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martes, 21 de mayo de 2024 | Última actualización: 17:00

La Lledonera y el fervor de su pueblo (II): Pestes, sequías y procesiones penitenciales

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Desde el siglo XIV hasta el XX la Virgen de Lledó ha participado en procesiones y rogativas. La última epidemia marcó una diferencia, había medios de comunicación

La ermita de Lledó y la veneración a la Lledonera son sagradas para el pueblo de Castellón. Para explicar algunos motivos de aquella devoción cabría ponerse en la piel de aquellos antiguos moradores de la ciudad. No tenían una vida fácil.

La higiene era poca; la actividad económica fundamental era la agricultura. Las guerras de la época no solo diezmaban los bolsillos, también arrastraban enfermedades que, en aquel modelo de globalización, se contagiaban ya con rapidez.

Unas veces, por las epidemias; otras, por la sequía; a veces, por el exceso de lluvia; pero también estaban los ataques piratas, la falta de seguridad y hasta una plaga de langostas.  Aquella gente no tenía un momento de tranquilidad, y la veneración a la Lledonera era una de las formas más probadas para pedir el auxilio del cielo.

Las Rogativas y los relatos de Josep Miquel Francés (antiguo prior de Lledó)

Una de las personas que más ha escrito sobre la Virgen de Lledó y las peregrinaciones y rogativas a la patrona de Castellón fue José Miquel Francés, entonces prior de Lledó, que incluso llegó a publicar por capítulos sus conocimientos en la página web de Vive Castelló, que este medio consultó y guardó como una preciosa documentación.

Es imposible referir este capítulo de rogativas y peregrinaciones sin referir muchos de sus artículos.

Epidemia de Peste en el siglo XIV

A finales del siglo XIV una epidemia de peste generó una enorme mortalidad. Muchos pobladores huyeron de las ciudades y buscaron refugio en el campo. De la misma manera, se produjeron las peregrinaciones hasta los lugares más sagrados para pedir la intercesión divina. Y el fervor religioso a la Lledonera era tal, que los peregrinos llegaron en masa hasta la primitiva ermita.

Relato de JM Francés: "Una de las primeras peregrinaciones, conocidas por los testimonios escritos de los archivos, es la que llega en 1394 desde Vila-real y Almassora, con tal número de sacerdotes que es necesario solicitar de otras parroquias vecinas cíngulos, albas y amitos para revestirse el clero que acompaña a los devotos en el camino del santuario". (Archivo Municipal de Vila-real)

Las rogativas en el siglo XV

Un acuerdo del Consell de 1404 conminaba a los castellonenses al ayuno y a peregrinar descalzos al santuario del Lledó, en rogativa, implorando el destierro de la plaga ‘la qual a present és entre nosaltres per nostres pecats’. La enfermedad volvió a resurgir en 1427 y 1429. Este último fue tan dañino que el ayuntamiento apremió a los vecinos a no acoger en sus casas a ningún forastero, por si pudiera ser portador de la plaga.

Relato de JM Francés: "En la primavera del año 1404 es la ciudad quien peregrina al Lledó. El 15 de junio el Consell acuerda que los juglares, a son de trompas y timbales, avisen a todo el vecindario que el viernes próximo será festivo, que ayunen todos, menos los niños menores de siete años y descalzos y en procesión de rogativa solemne vayan todos al santuario para oír misa y suplicar a Santa María del Lledó el final de la peste que azotaba la comarca. Confiaba con ello el Consell que el Todopoderoso, por su piedad y misericordia, apartase de la ciudad aquella fuerte plaga[2] (Sánchez Gozalbo, 1949). Los piadosos asistentes recibieron por caridad como era costumbre una ración de pan, que previsoramente mandó amasar el Síndico".

La peste. El Santuario invadido por camas y utensilios.

Relato de JM Francés: "Pasados treinta y cinco años desde aquellas pestes de principios del siglo XV, otro brote epidémico de peste bubónica diezma la villa, siembra el espanto y aleja a sus habitantes. El santuario se ve inundado por las gentes que huyen de la población, temerosas de contraer la mortal enfermedad, invadiendo el interior del recinto sagrado en promiscuidad de hombres, mujeres y niños. Una vez más el Consell toma cartas en el asunto y el 7 de agosto de 1439 ordena el desalojo de la Iglesia, la retirada de camas y enseres del templo y su traslado como mínimo a los pórticos o en su caso a las caballerizas de la casa del ermitaño. Caso de no cumplir con la orden municipal, se amenaza a los contraventores con una fuerte multa destinada a la compra de cera y aceite para alimentar la lámpara que ardía continuamente frente la pequeña imagencita"[3] (Sánchez Gozalbo, 1949).

