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viernes, 3 de mayo de 2024 | Última actualización: 16:54

José Manuel Llaneza fallece, cerrando un año nefasto para toda su familia

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Hay años que todos quisiéramos borrar del calendario.

Sin ningún género de dudas, para su familia será siempre inolvidable, porque el destino se ha empeñado en saturarlo de acontecimientos, que nadie deseaba y muy especialmente quienes nos considerábamos sus amigos desde hace más de cuarenta años, es decir mucho antes de su aterrizaje en el Villarreal de la mano de Pepe Claramunt.

Primero se le detectó aquella leucemia que quiso hacer pública a todos los que le estimábamos y con él que ha luchado a brazo partido durante muchos meses, ganándole tiempo al tiempo y dando muestras de una presencia de ánimos y de una ganas de vivir y ver crecer a sus nietos, que eran las alas que animaban día a día su camino por la vida, con su esposa Encarna, que sorpresivamente adelantó su viaje al Cielo en unos meses, cuando nadie lo esperaba  y de una forma fulminante.

Ahora nos ha dejado como mensajeros de su bonhomía a sus hijos y a su hermana Elisa y sus cuñados con los que tendremos ocasión de recordarle a primeros del año que viene en el Nuevo Estadio de La Cerámica, que lamentablemente inaugurará desde el Cielo.

Si en vida se le han rendido tantos homenajes como había merecido, tanto en el Mini Estadio como en el viejo recinto, no me cabe la menor duda de que cuando el último día de éste año o el primero del próximo, se enfrenten Villarreal y Valencia en las nuevas instalaciones la ovación será tremenda en honor de un hombre que se ha estado entregado en cuerpo y alma al servicio del equipo siempre, como hombre de confianza y Ejecutivo Ejemplar de la familia Roig y de su Grupo Empresarial tanto él, como su hijo primogénito José.

Nuestra amistad es muy anterior a su dedicación a tiempo total al Villarreal, porque teníamos un grupo de amigos que nos solíamos reunir cada día a tomar café en el Hotel Azafata, frente al Aeropuerto donde disfrutábamos de unas tertulias muy amenas e interesantes partidas de dominó, juego de mesa que nos encantaba a todos los amigos, de los que ya quedamos sólo Pepe Aguilar, Lorenzo Blasco, Alberto Arnal y yo.

Onofre Bondía, Ventura Palés y Paquito Tarín ya hace años que nos esperan y le saludaran tan pronto llegue allí.

Por lo tanto, más de cuatro décadas de amistad y buenas relaciones tanto cuando yo vivía en Torrente, como durante los últimos veintitrés años que llevo viviendo en Burriana y siendo socio del Villarreal en honor a él.

Recibe un abrazo muy fuerte y la mejor de las sonrisas, como las que intercambiábamos, tú desde el palco del Mini Estadi y yo al salir por la bocana de debajo cada vez que jugaba el Villlarreal B en su campo, ya que en los últimos años, he coincidido mucho más en el Estadio de la Cerámica con tu hijo Ángel y familia, con tu hermana Elisa y tu cuñado Mariano que contigo, pero siempre sabía que podría contar contigo y tu conmigo si nos necesitábamos.

¡Hasta que Dios quirea, amigo!