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miércoles, 8 de mayo de 2024 | Última actualización: 23:16

‘A guanyar diners’

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Santiago Beltrán. Abogado.

Cuando Joan Monleón se convirtió en icono de una televisión insustancial y casposa, con su ‘a guanyar diners’, poco podría imaginarse que con el paso del tiempo el título de su programa de entretenimiento era el prólogo y a la vez el resumen de una historia que nunca debió comenzar y que ahora por fin termina de muy malos modos. Porque con la RTVV muchos han ganado dinero a espuertas y sobretodo la han utilizado para sus propios intereses, siempre espurios, nunca nobles. RTVV ha sido, como todas las televisiones autonómicas, un instrumento político en manos del gobierno de turno, y siempre a costa y a cargo de nuestros impuestos, esos mismos que no alcanzan para mantener un insostenible estado del bienestar, que casi es mas ‘bien estar’ de unos pocos y malestar de la mayoría, donde todo vale y todo es gratis, aunque nos consiga arruinar.

Me parece cínico y demagogo que se pretenda justificar la existencia de un medio de comunicación, travestido en un saco sin fondo, con base a la defensa de una lengua y una identidad propia, la de un pueblo que no es capaz de identificarse a si mismo y donde hay gresca, barullo y confusión para dar con la tecla adecuada que nos permita saber si somos reino, país o comunidad.  Si la identidad nos la debe dar un medio que nadie ve ni escucha, que todos criticamos e incluso  despreciamos (ahora observamos con estupor que hasta los mismos profesionales que la realizan opinan así), donde la lengua propia no parece un símbolo natural de nuestra personalidad sino una imposición política, un lugar donde el estandarte fue una ‘tómbola’, escrita y representada en la ‘llengua dels forasters’, origen y causa fundamental de la telebasura actual, lo mejor que podíamos hacer con él, por dignidad y sobretodo por motivos económicos, es enterrarlo y echarle cal viva.

Que nos expliquen los políticos de izquierdas, que se volvieron ‘bojos’ cuando se dejó de emitir aquí la televisión de Catalunya, con la excusa de que era la única esperanza para nuestra lengua y cultura, puesto que RTVV era la televisión blavera y facha, de una derecha españolista y retrasada, porqué ahora se rasgan las vestiduras, cuando, precisamente, se le echa tierra encima. Sencillamente es de aurora boreal.

Lo honesto es decir la verdad, y lo único cierto es que no podemos aceptar que un medio público de comunicación, que se supone ha de ser garantía de entretenimiento, cultura, información plural, abierta e independiente, y sostenible económicamente, sea todo lo contrario, aburrida, lerda, sin audiencia, manipulada y una absoluta ruina. ¿De verdad queremos sostener unos medios de comunicación, que a cambio de no darnos nada (o casi nada) nos suponga una deuda total de mil cuatrocientos euros, aproximadamente doscientos  millones de pérdidas anuales, con un cinco por ciento de audiencia y con más empleados que la BBC?

O no rijo bien o quienes pretenden mantener este paquidermo, pródigo y manirroto, nos quieren seguir tomando el pelo como a estúpidos y patanes.

Queremos una televisión y una radio pública valenciana, pero no que la dirijan estos políticos que tenemos, y como esto es una quimera absoluta, mejor es ponerle el epitafio y que descanse en paz.

Nuestros bolsillos y nuestra inteligencia saldrán ganando.