“Com notoriament se muyren de epidemia”

"Cuando aún no habían remitido las secuelas de la enfermedad, el Consell acordaba celebrar otra procesión de penitencia al santuario el día de Nuestra Señora de Agosto, “per tal que nostre Senyor Jhesu Xrist nos vulle rellevar aquesta mortalitat en que de present la Vila es, com notoriament se muyren de epidemia”. La rogativa de aquel 15 de agosto estuvo acompañada con actos de caridad y reparto de comida a los más pobres, permutando el Consell los premios de las festividades, el precio de varias ocas de los juegos populares de las fiestas de la Asunción de la Virgen, en harina de trigo con que amasar el pan bendito que se daba a los peregrinos asistentes. Los organizadores reservaron sin embargo una oca para no perder la tradición festiva del día de la Asunción[4]" (Sánchez Gozalbo, 1973).

El rey Felipe IV, La Sequía y la procesión de la Virgen a la ciudad

En 1628, por primera vez, se llevó procesionalmente la Virgen a la ciudad para rogar por la lluvia dada sequía que se padecía.

Relato de JM Francés: "El rey Felipe IV había escrito en 1625 una carta a todas las villas de la Corona pidiendo oraciones para acabar con la llamada guerra de los treinta años y para que, como apuntaba el Consell Municipal, “nostre Senyor encamine los intents en temps tan apretats y de tants enemichs”. Se hicieron las rogativas a Lledó, a Sant Jaume de Fadrell y la capilla del Roser del convento de Dominicos, en la actual parroquia de San Vicente Ferrer de la plaza de Fadrell, pero una pertinaz sequía agravó la situación y por vez primera se tiene constancia documental del traslado de la imagen de la Virgen del Lledó a la ciudad".

"El 16 de mayo de 1628, los Jurados castellonenses acordaban abonar una cierta cantidad a los sacerdotes de la Iglesia mayor de Santa María “per les processons han fet de pregaries de aygua y de portar a nostra Sra del lledó a la iglesia major y tornarla a Nostra Sra”[1] (Sánchez Gozalbo 1973). El pago tuvo lugar en cumplimiento de un acuerdo del Consell Municipal del mes de noviembre del año anterior, tiempo en que tal vez tuvo lugar este primer traslado de la imagen de la Virgen hasta Santa María".

"Ciertamente no llovió con la abundancia deseada ni necesitada por las huertas y pocos meses más tarde, el primero de mayo de 1629, los Jurados satisfacían otros 915 sueldos y once dineros al clero parroquial “per portar nostra Sra del Lledó a la iglesia major de la present Vila y tornarla a sa hermita y en festejarla mentre es estada en dita iglesia major”[2] (Llibre de Consells). Nuevas epidemias obligaron a retornar la imagen de la Virgen del Lledó a nuestra ciudad".

Epidemia de tifus por la contaminación del río Mijares en 1631

En 1631 fue una epidemia de tifus que afectó a toda la comarca de la Plana.

Relato de JM Francés: "En 1631 una epidemia de tifus, consecuencia del agua estancada en balsas que desaguaban en el cauce del riu de Millars, causa centenares de muertes en toda la comarca. El documento, con acento dramático, indica que las enfermedades que aquejan a la población son tan graves “que no sen escapa apenes hu” y tantos eran los cadáveres que fue necesario habilitar ventanas en la Iglesia Mayor de Santa María para ventilarla del insoportable hedor que despedían los vasos sepulcrales repletos de cuerpos".

"En julio de éste mismo año y en el mismo documento en que el Consell toma el acuerdo “de fer pregaries per la salut y per a que es conferixquen ab lo clero per portar a Nostra Señora del Lledó a la Vila”, se determina escribir a las demás villas de la Plana para que, en nombre de todas, las autoridades castellonenses visiten el río, instando a la demolición de las balsas pestilentes, que directa o indirectamente escurren sus aguas en su cauce, ordenando ejecución o rigurosas penas contra los que “matapollen la aygua del riu”[3] (Llibre deConsells). La comarca se denominaba ya entonces “La Plana”.

