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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 11:07

La experiencia de una estudiante francesa en tierra castellonense desde su punto de vista

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Una forma de vivir entre el mar y la montaña con nuevos sabores e inmersión en otro país

La Universitat Jaume I de Castellón, en España, y la Universidad TC de Toulouse, en Francia, mantienen un convenio de colaboración que permite el intercambio de profesores y alumnos de ambos países. La experiencia puede ser apasionante, descubrir nuevas culturas y aprender a ver el mundo y a trabajar desde nuevas perspectivas. Esta es la historia que se cuenta aquí. Cómo una estudiante francesa vive su experiencia de hacer prácticas en un periódico de Castellón y cómo observa la ciudad desde la inmersión completa en el trabajo y en su vida diaria.

Laura Calles/ Castellón Información

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La Universitat Jaume I de Castellón y la Universidad ICT de Toulouse tienen un convenio de colaboración. Gracias a este acuerdo se producen intercambios de profesores y estudiantes entre ambos países y universidades. Facilita estrechar la relación entre las dos ciudades y sus centros educativos.

Este artículo recoge la experiencia de una estudiante francesa de Toulouse que viene para realizar prácticas de periodismo durante dos meses en el periódico digital Castellón Información. Una  experiencia de 2 meses, que permite ofrecer un punto de vista diferente sobre la convivencia, la comida, la gente y el idioma.

Laura Calles, Suso Postigo y Xelo Pastor

Castellón, en Francia, no es una ciudad muy conocida. Allí se conocen más las grandes ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Si alguien no se informa antes de venir, es posible que no sepa lo que va a descubrir, aparte de que tiene playa. Pero una vez aquí, Castellón ofrece una bonita sorpresa…

Las primeras impresiones, apuntan a una ciudad tranquila, bonita, y sobre todo relajante, comparada con las ciudades francesas. Aquí la gente se toma el tiempo de otra manera, mientras que en Francia la vida es más estresante, lo que impone  ir con más prisas.

Laura Calles Stella Maris 120618 (10)

Castellón tiene bonitos edificios. Especialmente, un pasado, una historia que gira alrededor de su fundación con el Rey Jaume I. Se nota que a la gente le gusta su ciudad y que está orgullosa de ella.

La ventaja, de la que a veces su población no se da cuenta, es que Castellón está justo entre el mar y la montaña. La ciudad ofrece una posibilidad de elegir que no es corriente en otros países, aunque en Francia también hay zonas donde se dan ambas características en algunos puntos del país. Lo agradable de Castellón, es que es muy fácil orientarse y no presenta los inconvenientes de una gran urbe. Es fácil asimilarla, aunque también hay lugares reconditos.

La gente es bastante accesible, abierta y no rechaza e intenta ayudar a quienes vienen de otros países. Invitan a probar sus productos y especialidades.

Laura Calles Stella Maris 120618 (25)

Los aspectos que pueden sorprender

Lo que llama la atención, a un estudiante de la Universidad de Touluse, es que la Universidad está lejos del centro de la ciudad y los alojamientos de los estudiantes también. Así que no es fácil salir de fiesta, ir de tiendas o simplemente acercarse para participar y enterarse de las actividades que ocurren en el centro. Por el contrario en Toulouse, que es una ciudad muy universitaria, todo está dispuesto para que los estudiantes puedan consumir y acceder al centro de la ciudad. En cuanto a los transportes, existe cierta confusión entre los autobuses y el Tram porque no hay verdaderas y aparentes diferencias entre los dos vehículos.

También llama mucho la atención algún aspecto de la comida. Aquí se pueden encontrar hamburguesas de todo tipo: de espinacas y pollo, de cerdo, de ternera, de zanahorias, de verduras y a la vez, casi de todos los colores, mientras que en Francia solo existe la hamburguesa de buey. Y luego también es preciso saber, que lo que en Francia se llama 'paella' aquí no tiene nada que ver; allí mezclan carne y pescado, se encuentran paellas con mejillones y con chorizo, con calamar y con pollo; mientras aquí la paella responde de forma estricta a una receta y a unas reglas, no se puede añadir cualquier componente, solo los que tocan, si no, no se puede llamar paella. Aunque los hay que hablan de paella de pescado, paella de carne o cuando añaden los dos tipos de productos,  y se mezclan carne y pescado, es una paella mixta.

Un producto de España y que se encuentra mucho aquí son las aceitunas, que en Francia no tienen la misma importancia ni el mismo sabor casero.

Para cocinar, aquí y de forma general en toda España, se usa regularmente el aceite de oliva. En cambio, en Francia no se usa muy a menudo y su función es solo para añadir un poco de sabor.

También hay bebidas típicas como el carajillo, una mezcla de ron, de café, de limón y de canela que no se puede encontrar en Francia.

Aquí las fiestas duran casi 10 días y, en ciudades como Vila-real, la gente aprovecha para hacer chuletas entre amigos, vecinos. Se genera un gran ambiente de convivencia. En Francia, las fiestas duran 2 o 3 días y se organizan comidas para todo el pueblo organizadas por los miembros del comité de Fiesta de este pueblo.

Juan Manuel Aragonés y Laura Calles 300518 (21)

La integración con una lengua materna diferente

Para sentirse cómodo y tener una conversación en un idioma que no es la lengua materna, no es suficiente entender y poder contestar más o menos, porque hablar otro idioma con alguien que lo hace en su lengua materna puede ser fuente de muchos complejos.

Los complejos relacionados con el acento, con las expresiones propias de la región, el miedo a no ser entendido. Cuando estas dificultades están superadas, surgen otras que aparecen y que son más complicadas, como entender y hacer bromas, entender y hacer dobles sentidos, entender y hacer referencias a eventos históricos de la provincia. Hay también frases informales que se dicen, pero no se escriben.

Por eso, lo más complicado es matizar el lenguaje para expresar lo que se piensa realmente; es un acto muy complicado y puede ser frustrante no lograr a hacerlo, porque la persona que escucha no lo puede entender en su totalidad. Es un verdadero desafío.

Aquí, además, hablan otro idioma que se parece al francés y, que se puede entender si se oye a menudo y más despacio de lo normal. Pero representa una dificultad más de comprensión y a veces de integración, porque el valenciano se habla mucho en esta ciudad, en comparación  con el occitano u otros idiomas más locales en Francia.