámico, aunque este no es su principal problema de futuro.

. Al consenso en la política nacional, ni se le ve ni se le espera (por desgracia).

Y la principal incertidumbre: ¿Cómo evolucionará la guerra de Putin?

El entorno internacional

Ya en la segunda mitad de 2021 se iniciaron los problemas en el precio de la energía, gas y electricidad, y en las dificultades de los suministros y la elevación de los precios en el transporte marítimo y en los contenedores. El inicio de la guerra de Putin provocó un fuerte ascenso en el precio del gas, de fuerte incidencia en la UE, e inició una espiral de aumentos de costes en las empresas y entre la ciudadanía; este hecho, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), junto al aumento de la inflación, las condiciones financieras más duras y el Covid, han dado pie a un crecimiento esperado en 2022 a nivel mundial algo más de la mitad del registrado en 2021 (un 3,2% frente al 6,0%) y menores avances en 2023 (un 2,7%). El propio Fondo señala que en este año una tercera parte de los países entrará en recesión, es decir, descensos en el PIB.

Por tanto, la disminución de la actividad económica mundial se pronostica para 2023, aunque la incertidumbre se centra en su intensidad. En nuestro caso, es previsible un menor crecimiento de las exportaciones.

También en el entorno internacional se prevé una desaceleración de la inflación en 2023 aunque persistirá a niveles altos (en torno al 6,5% de media frente al 8,8% en 2022), lo que implicará un encarecimiento de las materias primas y servicios.

Los tipos de interés tenderán a reducir sus aumentos, pero no a una reducción, en líneas generales y según países.

El entorno nacional

En España cuando hay una crisis, el PIB se contrae mucho, si bien luego se recupera rápidamente; esto ha pasado tras la fuerte caída de 2020, con un incremento del 5,5% en 2021 y una previsión de crecimiento para 2022 superior a la pronosticada por el Gobierno, del 4,6%, y que puede rebasar el 5% a pesar de la guerra de Putin, la falta de consenso y con la ayuda de los fondos del Next Generation, que deberían impulsar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia; este no consigue poner en marcha en el tiempo previsto los proyectos aprobados y adolece de una excesiva burocracia administrativa.

Las exportaciones hasta octubre, último dato publicado, han aumentado un 23,6% mientras las importaciones lo han hecho en un 38,0%. Y es justo reconocer el haber conseguido el gobierno la excepción ibérica en el tema del gas, si bien el cambio de opinión sobre el Sahara ha acentuado los problemas en este asunto; y no creo que varie en 2023.

Sin embargo, lo previsto para 2023, teniendo en cuenta los efectos de la guerra, la inflación y la subida de tipos y la reducción del comercio internacional, por todas las entidades nacionales e internacionales es que el PIB solamente crecerá entre un uno y un dos por ciento, aunque puede haber algún trimestre con crecimiento negativo. Hay quien cree que habrá recesión. Y el paro, que ha tenido un buen comportamiento en 2022, se incrementará, en mi opinión, moderadamente.

La inflación irá seguramente reduciendo el nivel alcanzado en 2022, siendo una de las tasas más bajas de la UE en diciembre, si bien, y esto es preocupante, la inflación subyacente, la que no contabiliza los alimentos y la energía, supera a la tasa anual; ello significa que la inflación se ha trasladado a los productos restantes y ésta va a ser más difícil el controlarla ya que no se espera una auténtica política de rentas, con salarios, beneficios y pensiones y fiscalidad incluidas y, por otra parte, es previsible una mayor tensión social en la negociación de los convenios que incluyan el efecto  de la subida de precios.

Los salarios siguen por debajo de la tasa de inflación, mientras las pensiones sí se actualizan según la tasa media del año. Ello afectará al consumo, a las familias e incrementará la incidencia de la pobreza, no compensada por las escasas ayudas a las familias vulnerables.

Los tipos de interés reducirán su ritmo de aumento, pero seguirán afectando negativamente a las hipotecas, lo que va a reducir la actividad en la construcción, el ahorro y la inversión.

Y un año marcado por las elecciones autonómicas y municipales y, a finales del mismo, las generales, que van a enrarecer aún más si cabe el ambiente vergonzoso en las Cortes, ambiente que, por suerte, apenas se traslada por ahora a la ciudadanía, que parece tener más educación que muchas de sus señorías.

El entorno provincial

La economía provincial está poco diversificada y se centra en sectores considerados maduros en los que es necesaria una mayor inversión e innovación para mantener el empleo y la actividad; esos sectores son la citricultura y el sector cerámico. En el primero, la calidad del producto no se ve acompañada por una comercialización que permita ingresos rentables y en el segundo, con un producto de calidad internacional contrastada, que vende, en general, a precios ajustados y al que el fuerte aumento del precio del gas ha puesto en un brete.

2022 ha sido positivo para Castelló con una reducción del paro en diciembre de 1009 personas sobre igual mes de 2021 aunque ya se nota el efecto de la desaceleración de la economía, que incide en la industria y la construcción. El año turístico ha sido bueno, así como el comercio exterior: las exportaciones del conjunto de la provincia han crecido hasta octubre, último mes conocido en datos, un 28,4%, mientras las importaciones lo han hecho en un 54,0%.

2023 ya no será así, seguramente, previéndose, dada la estacionalidad del paro, avances moderados en los meses tradicionalmente de aumentos y descensos menores en verano y en la campaña citrícola, aunque sobre esta, es difícil prever comportamientos. Y la campaña turística estimo que no se verá muy afectada, si bien continúa sin aprovechar la ventaja que le climatología le ofrece.

La subida del precio del gas ha afectado al personal del sector cerámico en Ertes: las empresas han solicitado que 11.000 de sus 27.000 trabajadores estén en un expediente temporal de regulación del empleo, si bien a finales de cada mes, en ningún caso han alcanzado la cifra de 1500; al 31 de diciembre eran 1334 en la provincia de los cuales la mayor parte son del sector cerámico. A pesar de ello y del aumento en los precios de venta, las exportaciones de productos cerámicos hasta octubre han subido también un 28.4%, esperándose, en mi opinión, una estabilización o ligero recorte en 2023.

En 2023 los problemas en la citricultura de falta de rentabilidad, de incremento de costes, de venta a pérdidas, de ser, quizás, el único sector en el que sus fabricantes (léase agricultores) venden sus productos en la mayor parte de los casos por debajo del precio de coste, seguirán sin cambios, aunque cada campaña suele ser un cajón de sastre en el que alguna mejora o dificultad añadida suele presentarse.

Y en la cerámica, si continúa el precio del gas a su precio variable, pero demasiado alto y no se dan las generosas subvenciones que pide el sector, pueden plantearse problemas relevantes para diversas firmas. Hay que recordar, no obstante, que en la crisis de demanda de 2008, no es este el caso, el sector redujo su producción en metros cuadrados a casi la mitad y su plantilla pasó de 25.000 a 15.000 trabajadores. En otro orden de cosas, y es importante de cara al futuro del sector, hay que tener en cuenta que China es el principal productor de hidrógeno y va a impulsar el verde ya.

En resumen, esta es la intensidad de mis previsiones para 2023 y que usted puede ratificar, aumentar o disminuir. Y sobre la guerra de Putin me atrevo a opinar que acabará con una mala negociación, que no convencerá a nadie y en el que China puede tener un papel importante.