Los estragos de la peste bubónica en el siglo XVII

En 1648, la peste bubónica causó estragos en Castellón. Se reprodujo en 1650 y rebrotó en 1662.

Relato de JM Francés: "En 1647 se recrudeció la temible peste bubónica, provocando grandes mortandades. Si aquella primera oleada de peste se mostró benigna con los castellonenses, no fue así la de 1648, que dejó amarga memoria, esparciendo la desolación y el espanto en todo el término. A finales de junio tomó el mal tanto incremento que, no cabiendo los enfermos en la casa Blanca, se habilitaron otros lugares. La gente huyó de la población y la casa Prioral del santuario, alejada relativamente del recinto amurallado, como ocurrió en alguna otra ocasión, se vio convertida de nuevo en lazareto y hospital de los apestados"[2].

"El 28 de julio de 1648 se reunió la Junta del Morbo[3] (Sánchez Almela, Elena y Claramonte Such, María José (1998)presidida por el Jurat en Cap del Consell Municipal el doctor Miquel Mur, sugiriendo a los asistentes la conveniencia de trasladar la imagen de la Virgen del Lledó hasta la ciudad, para “que com a patrona desta Vila intercedixca per la salud della”[4] (Balbás 1890). Así se acordó por unanimidad. Y también ”ques facen pregaries, y lo dumenge es faça una processó de rogatives”. Es la primera vez que la Virgen recibe el título de patrona de la ciudad, que no se confirmará a nivel canónico hasta 1922".

"Para agravar más la situación, la sequía en aquellos años era espantosa. Ya se habían perdido dos cosechas y, en consecuencia, el hambre y la miseria vinieron a aumentar las desgracias. Además numerosas bandas de forajidos tenían atemorizados a los pueblos, llegando a saquear alguno de ellos. No había quien enterrase a los muertos y hubo que pedir enterradores a Valencia, rogando los Jurados al Gobernador que permitiera la salida de la cárcel a los condenados a galeras, para ocuparse en esta ingrata y fatigosa tarea. Aquel mismo año el prior del Santuario de Lledó encargó al pintor Urbano Fos un gran lienzo de pintura con la imagen de un Cristo Crucificado, que se conserva en la sacristía de la Basílica".[1] (Sánchez gozalbo 1966)

"Nuevamente reunidos en el Palacio Municipal, escucharon los Jurados Municipales el informe presentado por el doctor Giner, donde se analizaba la grave situación por la que volvía a atravesar la ciudad: “les moltes enfermetats y ha en la Vila”. Era el día 1 de mayo de 1649. Los reunidos acordaron trasladar de nuevo la imagen de la Virgen del Lledó a la Iglesia Mayor,” per ço miren si es faran pregaries per la salut y si portaran a nostra Señora del lledo a la present vila, que estiga alguns dies. La Virgen fue trasladada nuevamente a la ciudad donde permanecería durante nueve días para festejarla, que es fasen pregaries per la salud y que es porte a nostra Sª del lledo y estiga en la iglesia major per temps de nou dies y fer les pregaries que convinguen”[4] (Sánchez Gozalbo, 1973).

"Por fortuna, al comenzar el año siguiente de 1650 fue decreciendo el contagio y en el acta del Consell celebrado el 3 de enero se acordó cantar un “Tedeum”, un canto de acción de gracias, sacando en procesión solemne el domingo siguiente la imagen de la Virgen del Lledó, por haber remitido temporalmente la epidemia."

"La peste dio un respiro temporal, cesando en julio de 1650. El día de santa Ana, 26 de aquel mes, “haventnos fet el Senyor merced de inviarnos sanitat del contagi”, se cantó otra vez un”Tedeum” y se celebró otra gran procesión en acción de gracias".

Los patronos de Castellón grabado

"Tres años más tarde, entre 1652 y 1653 volvió incansable la peste sobre la ciudad, esta vez de manera cruel y devastadora, nombrándose dos inspectores por cada barrio o parroquia para que denunciasen las casas que hallasen infestadas. Estas se tapiaban y los que habían tenido roce con los contagiados eran de nuevo llevados a la ermita de la Magdalena"

En octubre cedió el mal, manifestando el Consell que “nostre Senyor nos ha donat tanta milloria que podem dir estar ya lliures del mal” [2] (Balbás 1892).

