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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 15:27

De manos, Piqué y Copas

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Daniel Bernat. Especialista en series y aficionado del Villarreal.

Ha empezado el año entretenido para el Villarreal. Tras cerrar el mes de diciembre con grandes sensaciones, y las esperanzas puestas en las tres competiciones, en una semana en la que se han concentrado tres partidos, la parroquia amarilla ha vivido un torbellino de emociones, cosechando su equipo los tres resultados que pueden darse en fútbol: victoria (vs Levante), empate (este domingo frente al Atlético), y derrota (contra el Sporting en Copa). De la alegría y las ganas de ir a por todas, a un varapalo inesperado en el torneo copero, para concluir con un punto agridulce, con polémica incluida.

Y vamos a empezar por lo más reciente precisamente. Yo ya no sé qué pensar del arbitraje. Intento darles el beneficio de la duda a los que dirigen un encuentro de fútbol, que sé que no debe ser nada sencillo, porque no solo tienen que aplicar el reglamento, sino que tienen que lidiar además con los egos de los jugadores, algunos haciendo méritos para ser futuros actores de teatro o cine, además de la presión que pueda ejercer el público en cada estadio. No obstante, esos factores externos que condicionan al colegiado en el fragor del encuentro, no creo que sean decisivos para los que están delante de la pantalla en la sala VOR, VAR, o en el BAR directamente. Por lo tanto, yo necesito que me expliquen con detalle dónde ven mano en el gol anulado a Parejo.

Yo soy defensor del VAR y de la implantación de la tecnología en el fútbol; creo que es necesario para mejorar en algunas situaciones que, sin esta herramienta, ocasionarían que este deporte fuera injusto en según qué acciones. Por poner un ejemplo que todos recordaréis: con VAR, el gol de Morientes en los cuartos de final del Mundial de Corea de 2002 hubiera subido al marcador y casi con toda seguridad hubiera supuesto el pase de España a las semifinales. Dicho lo cual, una cosa es estar a favor de la tecnología, y otra de los señores que pulsan la tecla.

La tecnología, en esencia, no es algo malo. No hubiéramos llegado a la forma de vida actual sin los avances en ciencia que se han ido sucediendo con el paso de los siglos, aunque no siempre estos descubrimientos han sido empleados para el bien, por desgracia. El VAR en el fútbol no es el problema; lo malo es quién se encarga de mirar por el monitor, o las órdenes que reciban de instancias superiores, para decidir qué acción es punible y cuál no, y a qué equipo mirar de una forma distinta al resto, y con cuáles hacer la vista gorda, con todo lo que puede implicar. Mientras haya intereses, de una índole u otra, el VAR en España está infectado desde su esencia, y jamás será completamente justo, porque las decisiones deben tomarse para favorecer a unos pocos, en vez de impartir justicia de manera ecuánime. Solo analizándolo desde el peor punto de vista se puede llegar a la conclusión de que alguien considerara desde la sala del “BAR” que Parejo le da con la mano en su gol, porque cualquier otra explicación racional echa por tierra cualquier otro argumento.

Y de manos que no fueron, por las que sí fueron y se decidió mirar para otro lado; y aquí entraron Emery y Piqué. El técnico vasco del Villarreal, encendido como una tea como la mayor parte de seguidores amarillos, y un tipo de sangre caliente, pecó de algo con lo que me puedo sentir identificado, porque a mí me ha pasado alguna vez: no cerrar el pico antes de decir algo de lo que puede llegar a arrepentirse. ¿Estaba equivocado? En absoluto. ¿Era el momento para traerlo a colación? Quizá no. Las manos de Piqué eran, y el central del Barcelona es un prepotente, engreído, y sabe que está en una posición de poder e influencia suficientes como para meterse donde no le llaman y que le aplaudan por ello (incluyo de la misma manera todo lo concerniente al Real Madrid-Valencia del sábado, y su tuit correspondiente). Emery puede que no hiciera bien en recuperar ese caso, pero el catalán podría haber tenido la elegancia suficiente como para dejarlo correr; pero claro, él no es así. Yo a Gerard le recomendaría que fuera pensando en su jubilación, que seguro que tendrá mejor pensión que la que puedan llegar a tener mis padres o yo mismo (solo hay que echar un vistazo a su nómina), e invierta el tiempo, no sé, en criar a sus hijos para que sean mejores personas que él, o se dedique con su colega Ibai a pasarse globos por una habitación.

Y último, pero no menos importante, la Copa de Su Majestad el Rey. Aunque el Submarino lleve incluido el término “real” en su denominación, yo creo que son republicanos, porque sino no se explica el desprecio intrínseco a esta competición. Lo del día de Reyes (anda, qué casualidad) fue como asistir a un flashback de esos que salen tanto en las series que veo, con un Villarreal al que le pasan por encima conjuntos como el Poli Ejido o el Mirandés, en épocas en que la indolencia era la tónica habitual en muchas salidas de los amarillos, y en la Copa más todavía. En la etapa de Emery, se nota mucho cuando tiran un partido a la basura; solo tenéis que comparar el rendimiento de sus jugadores frente al Levante y al Atlético, con el que desempeñaron ante el Sporting, nada que ver. Las bajas en estos dos últimos partidos eran las mismas, y en el duelo contra los del Cholo, el club presidido por Fernando Roig dominó la mayor parte del encuentro, empequeñeciendo a los colchoneros. ¿Les puede venir bien la eliminación? En ciertos aspectos, sí. Pero nunca es positivo que un club malogre una oportunidad de título, porque, sí, quizá no eran favoritos, pero la suerte de los cruces nunca se puede saber, y tal vez hubiera deparado un cuadro favorable; pero eso ya es ciencia ficción, como el hecho de que gente como Raba o Mario sigan luciendo la elástica amarilla, pero eso ya es un tema para otro día.