Noticias Castellón
viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 18:12

Los expertos alertan de que una de cada tres mujeres fallece por tener una mala salud cardiovascular

Tiempo de Lectura: 5 minutos, 23 segundos

Noticias Relacionadas

Las enfermedades cardiovasculares afectan a la mujer una media de 10 años más tarde que al hombre

Castellón Información

Si se les preguntara a las españolas qué enfermedad supone un mayor riesgo para sus vidas, muy probablemente, muchas contestarían que el cáncer de mama. Y muy pocas que las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, ésta última es la principal causa de muerte entre la población femenina; responsable de casi un 40% de los fallecimientos.

Tradicionalmente, los episodios isquémicos del corazón -angina de pecho y síndrome coronario agudo con y sin elevación del ST- han estado asociados al hombre. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un incremento significativo en la prevalencia de este tipo de patologías en la mujer.

Tal como explica el doctor Fernando Dicenta, jefe de la Unidad de Cardiología del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime, “la protección natural que confieren las hormonas en la mujer, se ve antagonizada por el tabaquismo, sedentarismo, dislipemia y otros hábitos de vida desfavorables que antes eran menos prevalentes en ella”

Año tras año, los informes de la Organización Mundial de la Salud advierten de que la patología cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo. A renglón seguido se cita también un auténtico "coctel molotov" de factores de riesgo que, para asombro de muchos y esperanza de otros, son absolutamente prevenibles: la hipercolesterolemia, el sobrepeso, el sedentarismo, la hipertensión y el consumo de tabaco.

En este sentido el doctor Alberto Berenguer, cardiólogo del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, señala  la importancia de "abandonar el hábito de fumar, controlar la hipertensión y los niveles de colesterol,  y realizar ejercicio diario". A esta conclusión se llega tras analizar las consecuencias de la incorporación al mercado laboral y los cambios en los hábitos de conducta que eso supone.

Por ejemplo, en la rutina de una mujer ejecutiva. "Hay estudios que demuestran que los niveles de estrés no son los responsables directos de un deterioro en la salud del corazón, pero sí los hábitos que suelen caracterizar la jornada laboral de un ejecutivo: comer rápido y mal, jornadas maratonianas en la que no hay tiempo para el ejercicio físico, tabaco, etc.".

El hecho de que históricamente la cardiopatía isquémica -o aquella que afecta a los ritmos cardíacos y que se traduce principalmente en un infarto o una angina de pecho- se cebara más con los hombres ha dejado a la mujer relegada en los distintos estudios para combatir la enfermedad y, en consecuencia, poco representada en los distintos ensayos clínicos que no se han parado a atender las características específicas de la población femenina y su respuesta a los distintos tratamientos y terapias. Es una realidad que en materia de patología cardiovascular la inclusión de mujeres en estudios de hipertensión, diabetes e ictus no alcanza el 40%, y en enfermedad coronaria apenas un 25%.

Esta infrarrepresentación o "marginación científica" unido al infradiagnóstico e infratratamiento porque "los síntomas en la mujer no son tan evidentes como en el hombre y, además, la cardiopatía isquémica aparece en la mujer de forma más tardía que en el hombre", complican el pronóstico.

Protección hormonal

La capacidad de la mujer para escapar en edades tempranas a un infarto o una angina de pecho le viene dada por su sistema hormonal, de tal forma que los estrógenos le protegen frente a este tipo de accidentes cardiovasculares. Y así, afirma el Dr. Dicenta, "el hombre está mucho más expuesto a sufrir un episodio isquémico, mientras en las mujeres  la menopausia supone el punto de inflexión".

El problema surge con la menopausia, proceso que supone un descenso en picado del nivel de estrógenos y que deja a la mujer "desprotegida", de tal forma que lo que en principio parece una ventaja puede volverse en contra, ya que la mujer empieza a sufrir ataques a su salud cardíaca una media de diez años después del hombre, cuando ya su salud general está más deteriorada y complicaciones propias de la edad avanzada como la hipertensión, colesterol, etc. pueden agravar el pronóstico.

"Tampoco ayuda el hecho de que, tras un infarto o una angina de pecho, la mujer deje pasar más tiempo hasta llegar al hospital, algo que sucede porque los síntomas no son tan marcados como en el hombre". Conviene destacar que en la mujer el típico dolor torácico que se irradia al brazo y que pone en jaque a quien lo padece y a quienes lo rodean, no suele ser tan marcado, si bien "sí que se da, pero no de forma tan intensa; quizá en la mujer la señal de alerta se manifieste con fatiga, sudoración y en ocasiones dolor en el centro de la espalda, interpretándose como estrés o ansiedad, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento", matiza el Dr. Berenguer.

Cuidar el corazón

Al igual que en el hombre, la rehabilitación cardíaca tras un infarto o angina de pecho son fundamentales para recuperar la rutina sin exponerse a situaciones de riesgo. "La unidades de rehabilitación cardíaca están atendidas por equipos multidisciplinares que ayudan a adaptar la vida tras el accidente isquémico a la fuerza del corazón; además, aportan un control multifactorial que ayuda al paciente a controlar todos los factores de riesgo".

Para aquellas mujeres que decidan proteger su corazón antes de que empiece a dar síntomas de no estar en forma, tres recomendaciones: "control del peso y la tensión arterial, sobre todo después de la menopausia y actividad física cómoda y regular -pasear, nadar, ir en bici...- entre treinta y cuarenta y cinco minutos al menos cuatro días a la semana".

Así mismo es fundamental alertar a las mujeres sobre la importancia de cuidar y promover la salud cardiovascular, dar importancia a los síntomas dudosos y aplicar las medidas diagnósticas y terapéuticas adecuadas reconociendo las peculiaridades de la enfermedad cardiovascular en la mujer, y finalmente promover estudios con una adecuada representación del sexo femenino.