"Para entonces tan sólo quedaban tres apestados en el hospital y dos en la Villa. Los vecinos de Castellón no sólo se aclamaron a su patrona, la Mare de Déu del Lledó sino también a otros santos considerados abogados y protectores contra la peste, de manera especial a San Cristóbal y a San Roque".

Langostas, sequías y fiebres del arroz

Fotografía Ribes Pla

En 1669 hubo una plaga de langostas. Y, en 1696, causaron estragos las fiebres producidas por el cultivo del arroz. Aquel mismo año y, ante la enfermedad que aquejaba al monarca Carlos II,  los castellonenses encomendaron la curación del rey a la Mare de Deu de Lledó y al Santo Sepulcro.

Relato de JM Francés: "En 1669 una plaga de langostas se había abatido sobre la huerta de la Plana, causando importantes destrozos en los cultivos, pero lo más grave fue sin duda la gran sequía de 1671, con una profunda crisis económica y social. La imagen de la Virgen tuvo que abandonar su santuario, recién inaugurado, para retornar a la ciudad en procesión de rogativa".

En 1730 fue una plaga de dengue, en 1786 se declaró una epidemia de terciana. Y en 1748 un fuerte terremoto asoló la Comunitat Valenciana con graves daños en Montesa. Para dar las gracias a la Virgen por haberse librado, la Lledonera fue trasladada a Castellón.

La sequía y la Guerra contra Francia en siglo XVIII

También se convocaron los rezos a la Lledonera por nuevas sequías y por la guerra de la Independencia.

Relato de JM Francés: "Las lluvias torrenciales que dañaron la cúpula y la linterna del Santuario, se alternaron con años de sequía extrema porque, en 1776 la imagen hubo de abandonar el recién inaugurado santuario a causa de “una grande esterilidad de agua”, que amenazaba todo el territorio valenciano".

"En 1794, prohibida por el obispo Salinas, desaparecía definitivamente una antiquísima fiesta de la Virgen celebrada en el santuario. Se trataba de la festividad de la Anunciación de Nuestra Señora o de la Encarnación del Señor, celebrada el 25 de marzo, justo nueve meses antes del día de Navidad. Ese año no se celebró la procesión desde la ciudad, como era costumbre, pero la imagen hubo de ser trasladada de nuevo a la Iglesia Mayor, implorando el auxilio del cielo por el triunfo de las tropas españolas en la guerra contra Francia."

Colección Santiago Brea

"Con la aprobación del obispo de Tortosa, los cabildos eclesiásticos y secular decidieron traer la imagen de la Virgen del Lledó y el 31 de agosto, a las seis de la madrugada, la trasladaron en andas desde su templo al convento de capuchinos. Entre los domingos 21 de septiembre y el 12 de octubre, visitaron la imagen de la patrona las comunidades de religiosos, que acudían a Santa María llevando en procesión cada una de ellas a sus santos patronos. En las solemnes funciones celebradas, predicaron los priores de todos los conventos de la ciudad".

"El 22 de abril de 1796 el Ayuntamiento publicó un bando, haciendo saber a los castellonenses que después de haber implorado la paz a la Virgen del Lledó, era justo que, en acción de gracias, se hiciesen luminarias, celebrándose una solemne fiesta con misa, sermón y procesión. El día siguiente, al mediodía, se anunció la fiesta con el volteo de las campanas en las iglesias y conventos de la ciudad y llegada la noche se iluminaron todas las casas de la Villa y se enfaroló el campanario con farolillos de colores, luces de aceite y cera. El día 24 por la mañana, con asistencia del propio obispo Salinas, se celebró una solemne función en la Iglesia Mayor, predicando el prior del convento de los frailes dominicos, el padre Belloch. Por la tarde, una gran procesión recorrió el mismo itinerario que la del Corpus, portando los gremios las imágenes de sus santos titulares. Aquella noche las iluminaciones extraordinarias en toda la Villa, convirtieron la noche en día".

