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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:51

Dos orejas en la Corrida de Rejones de la Feria Taurina

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Manzanares emocionó al público con su faena, y sufrió un susto cuando el caballo resbaló y cayó ante el toro

La corrida de Rejones de la Feria de la Magdalena 2015 se saldó con dos orejas, y algunos momentos brillantes. Seis toros de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez, para seis rejoneadores: Fermín Bohorquez, Rui Fernándes, Sergio Galán, Leonardo  Hernández, Manuel Manzanares y Luís Valdenebro. Algo más de media plaza para una tarde discreta en la que Manzanares emocionó al público con su faena, y sufrió un susto cuando el caballo resbaló y cayó ante el toro.

Esperanza Molina/Castellón Información

La Plaza de Toros de Castellón celebró hoy, la Corrida de Rejones de la Feria Taurina de la Magdalena, con toros de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez, para los rejoneadores: Fermín Bohorquez, Rui Fernándes, Sergio Galán, Leonardo  Hernández, Manuel Manzanares y Luís Valdenebro.

Poco más de media plaza para una tarde que no llegó a cuajar las faenas, pero, aun así, consistió en otorgar dos orejas, una  a Leonardo Hernández y otra a Manuel Manzanares.

El primero de la tarde, un toro negro, que respondía al nombre de ‘Bombonazo’ y de 569 Kg, fue lidiado por Fermín Bohorquez. Algunos momentos buenos. Discreto. Vuelta al ruedo.

El segundo, Portón, negro también, de 595 KG, fue para Rui Fernándes. Intentó lucirse con el caballo, pero no acertó con el rejón. Aplausos.

Tercero, Langostino, de 540 KG, para Sergio Galán. Faena pobre que no consiguió calentar al público. Entró bien a matar, pero el toro se resistió a doblar y acabó desluciendo una faena que el público habría valorado. Aplausos.

Bien por el cuarto, Malagueño de 567 Kilos.  Un toro negro. Como sus compañeros, muy bonito y muy veloz. Leonardo Hernández supo aprovecharlo. Poco a poco, la plaza, fría, se fue poniendo a tono. Con las banderillas supo lucirse y sacar de su caballo las cabriolas más bonitas. Mató al segundo rejón, pero la plaza tenía ganas de trofeos y arrancó, a regañadientes del presidente, una oreja. Pero no más.

Llegaba el quinto, Junerito, de 578 Kilos. Manuel Manzanares, que lucía luto por la muerte de su padre, tenía ganas de agradar y no eludió esfuerzos para ello. Manejo al caballo como quiso, arriesgó, levantó a la plaza... Pero justo antes de entrar a matar y cuando toro y toreo giraban en revolera, el caballo derrapo, se desestabilizo y cayo de lado. Manzanares, de un salto se puso a salvo. El caballo quedo a merced del toro, pero el astado no llego a cornearlo y salto por encima de él. Conmoción en la plaza.

Pasado el susto del animal y su montura, Manzanares entró a matar. No lo consiguió a la primera y hubo de rematar. El público le premió con una oreja pero además pidió la vuelta al ruedo de Manzanares y del caballo, que apenas cogido por una correa,  siguió fielmente a su dueño hasta que el rejoneador lo soltó y se fue solo a corrales, con el aplauso del público.

Luís Valdenebro se enfrentó al sexto, Rotito de 566 Kilos, de mucha fuerza, que estuvo de todo menos colaborador. Valdenebro, valiente sobre el caballo, intentó lidiarlo de todas las formas posibles. El público le agradeció sus esfuerzos para sacar una faena aceptable. Pero llego la hora de matar y aquí Valdenebro entró hasta con cuatro rejones poco afortunados. El público pedía al rejoneador que rematara al animal a pie. Valdenebro se resistís y llegaron los silbidos y dos avisos. Obligado por la plaza finalmente Valdenebró descabalgó, pero no se entendió con la puntilla. El toro, que había conservado su fuerza, se convirtió en un verdadero colador. Parte de la plaza se enfureció por la falta de habilidad del rejoneador y comenzó a abandonar la plaza.