Enrique Domínguez. Economista
No se nos ha enseñado, al menos a mí, a debatir,a razonar, a defender con argumentos sólidos nuestras posturas, pero a saber reconocer las posturas de los demás, a escuchar, a tener empatía. Tendemos nosotros, y mucho más los políticos, a encerrarnos en nuestras opiniones, a pensar que solo nosotros tenemos la razón, a creer que o es blanco o es negro pero que no hay más colores.
A mí me cuesta escuchar las opiniones de los que no piensan como yo; es algo a corregir. Sobre todo, porque en mi vida profesional como economista siempre he pensado, y sigo pensando, que entre el blanco y el negro hay un amplio abanico decolores, que no hay verdades absolutas, aunque, a decir verdad, estoy haciendo una afirmación rotunda.
Y lo que en el plano personal se traduce en posiciones de las que no solemos apearnos porque pensamos que estamos en posesión de lo correcto o que las actuaciones solo son correctas o mejores tal como nosotros las planteamos, creyendo que el ceder o consensuar es sinónimo de perder, en lo político tenemos lo mismo entre los partidos.
El que gobierna cree que sus formas de ver la realidad y de actuar son las correctas, y solamente ellas, y los partidos de la oposición piensan que las suyas son las más adecuadas. Y apenas hay acuerdos puntuales entre ellos; como muestra, la cantidad de propuestas que se presentan en cualquier gobierno, autonómico o estatal, por la oposición y las muy pocas que se consensuan. Nos creemos en posesión de la verdad y que somos los más capacitados para ello. Y eso lo dicen políticos que están rodeados de un amplio abanico de asesores porque ellos desconocen la realidad sobre la que semueven y solo confían en sus colaboradores, solo creen que ellos saben loque es mejor, que su forma de opinar sobre cualquier tema, es la correcta.
Y hay que actuar enseguida porque en cuatro años, o menos, hay nuevas elecciones y hay que hacer ver que sehacen cosas, que se actúa. Y por eso tenemos lo que tenemos; se parchea mucho y se prevé poco porque, en muchas ocasiones, el pensar implica tiempo, que se cree que no se tiene, o consultar con los que no son dela misma cuerda, que no se quiere. Y se sigue parcheando.
Estamos ahora atravesando una situación compleja en lo sanitario, a la espera de la vacuna, y muy delicada en lo económico, con una recesión muy fuerte y sin una visión clara de cómo salir de ella.
Gobierno y oposición, los dos, consideran que están en posesión de la verdad, que sus medidas son las más adecuadas. Como muestra, ante la plasmación de los próximos presupuestos, cada uno se enroca en sus posturas ideológicas y es casi imposible pensar en hechos y acciones para salir de esta recesión. Pero no parcheando, que es lo que se hará, seguramente.
¿Son capaces de debatir, razonar, escuchar, tener empatía, defender las posturas propias siendo capaces de reconocer que las de la otra parte pueden ser más adecuadas, en todo o en parte? ¿Son, y esto es lo fundamental, capaces de diseñar a más de cuatro años vista el mejor futuro para el país? ¿Son capaces de prever y actuar y no solo de parchear?
¿Serán nuestros políticos capaces de tener departamentos que fomenten el liderazgo ejemplar, la apreciación de los valores e ideas básicos, así como el diálogo abierto en los problemas contemporáneos? Esto lo hace una institución que lleva creada más de setenta años, pero ¿lo pueden, intentar, al menos, nuestros políticos? ¿Son capaces de propiciar una mentalidad abierta o eso es lo contrario de ser político? Si es lo contrario, mal lo tenemos. No se merecen ni ganan el sueldo que cobran. ¿Qué opina usted?