Fiebre amarilla, Sequías e inundaciones a principios del siglo XIX

Relato JM Francés: "A principios del siglo XIX los castellonenses, al igual que la mayor parte de los habitantes del Reino de Valencia, tenían una economía fundamentalmente agraria regida por un sistema de tipo señorial-feudal. No es de extrañar por tanto que el conflicto social, generalizado en esta época, enfrentase a menudo a señores y vasallos. Todo esto se enmarcaba además en una época de fuerte crisis económica, en cuya compleja gestación intervinieron toda una serie de factores, entre ellos los de orden meteorológico (sequías, inundaciones en 1801 con desbordamiento del río Mijares y de la rambla de la Viuda, que se repiten en 1805 y fríos intensos en las épocas invernales de los años 1802, 1807 y 1808, con la gran nevada de 1810)".

"Otro factor importante fue el demográfico. A principios de siglo reaparece el ciclo trágico de las demografías antiguas: hambre, miseria y epidemias, en este caso de fiebre amarilla, que entre 1803 y 1804 azotó de manera intensa a la sociedad castellonense con un elevado número de muertos, incluso de la clase médica".

"La Virgen del Lledó tuvo que ser necesariamente trasladada a la ciudad, no solo para pedir por el final de la epidemia, sino porque la casa Prioral se había convertido en lazareto y en improvisado hospital donde atender a los apestados".

"La casa Prioral del santuario fue convertida durante aquellos luctuosos sucesos en hospital militar. El Síndico José Breva fue incapaz de sanear “el desarreglo que se observaba en los fondos y caudales de la Administración, y en ponerla en todo a buen régimen”. En esta misma sesión la Junta delegó en el prior la responsabilidad de la limpieza del santuario y casa Prioral, que finalizaba sus servicios como hospital militar de convalecencia".

La Guerra de la Independencia, la Invasión francesa y el santuario

Relato de JM Francés: "La dominación napoleónica comenzó en nuestras tierras en 1810. Ante la proximidad de las tropas francesas el Vicario General de la diócesis de Tortosa ordenó que se hiciesen rogativas en la Iglesia Mayor de Santa María, por el éxito de las armas españolas contra los soldados de Napoleón. Las rogativas visitaban cada día la iglesia de un convento, pero finalizaron con una larga y multitudinaria procesión de penitencia el día 31 de aquel mes hasta el santuario del Lledó. Allí, tras el canto de los salmos propios de la liturgia, predicó mossén Antonio Fabregat, beneficiado del clero castellonense. Un año más tarde los franceses entraron en la capital".

"Gracias a la influencia del nuevo gobernador puesto por las autoridades francesas, el santuario de Lledó no fue profanado y respetado hasta cierto punto."

Epidemia de Cólera y las víctimas del sarampión

En 1884 la ciudad sufría una epidemia de cólera. y se dispuso la casa prioral del Lledó como dispensario de observación y confinamiento de los posibles infectados.

Relato de JM Francés: "El 5 de octubre se produjo el primer muerto por “cólera fulminante” y a partir de ese día las bajas se sucedieron sin interrupción, hasta el día 15 del mismo mes cuando alcanzan la cifra de veinte. La epidemia remitió progresivamente, dándose por extinguida el 21 de noviembre. El Ayuntamiento, en acción de gracias, acordó trasladar a la ciudad, el domingo día 26 de aquel mes, la imagen de la Virgen del Lledó".

Además, entre 1885 y 1886 el sarampión se llevó al vida de 317 niños. Y según relata JM Francés, Uno de los últimos traslados de la imagen a la ciudad durante el siglo XIX tuvo lugar en 1890, con motivo de haberse librado la capital de un nuevo brote de gripe o del cólera morbo.

La 'Cucaracha' mal conocida como 'La Fiebre Española'

Otra epidemia que han afectado gravemente a Castellón, y para las que se ha requerido el favor de su patrona, tuvieron lugar a principios del siglo XX, con la mal denominada ‘Fiebre Española’, que llegó a causar más muertos que la I Guerra mundial, en torno a 50 millones de personas. En Castellón fue conocida como 'La Cucaracha'. Se calcula que en Castellón a 68.000 personas, el 20% de la población de una provincia que por aquellos años contaba con 330.000 habitantes.

El Heraldo de Castellón ya publicó amplia información sobre la incidencia de la enfermedad, y como apuntaba JM Francés, esta fue la primera vez que la imagen de la Lledonera no peregrinó a Castellón, porque, para entonces ya se había inaugurado el nuevo Paseo de Lledó (actual avenida de Lidón, y resultaba mucho más fácil que los fieles se acercaran hasta el ermitorio.

La Pandemia del siglo XXI: la Covid

Pero por desgracia, no es la más reciente, porque si algo ha quedado demostrado en los últimos años, es que las pandemias no se han erradicado y pueden volver a generar caos, enfermedad y muerte. Y eso es, precisamente, lo que ocurrió en el 2020 con la enfermedad del coronavirus.

En tan solo unos meses, el virus generado en China a finales del 2019 infestó a toda la población mundial y volvieron a repetirse imágenes que ya se creían erradicadas en la memoria y en el olvido.

En Castellón la ciudad ultimaba los preparativos de sus fiestas fundacionales de la Magdalena que debían comenzar el 14 de marzo. Pero desde principios de año ya habían llegado los avisos de que aquello "no era como una gripe normal".

La Generalitat Valenciana suspendió las fiestas y tomó las primera medidas. Inmediatamente, el ayuntamiento se hizo eco de las suyas, que después se vieron reforzadas por el Estado de Alarma del 14 de marzo dictado desde el gobierno Central.

Entre las decisiones municipales estaba el cierre de todas las instalaciones municipales donde pudiera reunirse la gente... y la Basílica era de titularidad municipal. Pocos días después se cerraron los otros templos.

Y esta vez, con un Estado de Alarma que prohibió a la población salir de casa durante más de dos meses, la Patrona se quedó en su basílica y los fieles tampoco pudieron ir a realizar sus rogativas.

Con la llegada de las fechas de las fiestas de Lledó, los castellonenses sí que pudieron seguir, a su 'Mareta', aunque de una manera diferente, tal como relató en aquel momento JM Francés, que era el Preior de Lledó:

"Aprovechando el buen tiempo y las medidas progresivas de desconfinamiento, varias personas paseaban la mañana del domingo 3, primero de mayo hasta la Basílica de la Mare de Déu del Lledó.

Desde fuera se escuchaba por megafonía la celebración de la fiesta de la patrona de Castellón. Pero dentro, los bancos estaban vacíos: en la nave, una mínima representación de la Cofradía y las “camareres”, el sacristán, un organista, dos cámaras de televisión y algún fotógrafo. En el presbiterio, el Obispo de la Diócesis Mons Casimiro López Llorente acompañado por el prior de la Basílica, Mossén Josep Miquel Francés, el de la cofradía, Mossén Ignacio Pérez de Heredia, y el secretario, Ángel Cumbicos. En los primeros bancos se encontraba el Presidente de la Junta de Gobierno de la Real Cofradía Samuel Fabregat, la presidenta de la Junta de Señoras Camareras Sandra Aimerich, el clavario de este año de la Virgen, Luis Román García y el Perot en representación de la labranza, Juan Manuel Benlliure.

"Gracias a la Televisión de Castellón, MediTV y al canal 8Mediterraneo, los fieles han podido seguir el oficio religioso. A mediodía las parroquias de la ciudad han volteado sus campanas".

Bibliografía

  • Balbás, Juan (1987). “El Libro de la provincia de Castellón”. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón
  • Francés Camús, Josep Miquel (2099). “Historia de la basílica de Lledó”. Publicaciones de la Universitat Jaume I: Servei de Publicacions de la Diputació de Castelló
  • Gascó Sidro, Antonio José (2007). “Crónica de Castellón”. Servei de publicacions Ajuntament de Castelló.
  • Traver Tomás, Vicente (1981). Servei de Publicacions Ajuntament de Castelló
  • https://www.basilicalledo.es/historia-de-la-basilica/
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Nuestra_Se%C3%B1ora_del_Lled%C3%B3_de_Castell%C3%B3n_de_la_Plana
  • https://www.vivecastellon.com/noticiario/la-virgen-del-lledo-y-las-epidemias-por-josep-miquel-frances-prior-de-lledo-32896.html
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Concilio_de_Nicea_II
  • Concilio de Trento: https://es.wikipedia.org/wiki/Concilio_de_Trento